Zapatero admite el estancamiento de la economía y que llegarán tiempos peores
01/10/2010 - 09:45
El debate postrero no aportó nada nuevo al análisis de fondo sobre la marcha cuesta debajo de la economía. Rodríguez Zapatero desgranó durante una hora el medio centenar de medidas implementadas por su gabinete desde finales de abril ante la fuerte desaceleración del PIB, pero sin anunciar ni siquiera sugerir algo distinto a lo ya conocido.
Entre los pocos datos inéditos de su intervención estuvo la información de que este mes se agilizarán los trámites para reformar las leyes de enjuiciamiento civil y arrendamientos urbanos, al objeto de dotar de mayores garantías a los propietarios y reactivar el mercado de alquiler de vivienda. Sin embargo, hasta este cambio ya fue anunciado en otoño pasado por la entonces ministra del ramo, Carmé Chacón, sin que desde entonces se produjeran avances significativos en la materia.
La otra información desconocida hasta ahora que proporcionó el presidente fue la actualización de la factura que tendrá para España el encarecimiento del crudo, y que en el último año asciende a 19.000 millones de euros, 3.000 más de lo que dijo el ministro de Industria en el mismo foro hace apenas un mes debido a que el barril de crudo cuesta ya el doble, es decir, 70 dólares más que en junio de 2007. Por este motivo, Rodríguez Zapatero reiteró su apuesta por el ahorro energético para ni hipotecar con más cargas a las próximas generaciones, al tiempo que anunció un nuevo plan de apoyo a las políticas de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) para el periodo 2009-2011. En la misma línea, aseveró que el gasto social (pensiones, prestaciones por desempleo) y productivo (educación y formación profesional) se mantendrá, e incluso aumentará algo, en los Presupuestos del Estado para 2009 pese a admitir que los ingresos públicos irán a menos.
La clave, según dijo parafraseando a su vicepresidente económico, Pedro Solbes, radica en combinar la apuesta por esas políticas con introducir una austeridad mayor en el resto de áreas. Y es que, con independencia de debates lingüísticos entre él y la oposición -el líder del PP, Mariano Rajoy, utilizó 15 veces el término crisis mientras el jefe del Ejecutivo sólo lo hizo una vez y para referirse al sector inmobiliario-, Rodríguez Zapatero reconoció un claro empeoramiento de la situación dentro de una coyuntura económica adversa, e incluso un mayor debilitamiento en los próximos meses. Eso sí, insistió en que estas dificultades se deben en buena medida a factores que no están bajo control del Ejecutivo, sobre todo la subida de los precios de las materias primas y la crisis de liquidez financiera internacional.
Sin freno
En este contexto, advirtió que ningún Gobierno puede poner freno al mayor coste de los carburantes ni tampoco a sus impuestos (que aquí vienen marcados por la UE), y menos aún reducir los tipos de interés, pero si podemos generar más renta en las familias, y en este ámbito situó la devolución (vía IRPF) a 16,5 millones de contribuyentes de unos 400 euros de media, cuyos primeros efectos se habrán notado ya en las nominas de junio y que, según declaró, algo ayuda, pese a que Rajoy la tachó como la medida más antidemocrática que he visto en mi vida porque beneficia a quien más gana. Y es que dejó claro que, mientras el ahorro presupuestario pasado dé margen, seguirá usando la política fiscal para estabilizar la economía.
Los datos de la economía española e internacional son elocuentes, pero quiero decir a los ciudadanos que nos recuperaremos. Fue el mensaje final del presidente, quien señaló que el Ejecutivo asume su responsabilidad y es consciente de los problemas, aunque pareció conceder más importancia a que las condiciones de partida son las mejores de nuestra historia.
Esta afirmación no fue compartida desde las filas de la oposición, en especial desde el PP, donde Rajoy le acusó de engañar a la gente por elaborar las cuentas públicas con una previsiones que se han demostrado falsas, a lo que Rodríguez Zapatero le respondió que engañar es comprometer algo y no cumplirlo, y el Gobierno ha llevado a cabo todas las medidas que anunció.
La otra información desconocida hasta ahora que proporcionó el presidente fue la actualización de la factura que tendrá para España el encarecimiento del crudo, y que en el último año asciende a 19.000 millones de euros, 3.000 más de lo que dijo el ministro de Industria en el mismo foro hace apenas un mes debido a que el barril de crudo cuesta ya el doble, es decir, 70 dólares más que en junio de 2007. Por este motivo, Rodríguez Zapatero reiteró su apuesta por el ahorro energético para ni hipotecar con más cargas a las próximas generaciones, al tiempo que anunció un nuevo plan de apoyo a las políticas de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) para el periodo 2009-2011. En la misma línea, aseveró que el gasto social (pensiones, prestaciones por desempleo) y productivo (educación y formación profesional) se mantendrá, e incluso aumentará algo, en los Presupuestos del Estado para 2009 pese a admitir que los ingresos públicos irán a menos.
La clave, según dijo parafraseando a su vicepresidente económico, Pedro Solbes, radica en combinar la apuesta por esas políticas con introducir una austeridad mayor en el resto de áreas. Y es que, con independencia de debates lingüísticos entre él y la oposición -el líder del PP, Mariano Rajoy, utilizó 15 veces el término crisis mientras el jefe del Ejecutivo sólo lo hizo una vez y para referirse al sector inmobiliario-, Rodríguez Zapatero reconoció un claro empeoramiento de la situación dentro de una coyuntura económica adversa, e incluso un mayor debilitamiento en los próximos meses. Eso sí, insistió en que estas dificultades se deben en buena medida a factores que no están bajo control del Ejecutivo, sobre todo la subida de los precios de las materias primas y la crisis de liquidez financiera internacional.
Sin freno
En este contexto, advirtió que ningún Gobierno puede poner freno al mayor coste de los carburantes ni tampoco a sus impuestos (que aquí vienen marcados por la UE), y menos aún reducir los tipos de interés, pero si podemos generar más renta en las familias, y en este ámbito situó la devolución (vía IRPF) a 16,5 millones de contribuyentes de unos 400 euros de media, cuyos primeros efectos se habrán notado ya en las nominas de junio y que, según declaró, algo ayuda, pese a que Rajoy la tachó como la medida más antidemocrática que he visto en mi vida porque beneficia a quien más gana. Y es que dejó claro que, mientras el ahorro presupuestario pasado dé margen, seguirá usando la política fiscal para estabilizar la economía.
Los datos de la economía española e internacional son elocuentes, pero quiero decir a los ciudadanos que nos recuperaremos. Fue el mensaje final del presidente, quien señaló que el Ejecutivo asume su responsabilidad y es consciente de los problemas, aunque pareció conceder más importancia a que las condiciones de partida son las mejores de nuestra historia.
Esta afirmación no fue compartida desde las filas de la oposición, en especial desde el PP, donde Rajoy le acusó de engañar a la gente por elaborar las cuentas públicas con una previsiones que se han demostrado falsas, a lo que Rodríguez Zapatero le respondió que engañar es comprometer algo y no cumplirlo, y el Gobierno ha llevado a cabo todas las medidas que anunció.