Una bendición más sonora que nunca
01/10/2010 - 09:45

Ningún otro día del año una iglesia deja de ser un lugar de silencio -y culto- para, con motivo de una celebración como la de ayer con la festividad del patrón de conductores y transportistas, San Cristóbal, volverse uno de los enclaves más ruidosos y animados de la ciudad. Así ocurrió con los aledaños de la iglesia de San Ginés, por donde pasaron 113 vehículos para recibir la tradicional bendición de su patrón, después de las consabidas procesión y oficio religioso. Tan solo las altas temperaturas han influido en alguna baja en el número de participantes, aunque en general, la asistencia ha sido similar a la de otros años, dejándose notar con el alborozo de pitos y claxon.
El Ángel de la Guarda de todos los viajeros. Éste no es otro que San Cristóbal, al que ayer los guadalajareños quisieron rendir tributo y, a la vez, recibir la bendición del que se dice porteaba a los hombres para ayudarles a cruzar los ríos en una época en la que no existían casi los puentes.
Los actos en Guadalajara -procesión, misa y bendición- se prolongaron así durante toda la mañana con una participación bastante similar a la de otros años, tal y como aseguró el presidente de la Hermandad de San Cristóbal de la capital, José Luis Moratilla, tan solo se han producido poco más de una decena de bajas. Posiblemente por el calor que ha hecho, indicó Moratilla.
Un total de 113 vehículos de todo tipo han esperado pacientemente en los aledaños de la iglesia de San Ginés para recibir la consabida bendición. Según explicó el presidente, muchos conductores de camiones prefirieron optar por acudir a recibirla con sus turismos, porque algunos dicen que para un día libre que tienen después de pasar todos los días en el camión y pasar ése calor..., declaró comprensivo Moratilla, ya que no solamente asisten ellos solos, sino que además lo hacen acompañados por sus mujeres e hijos, quienes no quieren perderse lo que ya es una fecha señalada en los calendarios de transportistas y conductores. Otros no cejaron en su empeño y dejaron aparcados sus vehículos lo más cerca posible de la iglesia de San Ginés.
Tras el incesante trasiego de vehículos que se hicieron notar con el alborozo de claxon y pitos en su divertida impaciencia por recibir la bendición, no fueron pocos los que después de una ajetreada y ocupada mañana, se fueron de comida. A algunos la empresa nos lleva a comer, ejemplificó con su caso Moratilla, quien junto a algunos de sus compañeros se fueron a atender las llamadas de sus respectivos estómagos a un restaurante de la capital, mientras que otros preferían comer en compañía de sus familias.
Escasez de gente joven
Pese al paso de los años, ésta es una tradición que ha sido inmune a los cambios -por no decir ninguno-, y como señaló su presidente más o menos es siempre igual, lo que nos falta es gente joven.
Y éste es el principal motivo por el que el propio Moratilla cumple ya 36 años como cabeza visible al frente de la Hermandad de San Cristóbal de Guadalajara y por el que sus hermanos intentan retrasar todo lo posible su jubilación.
Los actos en Guadalajara -procesión, misa y bendición- se prolongaron así durante toda la mañana con una participación bastante similar a la de otros años, tal y como aseguró el presidente de la Hermandad de San Cristóbal de la capital, José Luis Moratilla, tan solo se han producido poco más de una decena de bajas. Posiblemente por el calor que ha hecho, indicó Moratilla.
Un total de 113 vehículos de todo tipo han esperado pacientemente en los aledaños de la iglesia de San Ginés para recibir la consabida bendición. Según explicó el presidente, muchos conductores de camiones prefirieron optar por acudir a recibirla con sus turismos, porque algunos dicen que para un día libre que tienen después de pasar todos los días en el camión y pasar ése calor..., declaró comprensivo Moratilla, ya que no solamente asisten ellos solos, sino que además lo hacen acompañados por sus mujeres e hijos, quienes no quieren perderse lo que ya es una fecha señalada en los calendarios de transportistas y conductores. Otros no cejaron en su empeño y dejaron aparcados sus vehículos lo más cerca posible de la iglesia de San Ginés.
Tras el incesante trasiego de vehículos que se hicieron notar con el alborozo de claxon y pitos en su divertida impaciencia por recibir la bendición, no fueron pocos los que después de una ajetreada y ocupada mañana, se fueron de comida. A algunos la empresa nos lleva a comer, ejemplificó con su caso Moratilla, quien junto a algunos de sus compañeros se fueron a atender las llamadas de sus respectivos estómagos a un restaurante de la capital, mientras que otros preferían comer en compañía de sus familias.
Escasez de gente joven
Pese al paso de los años, ésta es una tradición que ha sido inmune a los cambios -por no decir ninguno-, y como señaló su presidente más o menos es siempre igual, lo que nos falta es gente joven.
Y éste es el principal motivo por el que el propio Moratilla cumple ya 36 años como cabeza visible al frente de la Hermandad de San Cristóbal de Guadalajara y por el que sus hermanos intentan retrasar todo lo posible su jubilación.