Sueños de primera mano

09/02/2015 - 16:09 Javier Pastrana Margüenda

Avisaba Jorge Blass, el director artístico de este festival, que uno de los puntos fuerte de la gala Magia de Cerca era precisamente la proximidad. No le faltaba razón. Una cosa es que te vuelvan loco desde la distancia, sobre un escenario, y otra es que lo hagan justo enfrente de ti, mientras juegas sin éxito a intentar ser el más listo y coger el truco. Es entonces cuando todo lo aprendido en las películas, aquella evidencia de que los ilusionistas siempre te hacen mirar donde no pasa nada, se vuelve absurda, por fortuna, porque hay algunos casos en los que lo más inteligente es dejarse llevar.
Los magos ofrecieron impactantes trucos ejecutados a pocos metros del espectador
Además de los entresijos de su misterioso arte, Alberto Figueiredo y José Luis Rubiales demostraron conocer otra de los motores necesarios para llevar a buen puerto este tipo de espectáculos, el humor. Con la Sala Tragaluz sin butacas libres, tenían un centenar de espectadores pendientes de ellos. Figueiredo apostó por el dinamismo y la irreverencia, aunque siempre con una cercanía cómplice, y tocó el cielo con su habilidad para hacer magia con un cubilete y cuatro dados. José Luis Rubiales, menos histriónico, apostó por la numismática. Escondido bajo la apariencia de un tipo bonachón, la rapidez de sus manos, apreciada gracias al uso de una cámara de video y una pantalla gigante, dejó boquiabiertos a los espectadores. El dinamismo de la actuación y la capacidad para conectar con el público salieron perdiendo en la comparación con Figueiredo, aunque su habilidad de manos resultase más sorprendente. Magia casi de salón, en ambos casos. Ilusión de carne y hueso para recordar a los espectadores que los sueños son más sueños cuando se viven de primera mano.