Un parado de Albendiego viaja este domingo a Grecia para cocinar en los campos de refugiados

14/11/2015 - 16:03 D.Pizarro

Julio García, cocinero en paro, quiere ayudar. La falta de oportunidades laborales le ha empujado a un día a día en el que el tiempo es lo único que le sobra. Pero mientras otros se lamentan de sus desgracias, Julio García, conocido como El botarga de Albendiego, se decidió a aprovechar el tiempo –que es oro– para ayudar a aquellos que están peor que él. Afectado “profundamente” por la situación que están viviendo los refugiados de Siria y otros países del entorno a su llegada a Europa, hace cuatro meses optó por ofrecerse a las diversas ONG que trabajan en los países receptores para colaborar con ellos. “Busque mucho en internet pero lo que me ofrecían algunas organizaciones no me convencía”. No es la primera vez que personas con corazón de voluntario se dan de bruces con la realidad. “Contacté con algunas ONG que están trabajando en Grecia y ACNUR estaba entre las que más me gustaban, aunque me pedían que costeara mi estancia allí y el viaje también corría de mi cuenta”. Sin embargo, estos obstáculos no frenaron su intención de ayudar a los que huyen de la guerra. Y finalmente llegó hasta Bienvenidos  Refugiados España, una plataforma ciudadana que imita a Welcome Refugees de Alemania en ciudades como Madrid, Cataluña, Baleares, Valencia y Andalucía.
    Gracias a ellos, Julio García pudo contactar con los coordinadores responsables de Voluntarios Lesbos, isla griega a la que están llegando gran parte de los refugiados sirios. Algunos cálculos cifran en 21.000 las personas que han llegado desde Turquía a este lugar, muchos de ellos niños, desde principios de año. Así, este vecino de Albendiego determinó colaborar de forma individual, sin el respaldo de una ONG, pero al abrigo de los que ya están funcionando en Grecia. Y como él es cocinero, se le ocurrió la idea de desplegar su oficio en los campos de refugiados, concretamente en el de Moria, que se ha montado hace apenas unos meses y no cuenta con cocina propia. “La están construyendo ahora, después de haber obtenido los permisos necesarios, por lo que de momento les traen la comida de otro campamento cercano”, explica Julio, que inicialmente pensó incluso en “preparar un furgón con cocina de campaña y presentarme allí por mi cuenta”. En la organización del viaje está contando con la ayuda de Bienvenidos Refugiados Alcalá, “que se están volcando con la crisis siria”, reconoce.
    Julio abandonará temporalmente Albendiego, donde se quedarán su mujer y sus hijos. Este domingo coge el avión de ida, y la vuelta la tiene para el 31 de diciembre. Es todo lo que se puede permitir, teniendo en cuenta que actualmente su familia “sobrevive” con 800 euros, de los que hay que descontar el alquiler de la vivienda. “Nuestra situación es complicada, pero la de esas personas lo es mucho más”. Donde sí ha podido ahorrar es en el billete. “Haré 14 horas en ferry lo que se supone que es un trayecto de una hora en avión”. De cualquier forma, sólo cuenta con 1.000 euros para este voluntariado, de los que 600 se han ido en el viaje. Afortunadamente, Julio cuenta con la ayuda de su familia. “Aunque mi hija pequeña está algo enfurruñada, mi mujer me anima para que siga adelante”, reconoce. Además, agradece que la ayuda que ha recibido le permitirá alargar su estancia de los 30 días iniciales a 45”. Allí se apañará en inglés. “He trabajado siempre en hostelería, y mucho tiempo en la costa, por lo que sé lo básico”. Más difícil será bregar con el día a día. “Allí no hay carne, no tienen verduras ni hortalizas… comen alimentos de bote”. Por ello, su objetivo es recaudar dinero y comprar productos de la zona para enriquecer los guisos. De momento lleva reunidos 1.400 euros gracias a la colaboración de Acción Directa Sierra Norte. Sin embargo, necesitan 2.500 euros para costear el transporte de un contenedor con productos básicos y alimentos secos que ha recogido en Albendiego y en los pueblos negros, entre otros lugares. “También hemos reunido ropa de abrigo para niños y adultos, dado que en breve llegará el frío invierno”, explica.
    
Profesor de cocina
Una vez llegue al campamento, Julio se hará cargo de la cocina y de formar a otros voluntarios que le sustituirán tras su marcha. “Esta misma semana han servido 350 raciones de arroz para una población superior al millar ”. Por eso, Julio reconoce que “nunca” se está preparado para afrontar una realidad tan cruel. Pero añade que “intentaré aprovechar al  máximo los productos de los que disponga, aunque quiero moverme por los pueblos pesqueros y tratar de que me entreguen el pescado que no tenga salida para la venta. Yo podré aprovecharlos para caldo, croquetas… todo para ir mejorando la alimentación de los refugiados”.
    Aunque él se marcha el domingo, desde Acción Directa Sierra Norte continúan con las acciones de recaudación de dinero, con el fin de enviar los 40 metros cúbicos de ayuda del contenedor. “Si no lo conseguimos por donaciones, habrá que organizar rifas, loterías... lo que haga falta”, insiste Julio. Cocinero. En paro. Y voluntario.