Zapatero proyecta un gobierno continuista con pocos cambios
01/10/2010 - 09:45
Por: COLPISA
Media docena de ministros quedarán fuera del nuevo ejecutivo
José Luis Rodríguez Zapatero regresará este lunes de sus vacaciones en el parque de Doñana con la composición del nuevo Gobierno en la cabeza. Los socialistas no esperan ninguna revolución y creen que los cambios no irán más allá de la media docena de ministros. La innovación más llamativa estará en la estructura del nuevo Ejecutivo con la creación de alguna nueva cartera y la agrupación de competencias dispersas en varios departamentos.
José Luis Rodríguez Zapatero regresará este lunes de sus vacaciones en el parque de Doñana con la composición del nuevo Gobierno en la cabeza. Los socialistas no esperan ninguna revolución y creen que los cambios no irán más allá de la media docena de ministros. La innovación más llamativa estará en la estructura del nuevo Ejecutivo con la creación de alguna nueva cartera y la agrupación de competencias dispersas en varios departamentos.
Tras la investidura de Rodríguez Zapatero se abrirá una etapa que será distinta a la vivida en los últimos cuatro años. Las prioridades serán otras, y las reformas territoriales y el diálogo con ETA no serán el eje de la agenda gubernamental como lo fueron en la anterior legislatura. Los pactos y la reactivación de la economía formarán los carriles por los que transitará el nuevo gobierno sin olvidar que tiene otras tareas pendientes, entre ellas el desarrollo de la normativa social aprobada en el anterior mandato, sobre todo las leyes de Dependencia e Igualdad, y el desbloqueo de la renovación de los órganos constitucionales.
A tareas nuevas, caras nuevas, pero sin exagerar, dicen en el PSOE. Rodríguez Zapatero todavía no ha dado pistas, salvo la continuidad de los dos vicepresidentes y que cambiará la estructura gubernamental. La creación de un Ministerio de Investigación y Desarrollo, o con otro nombre, pero dedicado a este capítulo, se perfila como una de las innovaciones. Este departamento, para el que se menciona a Miguel Sebastián, reagrupará las competencias dispersas de esta materia repartidas por Educación, Industria y Defensa, y es posible que su creación lleve aparejada el acta de defunción de la cartera que aún dirige Joan Clos.
En el partido gubernamental también se da por hecho que habrá un cambio en la forma de funcionar del Ejecutivo. La actual estructura vertical del Gobierno ocasiona disfunciones y tropiezos entre los Ministerios, una situación que en la pasada legislatura se intentó paliar con la coordinación de la vicepresidenta. Todavía se recuerda en La Moncloa el choque entre Exteriores y Defensa por la venta de material militar a Venezuela. La intención de Rodríguez Zapatero para el próximo cuatrienio es que el Ejecutivo actúe con mayor transversalidad mediante organismos de enlace que eviten que cada departamento vaya por su cuenta.
Manos libres
Pedro Solbes, una vez que aceptó continuar en el Gobierno, pidió al líder socialista manos libres en el área económica. El vicepresidente tampoco se ha olvidado de los encontronazos entre Economía y la Oficina Económica de la Presidencia del Ejecutivo por los más variados asuntos. En el PSOE se cree que esta autonomía del vicepresidente segundo se plasmará en el desgajamiento de Hacienda de la cartera de Economía, y para hacerse cargo de esa tarea suena David Vegara, que reúne dos condiciones favorables para ello: es un estrecho colaborador de Solbes y es diputado del PSC. Su nombre figura en casi todas las quinielas, y se le menciona también para ser el titular de Industria si se mantiene el departamento.
Rodríguez Zapatero, de todos modos, no sucumbirá a las presiones de las federaciones con mayor peso en el partido o que han obtenido buenos resultados en las pasadas elecciones. Socialistas que se precian de conocer la mentalidad del presidente del Gobierno aseguran que no se dejará guiar por criterios de cuotas territoriales para formar su nuevo equipo ministerial, y si hay catalanes, andaluces, vascos o gallegos será por su valía y no por su adscripción a tal o cual federación. El líder socialista, en cambio, respetará el principio de paridad de sexos entre sus colaboradores.
De los ministros que entre los socialistas se da por seguro su continuidad y en el mismo cargo están Bernat Soria, titular de Sanidad, o Cesar Antonio Molina, Cultura. No se piensa lo mismo de Mariano Fernández Bermejo, cuyo perfil beligerante con el PP no parece ser el mejor para una etapa de pactos con los populares para la renovación del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional.
En el partido gubernamental también ven más fuera que dentro del Gobierno a los responsables de Industria, Joan Clos; Medio Ambiente, Cristina Narbona; Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos; Educación, Mercedes Cabrera; y también a la titular de Fomento, Magdalena Álvarez, si bien algunos dirigentes socialistas sostienen que Rodríguez Zapatero la mantendrá para no dejar la sensación de que ha cedido a las presiones de los nacionalistas y del PP.
Los nuevos
Los nuevos, según las impresiones que reinan en el PSOE, pueden ser Joaquín Araujo, que iría a Medio Ambiente; Diego López Garrido si deja, como todo hace pensar, la portavocía en el Congreso; la responsable de Relaciones Internacionales de la ejecutiva, Elena Valenciano; Ramón Jáuregui, si no es nombrado portavoz en la cámara baja; la secretaria de Economía de la dirección federal, Inmaculada Rodríguez Piñeiro; Juan Fernando López Aguilar, aunque debería dejar la política canaria; y Micaela Navarro, consejera de Bienestar Social de la Junta de Andalucía. La lista, sin embargo, es interminable en función de las fuentes que se consulten en el partido gubernamental. No entrarán todos los que suenan y, en cambio, sí lo hará alguien a quien no se cita.
La mayoría del Gobierno, no obstante, seguirá. Alfredo Pérez Rubalcaba, Jesús Caldera, Carme Chacón, Elena Salgado y Elena Espinosa tienen todas las papeletas para mantenerse aunque en algunos casos con cambios en los cargos. El titular de Interior, por ejemplo, fue designado para jugar ese papel durante el extinto proceso de paz, un diálogo que ahora está enterrado y que facilitaría la salida de Rubalcaba de esa cartera para ocupar otra ya que, pese a que ha alegado cansancio, es muy difícil que Rodríguez Zapatero prescinda de su concurso.
La cotización de Caldera, a su vez, ha subido muchos enteros desde que asumió la coordinación del programa electoral del PSOE y no sería de extrañar que dejara Trabajo para hacerse cargo de otra responsabilidad de más enjundia. Al igual que Chacón, a la que se ha quedado pequeño el Ministerio de Vivienda tras el resonante triunfo del PSC en Cataluña.
En los últimos días se ha especulado también con el futuro del actual titular de Defensa, José Antonio Alonso, a quien algunas fuentes sitúan en la portavocía del grupo socialista en el Congreso. El ministro, amigo personal de Rodríguez Zapatero, quiere dejar la cartera de Defensa y no se descarta que el presidente le coloque como su número dos en el Parlamento, un cargo desde el que tendrá que urdir los pactos políticos con las minorías para garantizar la estabilidad de la legislatura, y los acuerdos que el PSOE tendrá que alcanzar con el PP para desbloquear la renovación de algunas instituciones.
Tras la investidura de Rodríguez Zapatero se abrirá una etapa que será distinta a la vivida en los últimos cuatro años. Las prioridades serán otras, y las reformas territoriales y el diálogo con ETA no serán el eje de la agenda gubernamental como lo fueron en la anterior legislatura. Los pactos y la reactivación de la economía formarán los carriles por los que transitará el nuevo gobierno sin olvidar que tiene otras tareas pendientes, entre ellas el desarrollo de la normativa social aprobada en el anterior mandato, sobre todo las leyes de Dependencia e Igualdad, y el desbloqueo de la renovación de los órganos constitucionales.
A tareas nuevas, caras nuevas, pero sin exagerar, dicen en el PSOE. Rodríguez Zapatero todavía no ha dado pistas, salvo la continuidad de los dos vicepresidentes y que cambiará la estructura gubernamental. La creación de un Ministerio de Investigación y Desarrollo, o con otro nombre, pero dedicado a este capítulo, se perfila como una de las innovaciones. Este departamento, para el que se menciona a Miguel Sebastián, reagrupará las competencias dispersas de esta materia repartidas por Educación, Industria y Defensa, y es posible que su creación lleve aparejada el acta de defunción de la cartera que aún dirige Joan Clos.
En el partido gubernamental también se da por hecho que habrá un cambio en la forma de funcionar del Ejecutivo. La actual estructura vertical del Gobierno ocasiona disfunciones y tropiezos entre los Ministerios, una situación que en la pasada legislatura se intentó paliar con la coordinación de la vicepresidenta. Todavía se recuerda en La Moncloa el choque entre Exteriores y Defensa por la venta de material militar a Venezuela. La intención de Rodríguez Zapatero para el próximo cuatrienio es que el Ejecutivo actúe con mayor transversalidad mediante organismos de enlace que eviten que cada departamento vaya por su cuenta.
Manos libres
Pedro Solbes, una vez que aceptó continuar en el Gobierno, pidió al líder socialista manos libres en el área económica. El vicepresidente tampoco se ha olvidado de los encontronazos entre Economía y la Oficina Económica de la Presidencia del Ejecutivo por los más variados asuntos. En el PSOE se cree que esta autonomía del vicepresidente segundo se plasmará en el desgajamiento de Hacienda de la cartera de Economía, y para hacerse cargo de esa tarea suena David Vegara, que reúne dos condiciones favorables para ello: es un estrecho colaborador de Solbes y es diputado del PSC. Su nombre figura en casi todas las quinielas, y se le menciona también para ser el titular de Industria si se mantiene el departamento.
Rodríguez Zapatero, de todos modos, no sucumbirá a las presiones de las federaciones con mayor peso en el partido o que han obtenido buenos resultados en las pasadas elecciones. Socialistas que se precian de conocer la mentalidad del presidente del Gobierno aseguran que no se dejará guiar por criterios de cuotas territoriales para formar su nuevo equipo ministerial, y si hay catalanes, andaluces, vascos o gallegos será por su valía y no por su adscripción a tal o cual federación. El líder socialista, en cambio, respetará el principio de paridad de sexos entre sus colaboradores.
De los ministros que entre los socialistas se da por seguro su continuidad y en el mismo cargo están Bernat Soria, titular de Sanidad, o Cesar Antonio Molina, Cultura. No se piensa lo mismo de Mariano Fernández Bermejo, cuyo perfil beligerante con el PP no parece ser el mejor para una etapa de pactos con los populares para la renovación del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional.
En el partido gubernamental también ven más fuera que dentro del Gobierno a los responsables de Industria, Joan Clos; Medio Ambiente, Cristina Narbona; Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos; Educación, Mercedes Cabrera; y también a la titular de Fomento, Magdalena Álvarez, si bien algunos dirigentes socialistas sostienen que Rodríguez Zapatero la mantendrá para no dejar la sensación de que ha cedido a las presiones de los nacionalistas y del PP.
Los nuevos
Los nuevos, según las impresiones que reinan en el PSOE, pueden ser Joaquín Araujo, que iría a Medio Ambiente; Diego López Garrido si deja, como todo hace pensar, la portavocía en el Congreso; la responsable de Relaciones Internacionales de la ejecutiva, Elena Valenciano; Ramón Jáuregui, si no es nombrado portavoz en la cámara baja; la secretaria de Economía de la dirección federal, Inmaculada Rodríguez Piñeiro; Juan Fernando López Aguilar, aunque debería dejar la política canaria; y Micaela Navarro, consejera de Bienestar Social de la Junta de Andalucía. La lista, sin embargo, es interminable en función de las fuentes que se consulten en el partido gubernamental. No entrarán todos los que suenan y, en cambio, sí lo hará alguien a quien no se cita.
La mayoría del Gobierno, no obstante, seguirá. Alfredo Pérez Rubalcaba, Jesús Caldera, Carme Chacón, Elena Salgado y Elena Espinosa tienen todas las papeletas para mantenerse aunque en algunos casos con cambios en los cargos. El titular de Interior, por ejemplo, fue designado para jugar ese papel durante el extinto proceso de paz, un diálogo que ahora está enterrado y que facilitaría la salida de Rubalcaba de esa cartera para ocupar otra ya que, pese a que ha alegado cansancio, es muy difícil que Rodríguez Zapatero prescinda de su concurso.
La cotización de Caldera, a su vez, ha subido muchos enteros desde que asumió la coordinación del programa electoral del PSOE y no sería de extrañar que dejara Trabajo para hacerse cargo de otra responsabilidad de más enjundia. Al igual que Chacón, a la que se ha quedado pequeño el Ministerio de Vivienda tras el resonante triunfo del PSC en Cataluña.
En los últimos días se ha especulado también con el futuro del actual titular de Defensa, José Antonio Alonso, a quien algunas fuentes sitúan en la portavocía del grupo socialista en el Congreso. El ministro, amigo personal de Rodríguez Zapatero, quiere dejar la cartera de Defensa y no se descarta que el presidente le coloque como su número dos en el Parlamento, un cargo desde el que tendrá que urdir los pactos políticos con las minorías para garantizar la estabilidad de la legislatura, y los acuerdos que el PSOE tendrá que alcanzar con el PP para desbloquear la renovación de algunas instituciones.