La Europa liquida
Europa. La unión fiscal. ¿Por qué van a tener que pagar los noruegos, o los alemanes, o los polacos, la vida de despilfarro que llevamos los españoles o los italianos o los griegos?
La imagen y el concepto de Europa van cambiando. Por eso hablamos de Europa líquida. Ahora hay que hablar de una Europa liquidez. Todavía me recuerdo del calificativo cuando se hablaba con desprecio de la Europa de los mercaderes que tantas críticas recibía como el brazo derecho del capitalismo salvaje. Yo mismo realicé un estudio contrapuesto titulado la Europa de los valores. ¡Qué sería Europa sin los valores acumulados a lo largo de su historia! Ahora tenemos que hablar de una Europa de los bancos, no de los banqueros. El Estado llamado Europa se ha convertido en el gran cajero automático de los países miembros.
De repente, de la noche a la mañana, parece que todos somos ricos sólo por habernos prometido inyectar liquidez a nuestro sistema monetario. Ayer éramos pobres, confinados. Hoy ya somos ricos. ¿Razón? La deuda contraída. Hemos vuelto de Bruselas con las manos llenas de deudas. ¿Quién las pagará? Las generaciones futuras. ¿Quién somos nosotros para endeudarnos o hipotecarnos en su nombre y consumir los recursos que ellos tendrían que disponer y disfrutar? Ribera verde. Todo ello para pagar el sectarismo y las promesas de algunos grupos en el gobierno o el gobierno de algunos grupos. El problema está en nosotros, no en Bruselas.
Europa. La unión fiscal. ¿Por qué van a tener que pagar los noruegos, o los alemanes, o los polacos, la vida de despilfarro que llevamos los españoles o los italianos o los griegos? Esta es la gran pregunta de solidaridad o de la Europa solidaria, Mutualizar la deuda, el gasto y el déficit. Esto ya no es sociología o economía sino humanismo y antropología. ¿Con qué derecho vamos a pedir que sean los otros gobiernos de la Europa líquida quienes pongan los dineros para nuestros servicios públicos porque gastamos más de lo que producimos o aportamos al presupuesto comunitario? Sectarismo disimulado de populismos. Están facilitando el nacimiento de nacionalismos. Esta relación íntima entre socialcomunistas y Europa no les impide criticarla pero acudir a ella cuando las cosas en la llamada política interior económica van mal. Europa nos da con una mano y nosotros la abofeteamos con la otra.
Se está premiando la deuda, no el esfuerzo, la producción, el trabajo o el empleo. Se está premiando la fidelidad y la adhesión o colocando al amigo. Los que renegaban de la Europa de los mercaderes o acusaban de buitres a los dineros que se ponían a disposición de la liquidez del sistema, a la que ellos llamaban rescate de los bancos, son los mismos que ahora cogen el avión y acuden a Europa para que les salve de esta gran crisis económica como nunca la habíamos vivido después de la famosa Guerra Civil. No incluyen esto en la memoria histórica pues no quieren que sea memoria económica. Los que acusaban a la universidad (educación) de convertirse en empresa ahora quieren que la empresa comience en la universidad. Ya no quieren universidad, conocimiento, cerebro pues sólo quieren brazos y mono azul. Todos a formación profesional. Todos obreros aunque sea de la enseñanza.