Sonic 2: Una historia personal

04/05/2022 - 19:50 J. Pastrana

Hay películas que permanecen ligadas a la vida de uno. Sonic 2, ya está cosida a la mía.

El primer recuerdo que tengo de una película en televisión es de Quién puede matar a un niño. Seguramente no fue la primera que vi, pero la imagen de aquellos tiernos infantes jugando a la piñata con un cadáver se me quedó grabada en la memoria. Ni cinco años debía tener entonces y aún hoy me pregunto si no sería un trailer de televisión, porque no eran mis padres de dejarme ver cualquier cosa.

Siendo aún niño, tuve una tremenda peritonitis. Vomité en el suelo del salón mientras veíamos Superdetective en Hollywood 2. Me operaron de urgencias en Madrid y cuando recibí el alta pasamos la noche en casa de mi abuela. Mi padre llevó allí el primer vídeo que hubo en mi familia. Aquella noche grabamos un capítulo de El Fugitivo. Al día siguiente alquilamos Loca Academia de Policía IV.

La primera película que vi con mi mujer en el cine fue Cisne Negro. La primera que me puso en casa, Once. La primera que le puse yo, Muerte entre las flores. El día que le dije que la quería estaba enfermo, con fiebre, acabábamos de ver Los Mundos de Coraline. Cuando fuimos a la India a conocer a nuestro Nico, cada noche veíamos un capítulo de la nueva versión de Sabrina, la de Netflix. El día que un test de embarazo nos adelantó que íbamos a ser padres de una Inés, el que estaba malo era Nico. Yo intentaba que viera los Rescatadores en Cangurolandia sin demasiado éxito.

Nico es nervioso. No para nunca quieto y mientras juega tiene puesta la tele como quien tiene la radio cuando plancha, de fondo. Acaba de cumplir cuatro años. Muy pequeño para ir al cine, me dijeron. Ha visto en la tele Frozen y Aladdin. También Taron y el caldero mágico. Pero el cine, ¿una sala grande y oscura en la que tenía que pasar dos horas sentado y callado? ¿Mi Nico?

Pagué la entrada asumiendo que en media hora estaría saliendo con él de la sala, pero fue a los 5´ cuando, al aparecer en pantalla una panorámica nocturna de San Francisco (creo), le escuché exclamar con una respetuosa voz de asombro: “Hala”.

Nico pasó dos horas calladito y de lo más formal en su butaca mientras el erizo azul hacía chiste sobre pedos y correteaba por todas partes con otros dos simpáticos bichejos digitales, enfrentándose a un Jim Carrey de lo más Jim Carrey. James Marsden, el pobre, parece un meme de sí mismo, pero a Nico eso le dio igual.

Eso es Sonic 2 para mí, la primera película que vi en el cine con mi hijo. Poco más puedo decirles de ella con objetividad. Solo insistir: yo creía imposible que se pudiera mantener a este niño en un educado rol de espectador durante dos horas. Algún mérito tendrá la película.