La espada del Alcázar

29/01/2017 - 10:42 Luis Monje Ciruelo

Los que cruzan el túnel frente al Palacio del Infantado y mirán hacía atrás verán lo mismo que vi yo en noviembre de 2001.

El Ayuntamiento planea mejorar la ladera de la espalda del Alcázar árabe, al borde del Alamín. Los que cruzan el túnel frente al Palacio del Infantado, si miran hacia atrás al salir verán lo mismo que yo vi en noviembre de 2001 cuando fue inaugurado. Ya cuatro años antes, en 1997, había escrito sobre ello con motivo de la concesión de 30 millones de pesetas del Fondo de Haciendas Municipales para construir el colector de aguas residuales, “operación indispensable- escribí entonces en ABC- para poder cubrir ese profundo foso natural por el que corría entonces un maloliente arroyo, y transformarlo en una moderna avenida como poyectaba el Ayuntamiento, convirtiendo el barranco y sus aledaños en zona verde con pequeñas cascadas, pasarelas, miradores, auditorio, carril-bici, e iluminaciones  directas e indirectas que transformarían el paraje en un atractivo lugar. Y añadía que ese arroyuelo y la profundidad del escarpado barranco constituían un obstáculo para la construcción de viviendas al otro lado, limitando la expansión de la ciudad por esa parte. De ahí que en las laderas del barranco prosperaran siempre, dado el carácter suburbial de la zona, cuevas,  chabolas y los refugios hasta que fueron suprimidos a finales de siglo. Y como tras la apertura del túnel (al que se mostraba contraria la oposición socialista por creer que dañaría los cimientos del palacio), llegaba la  construcción del colector del Alamín, comentaba yo con ironía que la oposición terminaría llamando a José María Bris, alcalde a la sazón de la ciudad,  “el Carlos III de Gudalajara” en alusión a este rey, llamado “el mejor alcalde de Madrid” por las numerosas obras realizadas en la capital de España a iniciativa suya, entre ellas la Puerta de Alcalá, una de las más populares. Bris dijo entonces, en 1997, que el Ayuntamiento estaba preparando la Guadalajara del siglo XXI. Pero se ve que los ayuntamientos siguientes confundieron siglo con milenio, por lo que pensaron que no corrían prisa las obras. Lo que pensé en 2001 al mirar hacia atrás desde la salida del túnel al barranco era que había que mejorar la perspectiva de las ruinas del alcázar árabe, reconstruyendo los viejos muros, restaurando muchas paredes y fachadas posteriores, y limpiar y adecentary que más de tres lustros después todavía siguen en fase de proyecto, aunque ahora, tan a la vista, son ineludibles e indemorables.