Selas celebra "Las Candelas" el próximo 3 de febrero.

19/01/2018 - 13:44 Oscar Gil

Una matanza tradicional es el plato fuerte que celebrará  Selas, organizado por la Comisión de Fiestas y el Bar de la localidad.

Historia de Las Candelas, por Félix Martínez, alcalde de Selas

Cuando hablas con cualquiera de nuestros abuelos, todos, sin excepción, nos hablan de una fiesta, la mas grande según sus propias manifestaciones, que venía celebrándose invariablemente el dia 2 de febrero de cada año. En esta fecha, se producía la culminación de un periodo que se alargaba invariablemente todo el año. Cinco días antes1, se procedía a la convocatoria oficial de “los mozos”- solteros de mas de 16 años de edad- (la edad no tenía relación alguna con la mayoría de edad legal) sino que la pertenencia a la clase de “mozo” era la superación de una prueba de fuerza consistente en la carga sobre los hombros de una “talega” (1) cargada de trigo, sin ningún tipo de ayuda exterior. 

La llamada a mozos: La convocatoria tenia lugar en las primeras horas de la noche a toque de cuerno de caza, utilizando bien, a un cuerno de vacuno habilitado convenientemente para este fin, o una caracola marina. Su asistencia era obligatoria, bajo pena de multa, normalmente consistente en el pago de un cuartillo de vino. 

Unos quince días antes, daban comienzo al inicio de las celebraciones, con el nombramiento de “autoridades” esto es, con el nombramiento a mano alzada de un ayuntamiento paralelo al legalmente asistente, con alcalde, concejales, juez y alguaciles, si bien, estos últimos no eran nombrados por elección sino que este cargo correspondía a los nuevos mozos entrados en el último año, quienes durante las fiestas y luego durante el resto del año, eran los encargados de hacer todo tipo de recados y de servir al resto de los mozos. El alcalde y concejales, durante la semana de fiestas, representaban de hecho la verdadera autoridad del pueblo, con la connivencia de la autoridad legal. El juez, era el encargado de ejecutar las órdenes dadas por el alcalde y concejales y que voluntariamente no eran cumplidas por el mozo o el conjunto de ellos que no lo hicieran. Las penas consistían primordialmente en el pago de determinadas cantidades de dinero o en el pago de algun o algunos cuartillos (2) de vino y en algunos casos extremos, en la imposición a los infractores de un número determinado de “latigazos” con la fusta realizada por una verga de toro conocida popularmente como “berbajo” o “vergajo” secado convenientemente y formando con él un trenzado redondo y de una extensión de unos 50 o 60 centímetros y que el juez portaba como signo de autoridad, por lo que de hecho, los mozos debían de mantener en todo momento una disciplina cuasi militar, ya que debían de obedecer al alcalde y concejales en los aspectos mas nimios; cualquier intento de indisciplina, tanto de palabra como de obra, alteración del orden durante las comidas, en las reuniónes o asambleas, el no acompañamiento a la “ronda” o hasta hurgar con el dedo en la nariz, eran castigados mediante la imposición automática de una multa que en caso de impago, era ejecutada por el juez. 

En los días de celebración, esta “autoridad” iba ataviada con la prenda típica –capa parecida a la española con faldón mas largo y sombrero de ala ancha. Iba acompañada invariablemente por la ronda y por el resto de los mozos, haciendo recorrido de las calles del pueblo, solicitando de sus habitantes las viandas que voluntariamente eran entregados por éstos a los alguaciles. Estas consistían primordialmente en huevos, tocino, patatas, aunque tampoco faltaban ajos, cebollas, legumbres o cualquier otro alimento o condimento que sirviera para la elaboración de una fraternal comida o cena