Una joya cultural que terminó en ruinas... el Teatro Liceo de Guadalajara

20/11/2016 - 09:30 Eduardo Díaz

Todos los amantes de la cultura de Guadalajara añoran con mucha emoción y tristeza el majestuoso Teatro Liceo, que se situaba en la calle del Carmen, justo enfrente del Instituto Nacional de Previsión. Según el historiador local, Pedro José Pradillo Esteban, en el año 1916, la Sociedad Casino de Guadalajara aprovechaba el terreno que ocupaba el jardín de su sede principal para la construcción de un local destinado a bailes y representaciones de arte dramático. Posteriormente, en el año 1922, esta instalación era remodelada por el arquitecto Joaquín María Fernández Cabello, que anteriormente había sido arquitecto municipal e, igualmente, había comenzado la construcción de la iglesia del barrio de la estación.
     El nuevo teatro, llamado primeramente Teatro Casino, poseía en su interior palcos, anfiteatros y galerías; igualmente disponía de los últimos adelantos para su escenario. De esta forma, la sala era compatible con las proyecciones de cine y con la sala de baile.
    En la madrugada del domingo 14 de septiembre del año 1930, un terrible incendio arrasaba las instalaciones del Casino Principal en la Calle Mayor Alta, pero milagrosamente las llamas no alcanzaron al teatro, gracias a la rápida intervención de los bomberos, que sofocaron las llamas justo a la entrada del recinto cultural. Por el escenario del Teatro Casino comenzaron a desfilar las principales compañías de España, sobre todo en las Ferias y Fiestas de otoño. Fueron celebres las actuaciones de la compañía de comedias Barrón - Galache y de Eugenia Zufoli, entre otras muchas.
      Durante la guerra civil española, la sede del Casino Principal fue incautada y posteriormente incendiada, por lo que igualmente afectó a la instalación del Teatro. Fue en el año 1946 cuando se realizaron las obras de reconstrucción del local cultural, pasándose a llamar ‘Teatro Liceo’; a partir de ese momento llegaron los tiempos de mayor apogeo para la instalación. Por los escenarios pasaron las mejores compañías de Revistas, Zarzuelas, Operetas, Comedias...


    Uno de los momentos estelares del Teatro Liceo se produjo el 11 de marzo del año 1951 con la actuación del mítico cantautor cubano, Antonio Machín, que en compañía de sus músicos y de sus inseparables maracas, encandiló al público arriacense.
      Igualmente, tuvo un gran éxito la celebración de la fiesta de la poesía en homenaje al V centenario de la muerte de Iñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, actuando numerosos poetas locales. Entre ellos actuó José Antonio Suárez a dúo con la nieta del Conde de Romanones, Natalia Figueroa; como consecuencia de esta actuación, Josepe y la conocida poeta madrileña, mantuvieron un noviazgo de casi dos años y que al final no terminó en matrimonio. Esta relación sentimental fue muy comentada en los círculos sociales de nuestra ciudad.
     Pero, sin lugar a dudas, uno de los grandes aliados con el Teatro Liceo fue el grupo de teatro local  Antorcha. El comienzo de la relación sentimental de este grupo con el Teatro Liceo se produjo en abril de 1954 con un festival artístico benéfico y que contó con la presencia de la artista local Marilín García Salmerón. Numerosísimas fueron las obras que se representaron en los escenarios  del emblemático teatro, los miembros de Antorcha y siempre aconsejados por el genial dramaturgo, Antonio Buero Vallejo.
     En mayo del año 1965, el telón del Teatro Liceo se cerraba de forma definitiva. La directiva del Casino había vendido los terrenos a los propietarios del Banco Castellano. Su ultimo gestor, Protasio Luengo, quiso que fuese el grupo Antorcha, el que pusiese el punto final al teatro, con la interpretación de la obra dramática Un tal Joe Miller. En la misma gala actuó el inolvidable poeta natural de la localidad de Jadraque, José Antonio Ochaita, recitando con lágrimas en los ojos unos poemas de despedida del local cultural.