Una avería y las malas comunicaciones impidieron el rescate de las truchas del Gallo
15/10/2012 - 13:31
Hace semanas, la Sociedad de Pescadores del Río Gallo denunció la muerte de cientos de truchas debido a la falta de agua. Entonces aseguraron que habían puesto la situación en conocimiento de la Junta de Comunidades, pero que no se había tomado medida alguna. Ahora, el Gobierno regional explica que no hubo actuación debido a una avería en el vehículo que se utiliza en este tipo de casos, que es encuentra en los Servicios Periféricos de Cuenca. A esto hay que sumar la inexistencia de vías de comunicación próximas a diversos tramos afectados por la sequía, indican desde la Administración. Sin embargo, eso no quiere decir que no se estuviera realizando un seguimiento de la situación. Según indican, las condiciones hidrológicas del río Gallo han sido objeto de un estrecho seguimiento por parte del personal de estos Servicios Periféricos. De hecho, apuntan que los agentes medio ambientales han estado rescatando ejemplares con sacaderas y cubos en aquellos lugares donde se podía actuar.
Donde sí se pudo actuar durante este verano fue en el río Cabrillas. Tras descubrir la existencia de truchas aisladas y con altas posibilidades de perecer, el Servicio de Montes y Espacios Naturales puso en marcha un dispositivo para rescatarlas. Durante los días 5, 10 y 11 de julio se recogieron 728 truchas que fueron trasladadas a otros tramos de río. En este caso, sí fue posible utilizar el vehículo especial ubicado en Cuenca.
Desde el Gobierno regional explican que a lo largo del verano se han ido conociendo diversos episodios de mortandad de trucha común en tramos de los ríos Cabrillas y Gallo. La causa de estas muertes es su confinamiento en balsas de agua que se producen con la desecación natural de los cauces. Este hecho, apuntan, es natural y frecuente. Más aún en las condiciones de sequía por la que se atraviesa actualmente.
Según indican, hechos como estos pueden ocurrir en cualquier curso de agua que se alimente exclusivamente de precipitaciones, sin aportes extraordinarios de agua producidos por manantiales o afluentes. Sobre todo se dan en periodos más o menos largo de sequía, cuando se acentúa aún más la pérdida de caudales, lo que puede provocar la desecación del cauce. Dado que este proceso tiene un carácter progresivo, los peces suelen desplazarse aguas abajo, donde existe mayor caudal de agua. El problema surge cuando en el lecho del río existe una depresión puntual que dé lugar a una poza o en un tramo del río donde puede producirse un embalsamiento de agua. En estos casos, como consecuencia de la evaporación o filtración del agua, los peces pueden llegar a morir si no se les da traslado a otro tramo.
Para poder acometer el rescate de peces aislados, es necesario contar con la infraestructura necesaria. En concreto, en estos casos se utiliza un vehículo dotado de un depósito o cuba de gran tamaño con aireadores o cualquier otro método de oxigenación del agua. Este será el lugar en que se introduzcan los peces durante su traslado.
Las herramientas necesarias no se limitan al camión. También hace falta material adecuado para capturar los peces. Entre estos elementos se encuentran útiles como lo pesca eléctrica o las sacaderas. Lógicamente, este traslado en cubos debe ser en un periodo de tiempo reducido, minutos, para que no se produzca la muerte del pez, indican desde la Administración regional.
Donde sí se pudo actuar durante este verano fue en el río Cabrillas. Tras descubrir la existencia de truchas aisladas y con altas posibilidades de perecer, el Servicio de Montes y Espacios Naturales puso en marcha un dispositivo para rescatarlas. Durante los días 5, 10 y 11 de julio se recogieron 728 truchas que fueron trasladadas a otros tramos de río. En este caso, sí fue posible utilizar el vehículo especial ubicado en Cuenca.
Desde el Gobierno regional explican que a lo largo del verano se han ido conociendo diversos episodios de mortandad de trucha común en tramos de los ríos Cabrillas y Gallo. La causa de estas muertes es su confinamiento en balsas de agua que se producen con la desecación natural de los cauces. Este hecho, apuntan, es natural y frecuente. Más aún en las condiciones de sequía por la que se atraviesa actualmente.
Según indican, hechos como estos pueden ocurrir en cualquier curso de agua que se alimente exclusivamente de precipitaciones, sin aportes extraordinarios de agua producidos por manantiales o afluentes. Sobre todo se dan en periodos más o menos largo de sequía, cuando se acentúa aún más la pérdida de caudales, lo que puede provocar la desecación del cauce. Dado que este proceso tiene un carácter progresivo, los peces suelen desplazarse aguas abajo, donde existe mayor caudal de agua. El problema surge cuando en el lecho del río existe una depresión puntual que dé lugar a una poza o en un tramo del río donde puede producirse un embalsamiento de agua. En estos casos, como consecuencia de la evaporación o filtración del agua, los peces pueden llegar a morir si no se les da traslado a otro tramo.
Para poder acometer el rescate de peces aislados, es necesario contar con la infraestructura necesaria. En concreto, en estos casos se utiliza un vehículo dotado de un depósito o cuba de gran tamaño con aireadores o cualquier otro método de oxigenación del agua. Este será el lugar en que se introduzcan los peces durante su traslado.
Las herramientas necesarias no se limitan al camión. También hace falta material adecuado para capturar los peces. Entre estos elementos se encuentran útiles como lo pesca eléctrica o las sacaderas. Lógicamente, este traslado en cubos debe ser en un periodo de tiempo reducido, minutos, para que no se produzca la muerte del pez, indican desde la Administración regional.