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Almonacid respira por sus obras de arte
En estos días asistimos a un nuevo avance de Almonacid de Zorita en el camino del cuidado de su patrimonio, por el inicio de las obras de la reconstrucción de la armadura de madera de su torre parroquial y por la colocación de un cuadro de Zorita Bayón en el retablo de la Virgen de los Desamparados.
La armadura de la torre parroquial
La iglesia parroquial de Almonacid, dedicada a Santo Domingo de Silos, fue siempre considerada una amalgama de estilos, un suntuoso edificio de larga evolución que no llegó nunca a rematar en algo sólido y bien definido. Porque lleva restos de diversas épocas, modificaciones continuas y abortadas empresas. Así muchos recuerdan de ella su portada renaciente, o el suntuoso presbiterio que quedó inacabado y hoy es sala vacía. La torre, sin embargo, que fue siempre el núcleo del edificio, es un elemento sólido y aparente, que guarda muestras de todas las épocas, y en su cubierta una armadura de maderas que viene a ser también la silente historia del edificio.
Ha sido recientemente visitado y valorado por los arquitectos Enrique Nuere y Javier de Mingo, quienes pasarán a realizar pronto una restauración de su armadura para preservar ese elemento patrimonial, que lleva vivo desde hace siglos y que apenas ha dicho hasta ahora ni media palabra. Para empezar su recuperación, estos arquitectos han estudiado y concretado el valor y evolución de esta pieza, aparatosa y bien trabada, como puede verse en las fotografías adjuntas. Hago uso ahora de su breve estudio iniciador, para poner en valor esta joya de la arquitectura alcarreña. La torre, que por sus dimensiones y porte aparenta tener un origen defensivo, es en realidad la prolongación en vertical del ábside de la iglesia, de planta cuadrada con algo más de 11 metros de lado en sus paramentos exteriores (unos 40 pies castellanos). A la altura del campanario, ésta se compone de machones de sillería y fábrica, dejando huecos entre ellos de dimensiones y formas variables, aprovechando los del sur para colocar las campanas. Estas afirmaciones de Nuere nos dicen, de entrada, la antigüedad del aparato sustentatorio del tejado de la torre, que, además, evidencia haber pertenecido, en parte, a la armadura general de la nave de una primitiva iglesia medieval que fue rematada con ese elemento, como era costumbre en la Baja Edad Media.
Aspecto de la gran armadura de la torre de Almonacid.
En el estudio arquitectónico que ha sido dado a conocer, se nos dice que “existe un detalle muy peculiar en ella [en la armadura de la torre de Almonacid]: posee pares, estribos y tirantes agramilados, los cuales con gran seguridad provienen de las antiguas cubiertas de las naves, puesto que los gramiles (pequeños surcos lineales de tipo ornamental en las caras inferiores) no se aplicaban en armaduras ocultas. En los pares reutilizados, incluso, se pueden observar acanaladuras para colocar tabicas, que eran pequeñas piezas planas, también puramente ornamentales, lo que denota aún más su origen”. De todas estas afirmaciones, queda claro que la pieza que va a ser restaurada es una especie de conglomerado de materiales de diversas épocas, pero puesto en un nuevo y bien conjuntando muestrario de épocas anteriores, dejando ahora ver una estructura uniforme y acordada.
La idea de los arquitectos Nuere y de Mingo es que la iglesia de Almonacid fue en su origen románica, porque es lógico que en la Repoblación de esa zona una vez recuperado para Castilla el enclave de Zorita, se levantara un templo, aunque mínimo, para las necesidades de una comunidad reducida. Y que ese templo tuviera una nave, una cabecera de planta semicircular, y una espadaña entre ambas partes, sujeta por un interno arco triunfal (algo que vemos ha permanecido, por ejemplo, en Hontoba, hasta nuestros días). El aumento de la masa poblacional hizo que sobre la primitiva iglesia del siglo XII se levantara luego otra más grande, que a su vez fue ampliada en tiempos de pasar a ser Almonacid la sede de la encomienda calatrava de Zorita. Un estudio gráfico de Nuere que acompaña estas líneas da idea de esa progresiva modificación del templo parroquial almorcileño. Concluyen los autores del informe restaurador que ello nos permite establecer una primera y sencilla conclusión: la cubierta de la torre se construyó al desmochar la espadaña primitiva, y para ello se reutilizaron maderas de una antigua cubierta de la nave.
Evolución constructiva de la iglesia parroquial de Almonacid de Zorita según Enrique Nuere.
El hecho de que este detalle patrimonial haya sido descubierto, estudiado, y propuesto para su restauración, ya es un motivo de alegría para cuantos nos preocupamos en mantener bien conservado el conjunto de elementos artísticos y monumentales de la Alcarria.
La Virgen de los Desamparados, de Zorita Bayón
Otra novedad patrimonial en Almonacid es la manera en que se ha rematado la restauración y colocación del Retablo barroco procedente del viejo convento de Monjas de la Concepción en la parroquia. Hace pocos días, se colocó en lo alto de su frontón el cuadro que la Hermandad de la Virgen de los Desamparados, ha encargado al pintor Miguel Zorita Bayón, y que ha sorprendido a todos cuantos lo han visto. Un cuadro que representa, en un estilo clásico pero de hechura indiscutiblemente moderna, a la Virgen titular del retablo y la Hermandad, ante un paisaje almorcileño y con un fondo vegetal en el que el granado (fruto que forma junto a la Cruz de Calatrava el escudo heráldico municipal) cubre al grupo, una Virgen María que acoge bajo su manto a pobres y sufrientes.
La techumbre de la torre parroquial de Almonacid de Zorita.
Zorita Bayón, que es cronista de Brea de Tajo, escritor también, investigador y divulgador, tiene a pesar de su juventud una larga trayectoria artística, que aquí en Almonacid se desarrolla espléndida. Él mismo explica que ha querido hacer un cuadro que complemente un retablo, y que tenga un viso de clasicismo al mismo tiempo que un indudable rastro contemporáneo. Inspirado por las formas contundentes del pastranero Juan Bautista Maino, pone una joven María con su Hijo y un manto azul muy amplio que cubre una escena de sufrientes que la imploran. Retratos de amigos, escorzos y telas, todo captado de poses al natural, con un fondo paisajístico en que aparecen un Almonacid real y soñado a un tiempo: una obra que, nada más colocarse e inaugurarse, es ya un clásico del arte provincial.
Pintura de la Virgen de los Desamparados por MIguel Zorita Bayón.