Una sociedad que recuerda cinco años después del Covid
El 30 de julio de 2020 Guadalajara rindió homenaje a las víctimas del Covid y los colectivos esenciales en la lucha contra la pandemia. Cinco años después el monumento conmemorativo se ha restaurado y rememorado aquel trágico episodio sanitario.
Estamos comenzando agosto y requerimos de descanso, asueto y ocio. Son días de muchos desplazamientos, es el mes por antonomasia de las vacaciones de verano, tiempo de una cierta desconexión. Pero siempre en nuestros corazones y memoria ha de estar presente aquello que ha marcado nuestra historia y devenir. El 17 de julio recordábamos a las once víctimas mortales del incendio de la Riba de Saelices. Este miércoles, 30 de julio, nos retrotraíamos a aquella noche de verano en la que se inauguró en el parque de Adoratrices un monumento en homenaje a las víctimas de la pandemia del Covid-19 y en reconocimiento a los colectivos que lucharon para superar aquel episodio sanitario que dejó más de mil muertos en la provincia de Guadalajara, cifra difícil de concretar pues bastantes lo fueron sin saber que padecían esta enfermedad en los meses previos a la alerta. Muchos, por las restricciones obligadas, fallecieron solos y ni siquiera tuvieron un entierro convencional. Hace cinco años, ya fuera del confinamiento, pero sentados en sillas con distancia social, mascarillas, con mucho dolor y todavía miedo, se alzaba este monolito, hoy restaurado, en recuerdo de lo vivido, en memoria de los fallecidos, en agradecimiento al personal sanitario, trabajadores de residencias, funerarias, fuerzas y cuerpos de seguridad, farmacias, supermercados, agricultores, transportistas y cuantos colectivos garantizaron servicios esenciales para la supervivencia de la población, entre ellos, aunque nunca se citen, los medios de comunicación, a través de los cuales, desde casa, todos conocían los decretos con las medidas a seguir, el estado de la situación, la información sobre lo que sucedía aquí y en todo el mundo, en momentos de confusión e incertidumbres, siendo compañeros en las eternas horas de encierro doméstico. Esta escultura, junto al del abrazo perdido, a pocos metros, nos devuelve a un episodio de nuestras vidas que costó cierres de empresas y que todavía hoy tiene efectos en la salud física y mental de muchas personas. Los científicos con la vacuna pusieron de relieve la importancia de la investigación, algo que parece haberse olvidado, como que aquel verano de 2020 no hubo fiestas patronales en ningún lugar. Un sencillo acto nos lo ha hecho rememorar.