Sigüenza bien vale una misa
La eucaristía, concelebrada por unos diez sacerdotes, y presidida por el obispo Atilano, resultó bonita.
Numerosos han sido los estudios, artículos, reportajes y libros publicados sobre la Catedral de Sigüenza, que celebra este año el 850 aniversario de su consagración al culto. Su belleza, majestuosidad y variados estilos saltan a la vista y nada podemos añadir que no haya quedado ya escrito por sabias plumas como las de nuestros buenos amigos el canónigo Felipe Gil Peces Rata, que tiene un buen número de publicaciones, el cronista provincial, Herrera Casado o el poeta Francisco Vaquerizo que probablemente sea el autor del último, un poemario de venta estos días, como lo está la medalla jubilar cincelada por el maestro en este arte, el único, posiblemente, que queda en España, Mariano Canfranc Lucea. El domingo fue una alegría verle por televisión, acompañado de su mujer Toñi, en la misa retransmitida desde la capilla mayor, que vino precedida de un reportaje que exhibió a todo el país la inmensidad de este monumento.
El Año Jubilar, tal y como resaltó durante la emisión el deán Jesús de las Heras, igualmente amigo y además colaborador en Nueva Alcarria desde hace más de treinta años, está sirviendo, como ‘Atempora’ o, aunque con menor repercusión, la muestra sobre el cardenal Cisneros, para fortalecer las marcas ‘Catedral’ y ‘Sigüenza’. La eucaristía, concelebrada por unos diez sacerdotes, y presidida por el obispo Atilano, resultó bonita por las ofrendas, los cánticos y la música de órgano a cargo de Juan Antonio. A través de la pequeña pantalla tuvimos la ocasión de ver a personas a las que apreciamos como las monjas Ursulinas, congregación que ha recibido numerosos homenajes por sus doscientos años de enseñanza, o Epifanio Herranz, que a sus ya 90 años se revistió para acompañar en el altar a sus compañeros sacerdotes, sin olvidar al alcalde José Manuel, que hizo la primera lectura, concejales del Equipo de Gobierno o la cronista seguntina, Pilar Martínez Taboada, entre otras personas a las que no tenemos espacio para citar.
Nos emocionaron esos primeros planos de la Virgen de la Mayor, a la que tenemos especial devoción, así como contemplar de nuevo El Doncel, uno de los monumentos funerarios más bellos de España, la Sacristía de las Cabezas o el retablo plateresco. Sigüenza bien vale una misa. Allí tenemos una parte de nuestro corazón e invitamos a visitarla y disfrutar de su arte, sus calles y su rica gastronomía.