Últimos días para visitar la exposición de Máximo Robisco en Sigüenza

19/08/2020 - 11:53 Redacción

Un total de 35 cuadros recuerdan su trayectoria pictórica, una pintura original, comprometida con la vanguardia. 

Del 15 al 20 de agosto Sigüenza homenajea al artista seguntino Máximo Robisco con una exposición. La tercera muestra pictórica organizada por la Asociación Sigüenz(A)rte en colaboración con el Ayuntamiento del municipio. Un total de 35 cuadros recuerdan su trayectoria pictórica, una pintura original, comprometida con la vanguardia, en su mayor parte óleos sobre tabla. 

La alcaldesa de Sigüenza, Maria Jesus Merino, estuvo presente en la inauguración, igual que en los anteriores actos, dedicados a Teresa García y Emilio Fernández-Galiano. Allí agradeció a Sigüenz(A)rte su iniciativa, “que está siendo para muchos una magnífica forma de conocer el arte seguntino”, y subrayó la excelente disposición de la familia Robisco que facilitó las obras. La alcaldesa incluyó el acto  como uno más de la ceebración del IX Centenario de Sigüenza y como un realce de la candidatura a Patrimonio Cultural. “Como siempre digo, la meta está en el camino”, señaló. 

 

 

Por su parte, la concejala de Cultura, Ana Blasco, destacó la trayectoria pictórica de Máximo Robisco y recordó su vinculación con el Grupo El Paso, “generador de la contracorriente cultural que necesitaba España entonces”, y destacó la expresividad de sus pinturas negras.

Javier Fúnez, el responsable por parte de la asociación Sigüenz(A)rte de ‘Pictórica’, mostró su agradecimiento al Ayuntamiento por la colaboración y patrocinio del ciclo, así como a la familia del artista. También quiso recordar su trabajado con el Equipo Crónica y Antonio Pérez, otro ilustre seguntino. “Robisco dominaba Sigüenza, con su mirada pictórica, desde El Torreón, desde su atalaya”, dijo Fúnez. 

Por último, su sobrino, el escritor Julio Robisco leyó semblanza de su tío en el que lo describe como pintor, desde la estima y el conocimiento personal. 

 

Sobre el artista y su obra
Bohemio, autodidacta y rebelde. El pintor pastor, como se le definía entonces, compaginaba su vida laboral con tertulias artísticas, y asistía a exposiciones de pintores que admiraba. Soledad y disciplina autoimpuestas para sostener su voluntad creadora, lo mismo que le hizo alejarse de las grandes galerías que deseaban exponer su obra. 

Al final de sus días, el gran número de dibujos y cuadros dedicados a retratos hará que su apodo cambie a “el pintor de las mil caras”. Aunque, influenciado por la vanguardia, el parecido del retrato con el retratado deja de ser un criterio definidor. Bebe de la geometría y el cubismo de Picasso, que respira en París, y del maestro Kandinsky, en San Petersburgo.

“Máximo Robisco fue quien quiso ser, el pintor pastor que hizo toda su vida cuadros, como si fuesen las hojas escritas que van pasando en la novela de la vida”, terminó Julio.