Viaje de placer a golpes de memoria

18/04/2021 - 11:33 José Serrano Belinchón

Recuerdo cómo en mis primeros viajes hacia aquellos lugares tuve que atravesar un tramo de tierras de Madrid: Torrelaguna, Verzosa de Lozoya, Montejo de la Sierra, y al final, el lugar de El Cardoso, ya en la provincia.

    He vuelto después en varias ocasiones a cada uno de los seis pueblos de Guadalajara en aquel aparte de la Sierra Norte, pero aprovechando el paso por el puente de piedra que, entre Campillo de Ranas y Corralejo, construyeron y pusieron a funcionar allá por los primeros años de la década de los noventa, y que permite llegar hasta todos ellos sin necesidad de salir de nuestro entorno provincial, atravesando en coche el puerto del río Jaramilla, que hasta entonces solo se podía cruzar a pie o a lomos de caballería. La pendiente resulta pronunciadísima en algunos tramos. La carretera baja y sube serpenteando, condicionada por la tremenda pendiente de la ladera. Y abajo el puente, magnífico, perfecto, levantado con lajas de pizarra cogidas de allí mismo, y por debajo las corrientes clarísimas del río, dibujando meandros y saltando entre las piedras. Sin duda uno de los parajes más espectaculares y emotivos de toda la provincia.

Corralejo será el primero de los pueblos que encontramos al subir el puerto. Los contados habitantes de Corralejo vivían de la jubilación y alguno más joven de la ganadería. La plaza del pueblo es chiquita, con su fuente en mitad y su pequeña iglesia al otro lado. A partir de allí montañas grises en todas direcciones, corpudos robles en las laderas frías, y alguna res vacuna pastando entre la breña. Uno siente la sensación de viajar en solitario por los techos del mundo. Más adelante el cruce de caminos. Los indicadores de carretera nos mandan a todas partes, a todos los lugares en los que vive gente y que no pasaban de tres o cuatro docenas de habitantes entre todos juntos: El Bocíagano, Cabida, El Cardoso, Colmenar de la Sierra, Corralejo y Peñalba de la Sierra. El Cardoso ejercía en lo administrativo -pienso que sea igual- como cabecera municipal de todos ellos. Entre pueblo y pueblo hay valles profundos, montañas de renombre, que alcanzan algunas de ellas las mayores alturas de la provincia -y de toda nuestra región por añadidura-, como pueden ser el Pico del Lobo con 2.272 metros , o El Cerrón con 2.200; y riachuelos de agua limpísima, como el arroyo Veguillas, el Berbellido, o el Jaramilla ya dicho. Son carreteras estrechas, medianamente aceptables, bien surtidas en curvas y vericuetos, como cabe suponer. Estamos en tiempo ideal para vivir esta experiencia, vale la pena.