Un ‘ecce homo’ con final feliz en Alcocer
María Teresa Cervigón ha pintado la cara de Felipe VI sobre un cuadro de Juan Carlos I para que pueda seguir presidiendo el salón de actos.
Una de las sorpresas que se encuentra el forastero al entrar en la casa consistorial de Alcocer es que su salón de plenos está nada más cruzar la puerta principal. Es un edificio de fachada blanca de un tamaño muy digno para un pueblo que en estos momentos tiene empadronadas a unas 350 personas. Convenientemente protegida la zona de asientos para los asistentes a los plenos y otros eventos que tengan lugar en este acogedor espacio, lo siguiente que llama la atención es el cuadro que preside el salón. El Rey Felipe devuelve la mirada desde este óleo sobre lienzo de una forma enigmática. Es la típica pose de monarca, de pie, con las manos unidas por delante y ataviado con uno de los trajes oficiales para estas ocasiones, concretamente el uniforme de gran etiqueta de capitán general del Ejército de Tierra en la reserva, con fajín rojo y banda azul. Pero hay algo misterioso que se resuelve con la honestidad del alcalde, Borja Castro, que cuenta orgulloso cómo su madre, María Teresa Cervigón, es la artífice de la actualización del cuadro. Porque, en sus orígenes, el rostro de este retrato oficial era el de Juan Carlos I. “Cuando el Rey abdicó y su hijo le sucedió, los responsables entonces del Ayuntamiento metieron el cuadro en el almacén, pues ya no servía para estar colgado en el salón de plenos”, cuanta esta artista multidisciplinar y autodidacta que reconoce llevar “apenas” unos años con la afición a los pinceles de brocha fina.
Esta vecina de Alcocer, cuyo marido era concejal en el Ayuntamiento una vez se produjo la sucesión en el trono, dio un paso adelante con valentía y se propuso un reto. “Le dije al alcalde que me llevaba el cuadro a casa para cambiar el rostro de Juan Carlos I por el de Felipe VI. Si salía como el ecce homo –restauración fallida en el municipio zaragozano de Borja– no lo traía y aquí no pasaba nada. Pero lo intentaría de todas formas”, cuenta no sin humor.
La tarea no fue sencilla, pues confiesa que son las caras y las manos “lo que peor se me da, es algo muy difícil”. Aún así, no tardó mucho en concluir la tarea con éxito. “Lo hice a ratos, cuando tenía tiempo después de comer, y creo que el resultado gusta, al menos la gente está contenta”.
Así que el cuadro volvió a su sitio, con nuevo rostro, el del monarca actual, y con la intención de seguir ahí durante muchos años más. La fotografía oficial que envió Casa Real a todos los ayuntamientos de España tras la subida al trono de Felipe VI tuvo que dejar paso a la pintura, ahora a cuatro manos. Quién sabe si ocupó el lugar que tuvo durante no mucho tiempo en el almacén del Consistorio. “Si algún día alguien borra la cara de Felipe VI, saldrá la de su padre”, explica María Teresa Cervigón, quien, para no confundir a futuras generaciones, dejó pegado detrás del cuadro la fotografía del Rey Felipe en la que se fijó para pintar su rostro.