Viva la diferencia

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: Redacción
Análisis financiero
Fernando Mañueco
Se puede invertir en Bolsa sin comprar o vender esas acciones? ¿Se puede estar en renta variable sin tener títulos en cartera? ¿Se puede multiplicar el poder inversor del dinero? Se puede, se puede. De la misma manera que se puede jugar a la lotería sin comprar el bombo o apostar en las carreras de caballos sin pagar el pupilaje de un pura sangre. El mercado de warrants, futuros y opciones ofrece los cauces adecuados para realizar este tipo de inversiones. Pero recientemente la comunidad financiera dispone de otros productos que permiten beneficiarse de los movimientos de las cotizaciones bursátiles. Ya están aquí, por ejemplo, los Contract For Difference o contratos por diferencias o CFD, según sus siglas en inglés.
¿Se puede invertir en Bolsa sin comprar o vender esas acciones? ¿Se puede estar en renta variable sin tener títulos en cartera? ¿Se puede multiplicar el poder inversor del dinero? Se puede, se puede. De la misma manera que se puede jugar a la lotería sin comprar el bombo o apostar en las carreras de caballos sin pagar el pupilaje de un pura sangre. El mercado de warrants, futuros y opciones ofrece los cauces adecuados para realizar este tipo de inversiones. Pero recientemente la comunidad financiera dispone de otros productos que permiten beneficiarse de los movimientos de las cotizaciones bursátiles. Ya están aquí, por ejemplo, los Contract For Difference o contratos por diferencias o CFD, según sus siglas en inglés.

Los manuales definen los CFD como un contrato entre un inversor y una entidad financiera por el que ésta compra unos títulos en Bolsa y financia la adquisición a su cliente, de modo que el inversor sólo tiene que aportar una pequeña parte de la cantidad total. Este contrato se liquida cuando desee el cliente, que gana la diferencia existente entre el precio de compra y el de venta, como si hubiera invertido directamente en las acciones. En el caso de posiciones bajistas, el sistema es la imagen especular del primero, es decir la entidad financiera vende las acciones para luego recomprarlas. El inversor gana la misma cantidad que hayan bajado los títulos. Los CDF no pagan comisiones de custodia ni cánones de Bolsa.

Los CFD son, -al igual que los futuros o los warrrants-, productos que ofrecen un gran apalancamiento, es decir permiten conseguir grandes beneficios (o pérdidas) con pequeñas inversiones. Además, como otros derivados, ofrecen la posibilidad de obtener beneficios tanto cuando la Bolsa sube como cuando baja. Los CFD, al contrario que los futuros, las opciones y los warrants, no tienen vencimiento, lo que facilita las inversiones a plazos más largos sin tener que realizar cambios de contratos, los llamados “roll over”. Su gran ventaja se encuentra en que son más sencillos de comprender que otros instrumentos, ya que replican los movimientos de las acciones. Hay CDF sobre las grandes acciones españolas y extranjeras.

En los CFD se produce la liquidación diaria de pérdidas y ganancias. Se abonan o se cargan en la cuenta del cliente los beneficios o quebrantos de las posiciones abiertas. Y diariamente, en función de la cotización, se recalculan las garantías exigidas. Iterdin es uno de los brokers más activos en este tipo de productos. Interdin aporta el siguiente ejemplo para comprender mejor el funcionamiento de los CFD. Por ejemplo, para invertir con CFD en 1.000 acciones de Telefónica a 17 euros, hay que abrir un contrato con el broker, que es el que comprará los títulos. Pero el inversor no tiene que aportar los 17.000 euros que cuestan las acciones, sino sólo un porcentaje. En el caso de Interdin, un 4 por ciento si la operación es “intradía” (680 euros) o el 10 por ciento si la posición queda abierta varias sesiones (1.700 euros). Si Telefónica sube a 17,10 y el inversor desea vender, ganará la diferencia con el precio de compra, es decir, mil veces 0,10 euros, lo que equivale a 100 euros o, expresado en porcentaje, un 14,7 por ciento del dinero que realmente aportó el inversor en el caso de una operación “intradía”.

También IG Markets y la sociedad de valores Renta 4 ofrecen a sus clientes este tipo de productos. Los CDF otorgan derechos económicos, no políticos. Según explica Renta 4, el inversor mantiene el 80 por ciento de la cuantía de los derechos económicos sobre la acción, como el reparto de dividendos, en el caso de posiciones compradas y el 100 por ciento en caso de posiciones vendidas. Es decir, el 80 por ciento de los dividendos se abonará en su cuenta para posiciones compradas y se cargarán en su totalidad en caso de posiciones vendidas.

Renta 4 cobra una comisión de intermediación del 1 por mil con un mínimo de 5 euros por operación. Las posiciones compradas generan un coste para el inversor de Euribor (a 12 meses) + 2,25 por ciento. Las posiciones vendidas generan un abono para el inversor de Euribor -2,25 por ciento. Ello se debe a se trata de una financiación de las acciones, por lo que los inversores deben pagar un interés a la entidad con la que firman el contrato. En las posiciones bajistas ocurre lo contrario, el inversor recibe un ingreso en su cuenta, ya que no tiene que desembolsar dinero, sino que lo ingresa al vender los títulos.

En resumen, los CFD permiten a los inversores “apostar” de forma sencilla tanto por las subidas como por los descensos de las bolsas, sin tener en propiedad las acciones. Sólo se desembolsa un porcentaje de la inversión total, por lo que se produce un “apalancamiento”, es decir un efecto multiplicador tanto de las pérdidas como de las ganancias.