Un alto en el camino
Por imposición de la costumbre y según nos indica el calendario, los católicos que vivimos en la ciudad, pero que somos de pueblo, solemos viajar por estas fechas a nuestro lugar de origen.
Por imposición de la costumbre y según nos indica el calendario, los católicos que vivimos en la ciudad, pero que somos de pueblo, solemos viajar por estas fechas a nuestro lugar de origen. Es verdad que los que cumplimos esa condición –y lo somos muchos- solemos viajar a nuestro lugar de origen por estas fechas, si no siempre, sí en algunos años de nuestra vida, y en la memoria con una frecuencia mucho mayor. Es verdad que se añora la vida del pueblo, que en ciertos momentos se reproducen en nuestra mente a lo largo del día, y por estas fechas con una frecuencia mucho mayor; escenas pasadas que son hitos a considerar de viejos tiempos, en los que de una u otra manera nos sentimos felices, y hoy nos recreamos haciéndolos volver a vivir, como pasajero recurso. Es verdad que se añora la vida del pueblo, y el simple hecho de tener enclavadas allí nuestras raíces, razón suficiente para arrancar de la memoria vivencias imborrables, pequeños fragmentos de nuestra vida desgastados por el paso del tiempo, que por cualquier motivo surgen al impulso del correr de la vida; y uno de ellos es este alto en el camino primaveral de la Semana Santa, tan importante para cada uno, que en mi caso, como tal vez en el tuyo, nos viene a recordar entrañables momentos de nuestra niñez, cuando éramos todos, cuando estábamos todos, tantos como ahora faltan.
Tiempo oportuno para avivar el recuerdo de nuestro pasado, en tantas cosas tan diferente al momento que hoy nos ha tocado vivir, también con sus encantos, que sin duda los tiene, pero son otros. La vida, al margen de todo lo demás, sigue su curso de manera imparable, una realidad inamovible a la que nos debemos someter, sin echar a un lado la realidad del presente, que también es la nuestra, aunque las cosas hayan cambiado tanto. Nunca nos faltará el hito anunciador de la Semana Santa, tan cargado de mensaje.