Gracias don Atilano

23/12/2023 - 13:54 Pedro Villaverde Embid

  Don Atilano ha tenido mano derecha e izquierda, su única ideología ha sido la del Evangelio y se le recordará por convocar un Sínodo para reformar la Iglesia. En la imagen le vemos con el también obispo emérito Don José Sánchez. Bienvenido don Julián. 

Por Pedro Villaverde Embid

Hoy sábado, 23 de diciembre, ha tomado posesión de la diócesis don Julián, al que deseamos suerte en su misión al frente de la iglesia diocesana en la que se encuentra el listón alto que le deja don Atilano, un prelado sabio, cercano, afable, un hombre de Dios y de la Iglesia, un perfecto embajador de la misma, que ha sabido tratar con las administraciones, sacerdotes, congregraciones, fieles... que forman el pueblo de Dios. 

  Don Atilano ha tenido mano derecha e izquierda, su única ideología ha sido la del Evangelio, su mensaje el de Cristo, su intención hacer mejores a las personas con su labor pastoral y reformar la Iglesia a través de la convocatoria de un Sínodo, un gran encuentro con todos los creyentes, que no tenía lugar desde hace setenta años ni nunca había sido celebrado desde el Concilio Vaticano II, en lo que es una apuesta por poner sobre la mesa los problemas, desafíos y retos de los tiempos actuales para buscar respuestas comunitarias, una revolución tranquila pero necesaria que se encuentra en la fase final de conclusiones y que deseamos afronte con igual vigor don Julián.  

  No ha habido parroquia ni pueblo que se haya dejado sin visitar don Atilano, ni feligrés que no haya tenido la oportunidad de hablar con él. Muchos son los que se declaran amigos suyos y es que se ha hecho querer por su carácter de cura rural, por su empatía. Ahora serán las parroquias del entorno del monasterio de Buenafuente del Sistal las que tengan el honor de disfrutar de su apostolado. Gracias por su legado, que incluye reordenación de arciprestazgos, pero sobre todo por su buena disposición siempre con este periódico y con mi familia. Le recordaremos con gran cariño y gratitud, esperando reencuentros que nos alegren el espíritu. Bienvenido don Julián.