Tóxico y aparatoso incendio en el gimnasio Aylú de la capital

01/02/2011 - 13:37 Virginia Bodega

 
A mediodía del pasado domingo, el gimnasio Aylú, situado en la calle Julián Besteiro, registró un aparatoso incendio que afectó, principalmente, a uno de sus vestuarios. Aunque se desconoce la causa del fuego, los bomberos de Guadalajara –que sofocaron el incendio y desalojaron a los vecinos– y los propios propietarios de las instalaciones consideran que pudo ser un cortocircuito lo que motivó el suceso. En el interior del gimnasio se trabaja para reanudar la actividad mañana mismo, miércoles, eso sí, de momento con un solo vestuario.
El gimnasio Aylú, situado en la calle Julián Besteiro, sufrió el pasado domingo un aparatoso incendio que, sin embargo, no produjo daños humanos, aunque sí perjuicios en las instalaciones del centro deportivo, concretamente en uno de sus vestuarios, donde se localizó el foco del incendio. Los Bomberos de la capital recibieron el aviso, procedente del servicio de emergencias 112, hacia las 12.30 horas. Hasta el lugar se desplazaron inmediatamente dos dotaciones, dado el intenso humo negro que salía de las ventanas del gimnasio, que hacía presagiar un suceso de mayor trascendencia, como explicaba ayer la concejala de Seguridad en el Ayuntamiento de Guadalajara, María José Agudo. Todo quedó finalmente tan sólo en un pequeño susto. Según las explicaciones de la propia edil, y después de conocer el informe elaborado por los Bomberos de la capital, el color y olor del humo se debió a que el foco principal del incendio se localizó en el cuarto de sauna, fabricado en madera barnizada, fibra de vidrio y materiales plásticos. “Fue un incendio con mucha carga de calorías, lo que hizo que los bomberos tuvieran que hacer varios relevos”, en palabras de Agudo. En este punto, María José Agudo pone de manifiesto “la peligrosidad” del incendio y “la gran actuación y el trabajo de los bomberos de la capital”, que lograron sofocar las llamas hacia las 15.00 horas y gracias a la ayuda de sus dos vehículos –la bomba de 4.000 litros y el brazo–. Hasta el lugar de los hechos también se desplazó la Policía Local, que veló por la seguridad en la zona. De hecho, los bomberos tuvieron que desalojar a los vecinos del bloque, de seis plantas –las dos primeras, ocupadas por el propio gimnasio–, por precaución y para evitar que inhalaran humo tóxico. Algunas de ellas se encontraban en el propio gimnasio, en una planta superior, tomando un cursillo privado, aunque nadie sufrió intoxicaciones ni heridas. La causa, aún por concretar Aún no se ha determinado cuál pudo ser el origen del incendio, a falta de que la Policía Científica visite la zona incendiada –que sólo ocurrirá en el caso de que los propietarios denuncien los hechos–. Sin embargo, tanto la concejala como uno de los propietarios del gimnasio, José Andrés Merino, consideran que pudo deberse a “un cortocircuito”. Por su parte, Pepe Merino, padre del anterior y también propietario del centro deportivo, explicaba que la espectacularidad del incendio se debió también a que ardieron varios kimonos –trajes para practicar artes marciales–, cuya fibra produce un humo muy intenso. No obstante, Merino reconoce y agradece “la sangre fría” de las personas que se encontraban en el interior del gimnasio en ese momento, pues en cuanto olieron a humo en el vestuario, abrieron las ventanas del mismo y cerraron todas las puertas que lo comunican con el interior de las instalaciones, de modo que el incendio no se propagó al resto del gimnasio, sino que salió hacia fuera, afectando sólo al vestuario donde se originó. Mañana, vuelta a la normalidad A pesar de haber sido “un incendio muy aparatoso”, como reconoce Merino, lo cierto es que en el interior del gimnasio se trabaja sin descanso para que sus instalaciones estén listas para abrir a sus usuarios cuanto antes. El propietario considera que mañana mismo, miércoles, y sólo tres días después del suceso, el centro podrá reanudar su actividad normal, pues, principalmente, los daños se concentran en uno de los vestuarios, mientras que el resto del local sólo ha sufrido el impacto de la suciedad y el olor. “Tendremos que apañarnos con un solo vestuario de momento”, comentaba ayer Merino, mientras coordinaba los trabajos de limpieza y restauración, con su teléfono móvil, a las puertas del gimnasio Aylú, “pa ra que la gente pueda seguir con su plan de entrenamiento sin ningún problema”.