Un taxista vasco busca viajeros para un viaje de récord desde España a China
01/10/2010 - 09:45

Ya tiene su taxi a punto, pero a Patxi Huélamo aún le falta, al menos, un pasajero para completar el cupo mínimo necesario para realizar el viaje de España a China, con el que pretende batir el récord de la carrera más larga hecha con este tipo de vehículo.
Unos 81.000 euros costará la hazaña, cantidad a repartir entre los viajeros que decidan subirse al taxi de este vasco, que aún no sabe si partirá de Vitoria o de Madrid, pero que sí tiene claro el destino: Shangai.
"Tengo cuatro viajeros, de momento, pero puedo meter al menos a uno más, porque mi vehículo tiene licencia para siete plazas. No se me habría ocurrido hacer este viaje en un coche normal porque si repartes entre cuatro sale muy caro", explica Huélamo en una entrevista con Efe.
El conductor bajará la bandera hacia finales de junio o principios de julio y llegará a Shangai tras recorrer 40.000 kilómetros, previo paso por ciudades como la olímpica Pekín, Roma, París o Moscú.
Una vez en el destino, Huélamo prevé descansar una semana junto a sus compañeros de viaje para después iniciar el trayecto de vuelta, que aún no tiene claro -Turquía, India e Irán están entre las opciones-, porque quiere que lo decidan los ocupantes de su taxi.
"Haremos ciclos de tres días con recorrido de ocho horas y después un día de descanso. La idea es hacer una especie de circuito como las agencias de viajes, pero a lo grande. Tenemos un boceto del retorno, pero quiero que los clientes participen para no volver por el mismo lugar", apunta el taxista.
El perfil de los aventureros que acompañarán a Huélamo es muy variado: hay un jubilado de 68 años, Patricio Padilla, que ha sido conductor del autobús oficial del equipo de fútbol Athletic de Bilbao y que quiere "hacer algo gordo", dice el taxista, antes de morirse.
También se subirá al coche Gloria Gómez, una maestra prejubilada que ha estado viviendo 6 años en Marruecos; Juanjo Martínez, un aventurero de 50 años que se dedica a viajar, y la más joven, Mónica Ortega, que ha sido cooperante en una ONG y actualmente estudia chino.
Ellos, si nadie más acepta el reto, deberán pagar la carrera, aunque el Ayuntamiento de Vitoria se plantea la posibilidad de permitir publicidad en el coche que pague parte del costo de este viaje propio de los antiguos colonizadores.
"Lo que más ilusión me haría es que los clientes pagasen la mitad, porque todo el mérito es de ellos. Si no me hubiesen llamado para apuntarse no estaríamos hablando ahora de este reto", comenta Patxi, quien pretende inscribir en el libro Guinness de los récords el nombre de sus pasajeros.
Y es que esta hazaña puede suponer una nueva marca en los viajes realizados a bordo de un taxi, récord que por el momento ostenta el también español Carlos Arrese, que en 1994 realizó el trayecto que va desde Londres a Ciudad del Cabo (Suráfrica), de unos 35.000 kilómetros.
"Toda esta aventura viene a raíz de un viaje que hice en taxi a Alemania, a Frankfurt. A la vuelta tuve mucho tiempo para pensar si se habría hecho un viaje tan largo en taxi. Indagué y vi que ya había un récord. Viendo un documental de Shangai se me ocurrió la idea de que podría ir allí porque era la punta de Asia, como Ciudad del Cabo es la punta de África", explica Huélamo.
El coche, el plan de viaje, la compañía y el taxímetro ya están listos, sólo falta, al menos, un último pasajero que decida unirse al reto. Es cuestión de echarle valor... y dinero.
"Tengo cuatro viajeros, de momento, pero puedo meter al menos a uno más, porque mi vehículo tiene licencia para siete plazas. No se me habría ocurrido hacer este viaje en un coche normal porque si repartes entre cuatro sale muy caro", explica Huélamo en una entrevista con Efe.
El conductor bajará la bandera hacia finales de junio o principios de julio y llegará a Shangai tras recorrer 40.000 kilómetros, previo paso por ciudades como la olímpica Pekín, Roma, París o Moscú.
Una vez en el destino, Huélamo prevé descansar una semana junto a sus compañeros de viaje para después iniciar el trayecto de vuelta, que aún no tiene claro -Turquía, India e Irán están entre las opciones-, porque quiere que lo decidan los ocupantes de su taxi.
"Haremos ciclos de tres días con recorrido de ocho horas y después un día de descanso. La idea es hacer una especie de circuito como las agencias de viajes, pero a lo grande. Tenemos un boceto del retorno, pero quiero que los clientes participen para no volver por el mismo lugar", apunta el taxista.
El perfil de los aventureros que acompañarán a Huélamo es muy variado: hay un jubilado de 68 años, Patricio Padilla, que ha sido conductor del autobús oficial del equipo de fútbol Athletic de Bilbao y que quiere "hacer algo gordo", dice el taxista, antes de morirse.
También se subirá al coche Gloria Gómez, una maestra prejubilada que ha estado viviendo 6 años en Marruecos; Juanjo Martínez, un aventurero de 50 años que se dedica a viajar, y la más joven, Mónica Ortega, que ha sido cooperante en una ONG y actualmente estudia chino.
Ellos, si nadie más acepta el reto, deberán pagar la carrera, aunque el Ayuntamiento de Vitoria se plantea la posibilidad de permitir publicidad en el coche que pague parte del costo de este viaje propio de los antiguos colonizadores.
"Lo que más ilusión me haría es que los clientes pagasen la mitad, porque todo el mérito es de ellos. Si no me hubiesen llamado para apuntarse no estaríamos hablando ahora de este reto", comenta Patxi, quien pretende inscribir en el libro Guinness de los récords el nombre de sus pasajeros.
Y es que esta hazaña puede suponer una nueva marca en los viajes realizados a bordo de un taxi, récord que por el momento ostenta el también español Carlos Arrese, que en 1994 realizó el trayecto que va desde Londres a Ciudad del Cabo (Suráfrica), de unos 35.000 kilómetros.
"Toda esta aventura viene a raíz de un viaje que hice en taxi a Alemania, a Frankfurt. A la vuelta tuve mucho tiempo para pensar si se habría hecho un viaje tan largo en taxi. Indagué y vi que ya había un récord. Viendo un documental de Shangai se me ocurrió la idea de que podría ir allí porque era la punta de Asia, como Ciudad del Cabo es la punta de África", explica Huélamo.
El coche, el plan de viaje, la compañía y el taxímetro ya están listos, sólo falta, al menos, un último pasajero que decida unirse al reto. Es cuestión de echarle valor... y dinero.