Carta a Pío Ranera

Estimado y apreciado D. Pío.

Siempre es un placer leerle, aprender de su memoria y conocer cuestiones relativas a nuestro pueblo que, de otra manera, sería difícil.

No puedo más que darle las gracias y la razón.  El agua es el tesoro del futuro, lo fue del pasado y se nos ha olvidado que lo es en el presente.  Hubo sus intentos.  Recordará el canal de regadío que se instaló en la Vega.  Estoy seguro que habría supuesto un importante desarrollo económico, si los esfuerzos que un descerebrado utilizó para destruirlo los hubiera centrado en pensar un poco más en el futuro que en su inmediato y propio interés.

Mucho ha cambiado Pastrana, España y el mundo, desde entonces. Ahora no llegamos a 900 habitantes pero debemos mantener, con el presupuesto que corresponde a un municipio de tan escasa población, las infraestructuras de esos dos kilómetros de calles, además de una serie de servicios cuya inexistencia es impensable actualmente. 

Pero no nos cansamos de trabajar para mejorar las condiciones de nuestro pueblo. Como ya le dije en un correo anterior, la zona del Convento de San Francisco que se conoce como Casa de los Gitanos, comenzará a restaurarse, probablemente, a finales de este año.  El depósito de agua que abastece a la población se renovará, sustituyendo las llaves que, ya oxidadas, han cumplido su servicio durante más de 40 años y se impermeabilizará para evitar fugas.  Sólo por poner unos ejemplos. Se ha mejorado la biblioteca, aportando nuevos espacios.  El colegio al que hacía mención en su texto, aumentará este año el número de clases y espacios, al incorporar dos de las viviendas - vacías desde hace años - de los profesores como instalaciones educativas, previa reforma y adecuación necesaria. Esto permitirá que los niños vuelvan a tener, por ejemplo, biblioteca.  La escuela de adultos, que amenazaba por desaparecer por falta de alumnos hace dos años, está ahora abierta mañana y tarde, siendo una referencia dentro de la provincia.

Y seguimos adelante con el tema del Palacio Ducal. Espero poder darle noticias próximamente ya que parece que todo avanza satisfactoriamente.

Por último, permítame que le haga una apreciación a su escrito.  La estación de tren de Almonacid de Zorita que se encontraba donde se construyó el poblado de la Central Nuclear José Cabrera, no fue destruida.  Es curioso, y así se lo pregunté a D. Antonio Fernández Alba, aunque la respuesta no aclaró la duda, que no diseñara el poblado con capilla por lo que, en torno a los años 80, la empresa de la central (por entonces sería Unión Fenosa), llegó a un acuerdo con el Obispado y rehabilitó la estación como capilla, celebrándose desde entonces las misas de los domingos en ella.   

Espero verle pronto por aquí y poder tomar el vino que tenemos pendiente desde hace ya muchos meses.

Un saludo muy afectuoso y cuídese mucho.