Victoria morada en el duelo de filiales

Este domingo se vivió un duelo de filiales cargado de intensidad en la Fuente de la Niña. Ambos equipos llegaban con la moral alta, sin conocer la derrota hasta la fecha, y con ambición de adueñarse de la categoría.

Desde el pitido inicial se apreció la presión mutua: el Promesas y el Albacete buscaron rápidamente imponer su ritmo, pelear por la posesión y hacerse fuertes en el mediocampo. En el minuto 9 llegó la primera llamada de atención por parte de los locales: una buena aproximación al área rival que dejó claro que quería tomar la iniciativa. Con ese aviso, el partido entró en una fase donde las ocasiones fueron esquivas, pero con una sensación de equilibrio constante.

A lo largo de la primera mitad, el Promesas generó al menos tres ocasiones de peligro claras, convirtiéndose en el equipo más incisivo. El Atlético Albacete, por su parte, aunque controló algo más la posesión, no logró traducir esa iniciativa en ofensiva de calidad. En el minuto 28, por un desacuerdo con un córner pitado por el árbitro, el técnico local vio la amarilla, segunda del juego y primera para los locales.

Fue en el minuto 38 cuando Cayena rompió líneas, dejó atrás la defensa rival con un quiebre de ritmo y culminó con un disparo que se coló con precisión para establecer el 1-0. Con esa ventaja mínima el conjunto morado se retiró a vestuarios, mostrando que, aunque quizá no dominó la posesión, sí supo generar el mayor peligro.

La segunda parte arrancó con tensión añadida. A apenas dos minutos de la reanudación, el propio Cayena tuvo que abandonar momentáneamente el terreno de juego por un golpe, lo que generó incertidumbre entre la grada hasta que pudo reincorporarse.

Pero el verdadero vuelco llegó poco después: en el minuto 52, Chillerón del Atlético Albacete recibió la tarjeta roja tras una entrada peligrosa, dejando a su equipo en inferioridad. Y apenas unos instantes más tarde, David Salas vio también la roja (segunda amarilla) tras otra falta grave sobre Mayo, lo que dejó al Albacete con nueve jugadores en el campo. Con ambos equipos ya bajo presión, el Promesas aprovechó la superioridad numérica para replegarse y controlar el ritmo del juego.

El filial morado, lejos de lanzarse frenéticamente, optó por un juego más pausado, menos peligroso que durante esa gran primera parte. Por su parte, el Atlético Albacete, con dos hombres menos, intentó mostrarse vivo, algo más intenso, demostrando habilidad incluso con esa desventaja, aunque con muchos espacios atrás que el local supo gestionar.

Los cambios llegaron desde ambos banquillos: el Albacete buscaba dar aire fresco e intentar equilibrar, el Promesas quiso mantener ritmo y asegurar la victoria sin sobresaltos, reforzando la defensa ante este Albacete tan despierto. Y lo consiguió: cuando el reloj marcaba el minuto 90, un error mayúsculo del portero visitante dejó la portería completamente expuesta. Peñaranda, atento, corrió hacia ella con el balón colocó en marcador el definitivo 2-0, premiando la paciencia y el plan del equipo morado.

Con este triunfo, el Guadalajara Promesas mantiene su condición invicta y refuerza su posición en la parte alta de la tabla. La victoria ante un rival directo de filiales, que además venía en buena dinámica, da un plus de confianza al equipo y a la afición.