Una demostración de folclore empapa a Doña Sofía con las tradiciones de la provincia

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: DIANA PIZARRO
VISITA DE LA REINA A SOLANILLOS
Aquél que llega a conocer las tradiciones de una tierra conoce a sus gentes. Esto quedó ayer demostrado durante la visita de la Reina a la Finca de Solanillos, ya que la cercanía con la que se mostró ante los numerosos invitados al evento se completó con el interés hacia las tradiciones de la provincia, representadas en el lugar gracias a la Escuela de Folclore, la Asociación Provincial de Encajeras, los Diablos de Luzón o los Vaquillones de Villares de Jadraque. Previamente, la comitiva que acompañó a Doña Sofía conoció de primera mano el funcionamiento del Centro de Educación Ambiental, así como sus métodos de generación de energía, reciclaje y plantación de árboles.
Las visitas reales no se producen todos los días, de ahí que ayer Guadalajara entera estuviera representada en el pequeño pueblo de Mazarete, donde numerosos medios de comunicación nacionales y de la provincia posaron ayer sus ojos atraídos por la presencia de Su Majestad la Reina. Aunque el objetivo principal era conocer in situ el compromiso de la Fundación Apadrina un Árbol –de la que es Presidenta de Honor– con la naturaleza y el desarrollo económico y social de la zona, Doña Sofía también tuvo la oportunidad de fundirse con el rico folclore de la provincia.
Durante su visita, la Reina estuvo acompañada por el presidente de la fundación, Félix Abánades, quien la guió por unas instalaciones que fueron recuperadas después de que quedarán arrasadas por el fatídico incendio de 2005, y que albergaban las antiguas colonias del colegio San José de Guadalajara. Previamente, nada más llegar con puntualidad británica al centro, la Reina fue recibida por Abánades; y el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda. Posteriormente, Su Majestad procedió a saludar al delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, Máximo Díaz Cano; a la presidenta de la Diputación, María Antonia Pérez León; y a la alcaldesa de Mazarete, Lucía Enjuto. Tras estos primeros saludos, a los que se sumaron después los que dirigió a los alcaldes de la zona, entre ellos el de Molina de Aragón, David Pascual, la Reina recibió un gran ramo de flores naturales de parte de las hijas del presidente de la fundación, a las que dio dos besos y agradeció el detalle. “Éstas son las reinas de mi casa”, afirmaba orgulloso el padre mientras las preparaba para la responsabilidad de agasajar a Doña Sofía con la primera muestra de amabilidad de la zona.
Tras esto, la Reina procedió a realizar un recorrido por la calle principal de la finca, saludando a su paso al millar de personas que se encontraba a lo largo de la vía, algunos de los cuales le lanzaron ¡Vivas! y ¡Guapa!, mientras la mayoría optaba por levantarse de sus asientos y aplaudir enérgicamente. Estas muestras de agradecimiento fueron correspondidas por Su Majestad, quien no dudó en acercarse y, burlando la valla de seguridad que separaba a los vecinos, dio la mano a algunas personas y hasta besó a un pequeño que se encontraba en brazos de su madre.
Después de que la placa de inauguración quedase descubierta, Su Majestad fue acompañada a las instalaciones del Centro de Educación Ambiental, donde pudo conocer de primera mano los dos pabellones para el alojamiento de los voluntarios, las aulas que acogen algunos de los talleres de interior, así como las clases de inglés que se celebran en los campamentos de verano. Todos espacios recuperados pero que han mantenido la estructura original, gracias a los trabajos de rehabilitación en los que se invirtieron cerca de tres millones de euros aportados por el Grupo Rayet. Igualmente, la Reina comprobó el funcionamiento de los talleres de manualidades, de elaboración de nidos con cuerdas o la construcción de un chozo sabinero; el poblado infantil; el parque de ocio en altura con tirolinas y puentes tibetanos; y las pistas deportivas y las charcas donde numerosos pequeños aprendían a conocer a los animales acuáticos, como los renacuajos, algo en los que la Reina mostró gran interés. La visita continuó por el invernadero, donde los jóvenes voluntarios estaban trabajando en el desarrollo de los plantones que posteriormente habitarán el monte. Lo que también pudo conocer Doña Sofía fueron las técnicas de aprovechamiento y generación de energía que se realiza en las instalaciones. De hecho, todo el complejo se riega con el agua de lluvia acumulada durante el año en depósitos pluviales, a lo que hay que sumar las dos fuentes de energía de la finca, como son la biomasa y el sol. A la gestión de la primera contribuye el trabajo de dos calderas gemelas que funcionan alternativamente y que se nutren de astillas recogidas del monte, la retirada de árboles quemados y maleza. En cuanto a la energía eólica, la Reina fue informada del funcionamiento de las placas solares que son aprovechadas principalmente en los meses de verano, lo que permite que el gasto de biomasa sea durante este tiempo muy bajo. Con el huerto ecológico y las obras del Centro de Recuperación de Fauna, que están a punto de terminar, concluyó la visita por las instalaciones de la Finca de Solanillos, aunque no fueron las únicas experiencias positivas que se llevó la Reina, pues también disfrutó del rico folclore de las tradiciones de la provincia. Así, durante su recorrido por el Centro conoció algunos ejemplos de la cultura guadalajareña, como los trabajos de la Asociación Provincial de Encajeras, que tuvo en Solanillos una nutrida representación compuesta con 40 socias. “Nos ha saludado y se ha interesado por nuestros encajes, además de que nos ha dado la enhorabuena por estas labores”, explicaba emocionada la presidenta, Ascensión García, quien señaló que por parte de la asociación entregaron a Su Majestad un pequeño pañuelo de encaje elaborado por María Madrid, miembro de esta agrupación. “Se ha mostrado muy cercana, y ha recibido con todo cariño este pequeño presente, que esperamos que guarde siempre”, explicaba la creadora.

Retazos de tradición
La Escuela de Folclore, de la Diputación provincial, también tuvo su espacio en la Finca de Solanillos, donde expusieron una demostración de los trabajos que realizan durante todo el año: bolillos, labores, cerámica, alfarería, restauración, esmaltes cerámicos y carpintería. Para ello, asistieron a la inauguración siete monitores y varios alumnos. “Su Majestad ha estado hablando con los responsables de cada uno de los talleres que hemos traído”, explicaba Margarita García, responsable de las labores. Además, al igual de lo que sucedió con las encajeras de la asociación provincial, la monitora de bolillos de la escuela, Esther Rodena, entregó a la Reina, “en nombre de todo el centro”, un marcapáginas de encaje.
Continuando por la calle principal de la finca, la comitiva llegó hasta el espacio reservado para los tallistas, que expusieron varias obras de madera que, por su originalidad y valía, llamaron rápidamente la atención de Su Majestad. Uno de los más emocionados por la visita fue Mario Hernández, quien tampoco quiso desaprovechar la oportunidad de agasajar a la Reina con un presente. “Le he entregado algo que tiene un valor personal muy grande, pues lo había realizado mi padre, ya fallecido”. Se trataba de una reproducción en madera de una moneda de las antiguas 500 pesetas, en cuyo reverso están los perfiles de los Reyes, de un tamaño similar al de una mano. “En cuanto le he contado la historia del regalo ha reconocido rápidamente el valor sentimental, por lo que confío en que lo guarde con cariño”, explicó este madrileño vinculando “fuertemente” con la provincia. Para terminar, la plazoleta presidida por la antigua ermita de la finca acogió una de las actuaciones más animadas y llamativas a los ojos de la Reina, gracias concretamente a varios grupos representativos de los Diablos de Luzón y los Vaquillones de Villares de Jadraque, personajes carnavalescos que ostentan la declaración de Interés Turístico Provincial. Los primeros –cinco diablos grandes y dos pequeños– no dejaron de hacer sonar el cencerro y, al mismo tiempo, de atemorizar a todo el que les rondaba. Junto a ellos, cuatro mujeres de Villares de Jadraque vestían el traje típico de la localidad, que movían al ritmo de la Dulzaina Castellana, de Guadalajara. Dos de ellas, de Polonia y Suecia, demostraban igualmente su emoción al conocer personalmente a la Reina. “Llevo ya tantos años aquí, y estoy casada con uno de este pueblo, que me siento española, por lo que la ilusión de este momento es tan gran de como la de cualquier otro”, afirmaba la polaca Halina Wagner. Por su parte, los seis miembros de la Dulzaina que asistieron a la inauguración insistieron en la “importancia” de la música para que la diversión de la gente. Entre las piezas que tocaron y que ayudaron a caldear la fría mañana se encontraban Bailando, Milano y la Cadena, Pasacalles de Galve y el Cojo de Tordesilos.