Una piña hasta que vuelvan
01/10/2010 - 09:45
El comentario
CONSUELO SÁNCHEZ-VICENTE Periodista
Apesar de la lluvia, bajo miles de paraguas, miles de personas se unieron el sábado a los familiares de los marineros del Alakrana para pedirle al gobierno lo único que a ellos y me atrevo a decir que a todos nos importa, que los secuestrados vuelvan sanos a casa.
La cuestión es, ¿y eso cómo se hace sin ceder a unos piratas lo que ningún gobierno democrático puede ceder, el imperio de la ley?
Que no es fácil es evidente: la certeza de que el gobierno no puede dejar libres a los dos piratas presos en España como exigen sus compinches, también es general. Solo en las más dramáticas de las declaraciones de algunas de las mujeres de los marineros se ha abierto paso esa petición, comprensible en sus bocas pero inasumible por un Estado de Derecho que se precie. Tal como están las cosas es verdad que para nuestro gobierno es una auténtica prueba conciliar el acuciante interés humanitario de este asunto y el respeto a la ley, cuando sus interlocutores son delincuentes sin escrúpulos y la moneda de cambio 36 personas, la mayoría de ellas compatriotas nuestros. Pero, para eso está el gobierno, para gobernar lo difícil.
La confianza y la tranquilidad que pidió ayer el ministro Moratinos creo que son obligadas por parte de todos para intentar resolver con bien este secuestro, tiempo habrá cuando acabe de críticas y reproches. Actitudes como la de la secretaria general del PP Dolores de Cospedal culpando al gobierno de la delicada situación en que se hayan los secuestrados del Alakrana y de la zozobra de sus familias, no son, en mi opinión, responsables ni justas. Al PP le constan, tanto los ingentes esfuerzos diplomáticos y de inteligencia que se están haciendo sobre el terreno y con algunos países amigos para rescatar a los marineros secuestrados -con riesgo incluso de las vidas de algunos de los agentes y diplomáticos implicados- como la frágil situación institucional del país de origen de los secuestradores, Somalia, con cuyo aún más frágil gobierno es imprescindible contar para tratar de buscar una salida negociada al laberinto del Alakrana que sea jurídicamente aceptable. Primero el Presidente popular gallego Feijóo, después el líder del PP vasco Basagoiti, y por último el portavoz del PP González Pons, han matizado a su jefa, pienso que con buen tino, lo que es de sentido común, es decir, que ahora lo que hay que hacer es apoyar y dejar actuar al gobierno y que tiempo habrá cuando estén en casa los secuestrados para hacer todas las críticas -y sacar todas las tajadas- política se quiera, o se pueda por parte de la oposición. Esperemos que lo de Cospedal haya sido un despiste desafortunado porque, hasta que vuelvan, lo que hay que hacer es aunar esfuerzos como piden sus familias, y debilitar al gobierno es reforzar a los piratas.
Que no es fácil es evidente: la certeza de que el gobierno no puede dejar libres a los dos piratas presos en España como exigen sus compinches, también es general. Solo en las más dramáticas de las declaraciones de algunas de las mujeres de los marineros se ha abierto paso esa petición, comprensible en sus bocas pero inasumible por un Estado de Derecho que se precie. Tal como están las cosas es verdad que para nuestro gobierno es una auténtica prueba conciliar el acuciante interés humanitario de este asunto y el respeto a la ley, cuando sus interlocutores son delincuentes sin escrúpulos y la moneda de cambio 36 personas, la mayoría de ellas compatriotas nuestros. Pero, para eso está el gobierno, para gobernar lo difícil.
La confianza y la tranquilidad que pidió ayer el ministro Moratinos creo que son obligadas por parte de todos para intentar resolver con bien este secuestro, tiempo habrá cuando acabe de críticas y reproches. Actitudes como la de la secretaria general del PP Dolores de Cospedal culpando al gobierno de la delicada situación en que se hayan los secuestrados del Alakrana y de la zozobra de sus familias, no son, en mi opinión, responsables ni justas. Al PP le constan, tanto los ingentes esfuerzos diplomáticos y de inteligencia que se están haciendo sobre el terreno y con algunos países amigos para rescatar a los marineros secuestrados -con riesgo incluso de las vidas de algunos de los agentes y diplomáticos implicados- como la frágil situación institucional del país de origen de los secuestradores, Somalia, con cuyo aún más frágil gobierno es imprescindible contar para tratar de buscar una salida negociada al laberinto del Alakrana que sea jurídicamente aceptable. Primero el Presidente popular gallego Feijóo, después el líder del PP vasco Basagoiti, y por último el portavoz del PP González Pons, han matizado a su jefa, pienso que con buen tino, lo que es de sentido común, es decir, que ahora lo que hay que hacer es apoyar y dejar actuar al gobierno y que tiempo habrá cuando estén en casa los secuestrados para hacer todas las críticas -y sacar todas las tajadas- política se quiera, o se pueda por parte de la oposición. Esperemos que lo de Cospedal haya sido un despiste desafortunado porque, hasta que vuelvan, lo que hay que hacer es aunar esfuerzos como piden sus familias, y debilitar al gobierno es reforzar a los piratas.