Ventura abrió la primera puerta grande de la feria taurina

17/09/2011 - 11:35 Sergio Lafuente

 

La sequía taurina en Las Cruces, con todo un año sin toros en festejo mayor, provocó una más que moderada respuesta. Apenas se consiguió cubrir algo más de un cuarto de aforo y en la hora previa al comienzo del festejo se echaba en falta la habitual presencia de aficionados y curiosos alrededor del carrusel de corceles enjaezados.


   Un crisol de colores en los aledaños de Fernández Iparraguire, que en tarde de sol invitaba a ver toros. Esta vez la lluvia no amenazó el festejo de rejones como en los dos últimos años y tan sólo la corrida de Soto de la Fuente pareció conspirar para reventar la tarde. El sexteto de procedencia Juan Pedro Domecq, tan poco habitual en los festejos de rejones, fue generoso en la romana, incluyendo dos toros rozando los seiscientos kilos. Un despropósito de encierro en el que ninguno de los astados brindó una sola acometida franca para el lucimiento necesario en este tipo de espectáculo.

   Parados, reservones y emplazados, los de Soto de la Fuente fueron material poco propicio con el que, de nuevo, volvió a puntuar Ventura. Abrió el sevillano el marcador de la tarde y en la anochecida alcarreña robó una nueva puerta grande tras conseguir idéntico bagaje en ambas actuaciones. El primer trofeo cayó con el largo y badanudo segundo, un animal que se quedó dormido en el ruedo en los primeros compases de la lidia y no despertó hasta sentir el primer arpón de castigo. Como una exhalación se fue entonces tras la montura de Ventura, pero tan sólo fue un espejismo antes de mostrar su escaso celo y fijeza.

   Comenzó Ventura a levantar su obra con ‘Nazarí’ dejando llegar al toro hasta casi dejarle rozar con su pitón la cabalgadura. Si importante estuvo con ese caballo, el nivel prosiguió con ‘Remate’, un albino de gran nervio que bailó al son de la batuta de Nuria Matamala en la preparación de los encuentros con las banderillas. Con el animal furibundo, el rejonazo de muerte tuvo rápido efecto y con él, llegó la primera oreja de la Feria. Así, con la puerta grande entreabierta, Ventura tuvo que lidiar un toro de menos canal que enseñaba las palas de los amputados pitones. Apenas se movió el astado y el jinete hispano-luso le robó inteligentemente tres arrancadas en sensacional toreo a dos pistas, con el toro magnetizado al costado del caballo. Auténtico ejercicio de temple con el que abrió fuego recorriendo el anillo con el toro cosido a su montura.

   De nuevo, una clase magistral de Ventura para encelar al toro que remoloneaba de partida, temple para acomodarlo y chispa para encender la llama con suertes y engaños: pechos, cuellos, grupas y costados. El pinchazo que precedió al rejón de efecto letal, no fue óbice para conquistar la puerta grande y volver a hacerse la foto traspasando el umbral de la puerta de la gloria. Rozando el triunfo. No pudo acompañar a Ventura en el triunfo esta vez el chiloechano López Bayo tal como ocurriera hace dos años. Una oreja le separó del sueño y bien se acordará del desacierto en la hora de la muerte, tanto suyo como del puntillero que marró en repetidas ocasiones.

   Vistiendo guayabera morada, en consonancia con la bandera arriacense, Bayo cortó una oreja a su primero, un astado escarbón, el cual se desentendió de todo cuanto acontecía en el ruedo. Eso puso en valor las formas de Alfonso, que fue cabalgar, resistir y clavar sin descomponerse. Riguroso y entonado en tarde de gran calibre para su temporada, Bayo sacó a ‘Negus’, el caballo de capa appaloosa, y se atrevió a batir en quiebro al pitón contrario. La farpa al violín, que tuvo continuidad en las piruetas y alardes de ‘Ron’, pusieron la guinda a una obra de buena factura traducida en una oreja. Espectáculo cromático el pelo castaño de ‘Ron’ coronado con mancha de harina espolvoreada sobre la grupa. El toro que cerraba plaza no vino a ser una excepción en el conjunto y el chiloechano hizo un auténtico esfuerzo por meter al público en el guión de su actuación ante un astado agarrado al piso. Le costó prender las banderillas sin que el toro hiciese el más mínimo aspaviento por él. El fallo a espadas le cercenó el ansiado triunfo.

   ?Excesivamente frío se mostró Fermín Bohórquez con su deslucido lote. El jerezano anduvo deslucido y fallón con las banderillas. Clavó sin demasiado ajuste, más a grupa pasada que al estribo. Con el colorado cuarto saludó una ovación tras una labor en la que su mejor momento llegó montando al tordo rodado ‘Melero’.

Ficha técnica

? Seis toros de Soto de la Fuente, reglamentariamente despuntados. En conjunto, muy parados, con falta de transmisión y sin fijeza.
? Fermín Bohórquez, rejón trasero (silencio) y en el cuarto, metisaca que provoca derrame (saludos). Diego Ventura, rejón caído (oreja) y en el quinto, pinchazo y rejón trasero con derrame (oreja). Alfonso López Bayo, rejón atravesado (oreja) y en el sexto, pinchazo y rejón que hace guardia (silencio).
? Plaza de toros de Las Cruces. Menos de media entrada en tarde soleada y de alta temperatura . Presidió el festejo José de Pedro asesorado por Alfredo Ramos.