Sergio Dalma reunió a varias generaciones de alcarreños en la Pista de la Niña
15/09/2012 - 14:33
Por segunda noche consecutiva, aunque con menor afluencia y aglomeración que en el concierto anterior, los alrededores de las pistas de la Fuente de la Niña, se convirtieron en la noche del viernes en el punto de encuentro de miles de guadalajareños.
La cita: el segundo concierto de Ferias ofrecido por Sergio Dalma. Pasaban pocos minutos de las 23.00 horas de la noche, cuando el artista catalán salía al escenario entre los gritos y los aplausos de miles de personas, niños, jóvenes y mayores, de todas las edades, que lo esperaban impacientes. Vestido con pantalón y chaqueta negra y camiseta blanca, empezó su actuación con su versión de La cosa más bella, de Eros Ramazzoti.
A esta le siguieron Senza una Donna, Yo Caminaré y Bámbola, antes de que el artista catalán se dirigiera al público alcarreño, aunque este ya estaba dando lo mejor de sí, coreando de principio a fin cada una de las canciones. Su primer acercamiento fue para dar gracias por estar nuevamente en Guadalajara, después de su paso por el teatro Buero Vallejo con su Vía Dalma I. Poco a poco fue conquistando al gran público no solo con sus canciones sino también con su cercanía y su sencillez, que fue mostrando a lo largo de las casi dos horas de concierto, y al que los alcarreños respondieron entregándose y coreando sus canciones hasta el final, tanto sus versiones italianas recogidas en Vía Dalma I y II, como las más populares y conocidas de sus discos anteriores.
Así empezaba una travesía por el Mediterráneo, en el gran barco en el que se convirtió el escenario, cuidadosamente decorado para la ocasión, de manos de Sergio Dalma, el hombre de las baladas, que volvió a enamorar a las fans de sus inicios en los años 90 y a las que lo han descubierto en los últimos años y lo siguen de forma incondicional. Soy una italiano fue la clave para sumergir a todos los pasajeros en este crucero por las canciones italianas de toda la vida, que el artista catalán ha vuelto a poner de actualidad y con las que ha cosechado grandes éxitos. Mi historia entre tus dedos y Bella Sin Alma siguieron la estela clásica, melódica y lenta de esta primera parte, que se rompió cuando empezaron a sonar los primeros acordes de El Mundo, en el que el público, que hasta el momento no había parado de bailar y corear sus canciones, lo hizo con mucha más fuerza. Pero sin duda, uno de los grandes momentos llegó con Yo no te pido la luna, tema italiano por excelencia, que sirvió para unir desde la primera a la última generación de fans que se dieron cita en las pistas de la Fuente de la Niña, y al que le siguió otro de los grandes clásicos, controvertido por su contenido, pero también uno de los más esperados: Jardín Prohibido.
PENSANDO EN LOS DEMÁS.
Mientras el crucero seguía viento en popa por las costas italianas, el artista quiso tener un recuerdo, muy valorado, para todos los que están pasándolo mal en la actual situación económica y que reconoció, está afectando a todos los sectores, también al de la música. La fuerza de la vida fue un mensaje de esperanza y ánimo para todos y una muestra de la calidad humana de este artista, que completó con Te amo, dedicada a todos los extranjeros que viven en nuestro país y a sus seguidores más fieles.
Fue en ese momento cuando el gran barco de canciones italianas llegó a puerto y atracó, pero la tripulación y los pasajeros continuaron en su interior, esta vez, para hacer un repaso por la extensa discografía del artista y que sin duda cosechó tanta entrega y dedicación por parte del público o más, que con sus versiones italianas. El artista echó la vista atrás, reconoció que el tiempo pasa muy rápido, pero lo importante es que estamos aquí, y así lo dejó claro en Y la vida pasa.
Esta parada técnica hacía presagiar que, poco a poco, la estancia en este gran barco iba llegando a su fin, pero los guadalajareños querían más. Cuidaré, La vida empieza hoy y Tú dieron paso a la que parecía la última canción, Gloria, con la que el artista se despidió, pero no era un adiós definitivo.
?La gente seguía esperando sus clásicos, y tras un pequeño parón, Sergio Dalma no defraudó. Los esperados temas llegaron. Sus clásicos de los 90 ofrecieron un final apoteósico de un concierto muy intenso, en el que el cantante volvió a demostrar que es un gran artista y uno de los más queridos de nuestro país, que ha conseguido seguir manteniendo su atractivo tanto físico como musical a pesar del paso de los años, y conquistar a las nuevas generaciones. Solo para ti, Esa chica es mía y Bailar Pegados así lo demostraron. ?
?Y como lo bueno se hace esperar, esta vez hasta el último momento, el artista catalán cerró su actuación con la mítica Galilea, con la que el público volvió a vibrar y a dar todo de sí consciente de que esta vez sí había llegado el final de un gran concierto.