Seis muertos en un choque frontal de vehículos en la localidad toledana de Polán
01/10/2010 - 09:45
Por: EUROPA PRESS
Marimar fue con sus dos hijos esta mañana de Gálvez (Toledo) a Getafe a recoger a su hermana y a su madre para que pasaran unos días de verano en el pueblo; de regreso, en la última recta, su coche chocó de frente contra otro que estaba adelantando conducido por un joven constructor. Han muerto los seis.
Marimar era una mujer trabajadora de 39 años y recién divorciada que vivía con su hija de 9 años y su hijo de 4 en el número 25 de la calle Totanés, la misma casa a la que se trasladó hace unos once años cuando llegó desde Getafe a este pueblo para trabajar como empleada en el Ayuntamiento.
Ese consistorio tiene ya las banderas a media asta y con crespón negro porque ha decretado dos días de luto oficial por la muerte de las cinco personas de esta familia en un pleno extraordinario celebrado sobre las 14.00 horas, cuatro horas después del suceso.
En esos momentos los concejales acababan de conocer que la hija de Marimar, la única de los seis que no murió en el acto porque salió despedida del coche, también había fallecido en el hospital toledano al que fue trasladada.
Según la Guardia Civil, el adelantamiento probablemente era antirreglamentario y además debió conjugarse con una distracción.
Ocurrió en una larga recta de varios kilómetros que une Polán con Gálvez, a 24 kilómetros de Toledo, en un punto de la carretera CM-401 en el que no hay cambio de rasante y existe un arcén de un metro antes de una cuneta.
Un Citroën C-4 era el vehículo que conducía Javier, un joven gerente de una pequeña empresa de construcción, que era de la localidad cercana de La Puebla de Montalbán, casado y con dos hijos, mientras que los cinco miembros de la misma familia viajaban en el Seat Ibiza rojo de Marimar, quien, según explican sus vecinos, conducía con frecuencia.
Marimar trabajaba en una empresa de servicios tanatorios en varios pueblos de Toledo, explica a EFE una de sus amigas, quien cuidaba a veces de sus hijos cuando ella tenía que hacer algún desplazamiento.
La casa de Marimar estaba en venta, un cartel lo indica en la única ventana que da a la calle Totanés, y José Antonio, que vive en el portal de al lado, el 27, dice que precisamente el problema de con quién dejar a los niños desde que se separó le había hecho pensar en regresar a Getafe, donde nació en una familia oriunda de Extremadura.
En Getafe vive ahora su ex marido, su hermano y sus padres, quienes cuidaban de su hermana, que también ha muerto hoy en el accidente.
Tenía unos veinte años y era deficiente mental, relata Juliana, otra vecina del barrio del camino a Cuerva, próximo al cementerio de Gálvez.
"Estoy temblona desde que me he enterado", confiesa apenada otra mujer que coincide con sus vecinas en lo "maja y trabajadora" que era Marimar.
Lamentan especialmente la muerte del niño y de la niña, quien iba a comenzar en septiembre quinto de Primaria, explica serio Manuel, un chico de su edad.
El alcalde, Manuel Fernández, contiene las lágrimas cuando atiende a periodistas y recuerda que Marimar fue empleada municipal y era querida en el Ayuntamiento.
Poco le faltó para ser testigo del accidente, porque regresaba de Toledo cuando al llegar a Gálvez vio una polvareda y presenció los instantes posteriores al accidente en el que seis personas han perdido la vida. EFE
Ese consistorio tiene ya las banderas a media asta y con crespón negro porque ha decretado dos días de luto oficial por la muerte de las cinco personas de esta familia en un pleno extraordinario celebrado sobre las 14.00 horas, cuatro horas después del suceso.
En esos momentos los concejales acababan de conocer que la hija de Marimar, la única de los seis que no murió en el acto porque salió despedida del coche, también había fallecido en el hospital toledano al que fue trasladada.
Según la Guardia Civil, el adelantamiento probablemente era antirreglamentario y además debió conjugarse con una distracción.
Ocurrió en una larga recta de varios kilómetros que une Polán con Gálvez, a 24 kilómetros de Toledo, en un punto de la carretera CM-401 en el que no hay cambio de rasante y existe un arcén de un metro antes de una cuneta.
Un Citroën C-4 era el vehículo que conducía Javier, un joven gerente de una pequeña empresa de construcción, que era de la localidad cercana de La Puebla de Montalbán, casado y con dos hijos, mientras que los cinco miembros de la misma familia viajaban en el Seat Ibiza rojo de Marimar, quien, según explican sus vecinos, conducía con frecuencia.
Marimar trabajaba en una empresa de servicios tanatorios en varios pueblos de Toledo, explica a EFE una de sus amigas, quien cuidaba a veces de sus hijos cuando ella tenía que hacer algún desplazamiento.
La casa de Marimar estaba en venta, un cartel lo indica en la única ventana que da a la calle Totanés, y José Antonio, que vive en el portal de al lado, el 27, dice que precisamente el problema de con quién dejar a los niños desde que se separó le había hecho pensar en regresar a Getafe, donde nació en una familia oriunda de Extremadura.
En Getafe vive ahora su ex marido, su hermano y sus padres, quienes cuidaban de su hermana, que también ha muerto hoy en el accidente.
Tenía unos veinte años y era deficiente mental, relata Juliana, otra vecina del barrio del camino a Cuerva, próximo al cementerio de Gálvez.
"Estoy temblona desde que me he enterado", confiesa apenada otra mujer que coincide con sus vecinas en lo "maja y trabajadora" que era Marimar.
Lamentan especialmente la muerte del niño y de la niña, quien iba a comenzar en septiembre quinto de Primaria, explica serio Manuel, un chico de su edad.
El alcalde, Manuel Fernández, contiene las lágrimas cuando atiende a periodistas y recuerda que Marimar fue empleada municipal y era querida en el Ayuntamiento.
Poco le faltó para ser testigo del accidente, porque regresaba de Toledo cuando al llegar a Gálvez vio una polvareda y presenció los instantes posteriores al accidente en el que seis personas han perdido la vida. EFE