200 personas escucharon a María Dueñas en Sigüenza
Cerca de 200 personas se dieron cita en el Salón Cardenal Mendoza del Parador de Sigüenza para presenciar la decimoséptima velada literaria seguntina, que protagonizaron la escritora castellano-manchega, y el habitual conductor de las tertulias, Ramón Ongil.
María Dueñas protagonizó anoche la velada literaria correspondiente al mes de febrero, una iniciativa cultural que convocan, desde hace más de dos años Parador y Ayuntamiento de Sigüenza.
Curiosamente, siendo castellano-manchega, nacida en Puertollano, la escritora no conocía aún la ciudad del Doncel. Hoy percibo lo que me estaba perdiendo, decía ayer recién llegada a una Sigüenza que olía a primavera en pleno mes de febrero. En el patio de armas del Castillo, rodeada de almenas, y poco antes de encontrarse con sus lectores, afirmaba que la inspiración puede surgir en cualquier sitio, como desvelaría después en la tertulia, y se mostró “encantada” de engrosar la lista de protagonistas que han pasado por las veladas seguntinas. Me parece una iniciativa fantástica ésta de aunar castillos, ciudades históricas, paradores y literatura, opinó Dueñas.
Ayer, en el Salón Cardenal Mendoza, fue la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Sigüenza, Sonsoles Arcones quien presentó a la protagonista ante el público que lo llenaba. Arcones recordó que son ya diecisiete las veladas -incluida la de ayer- convocadas con el mismo formato, abierto a la ciudad, gratuito, y propiciando la firma de libros en una primera parte, que luego, quien quiere, puede continuar acompañando al escritor o escritora en una cena en el Parador. Dueñas deseó, para empezar la conversación, que “detrás de estas diecisiete Veladas, lleguen otras diecisiete mil más”.
La tertulia-entrevista la condujo nuevamente el periodista Ramón Ongil, alternando cuestiones sobre la biografía y obra de la protagonista, con la dosis adecuada de humor. Encontrando la complicidad de la escritora en sus respuestas, Dueñas y Ongil divirtieron e interesaron a las cerca de 200 personas que siguieron su conversación.
La puertollanera contó anoche que, siendo docente es profesora titular de Filología Inglesa de la Universidad de Murcia en excedencia-, “tenía una vida plena y satisfactoria”, y que empezó a escribir pensando que su iniciativa literaria sería “una capa añadida a mi vida diaria”. Así, ella fue la primera sorprendida “cuando 'El tiempo entre costuras' despegó, tomando una dimensión inesperada. Dueñas sopesó entonces la posibilidad de compaginar los dos ámbitos, docente y literario, “pero pronto percibí que era imposible, así que dejé el mundo de la universidad y de la investigación, que ya conocía a fondo, y me adentré por este nuevo camino que me prometía aventuras desconocidas”.
'El tiempo entre costuras' se convirtió después en una serie de televisión en la que la escritora sintió bien reflejado su libro. Quedé muy satisfecha. Se hizo un trabajo magnífico. Se trató mi novela con mucho respeto. Se hizo una producción audiovisual de muchísima calidad que, después, quedó refrendada por la audiencia masiva de la serie y por unas críticas excelentes. Además, los lectores se sintieron igualmente satisfechos. Tampoco ellos vieron tergiversada su novela, ni convertida en otra cosa, vistosa, pero al fin y al cabo, distinta. Como ellos quedaron felices, yo también, afirmó sobre la traslación en imágenes de su ópera prima.
Anoche, en Sigüenza, desveló que repetirá la experiencia con 'La templanza', un proyecto en el que volverá a colaborar con AtresMedia y con Boomerang. Además, esta vez contará como aliado con Amazon Video, un gigante, una plataforma que llega a 200 países, y que le dará una dimensión internacional a la producción desde el principio”.
Fundamentalmente la conversación de Dueñas y Ongil giró en torno a su última novela, 'Las hijas del Capitán', que retoma las peripecias de los emigrantes españoles en Estados Unidos, a través de tres hermanas jóvenes, que deben “sacar las uñas” para labrarse un futuro. Se nos olvida con facilidad que fuimos un país emigrante en los primeras décadas del siglo XX porque ahora somos receptores de inmigrantes”, valoró Dueñas.
La escritora contó en Sigüenza cómo surgió la idea original de cada uno de sus libros. Cada novela tiene su tiempo de reflexión, que parte de algo que te seduce, pero también, en ocasiones, de un chispazo. En 'El tiempo entre costuras', quería escribir sobre el Protectorado de Marruecos, porque es la tierra de mi familia materna y me había pasado la vida escuchando historias sobre Africa. Tenía claro el entorno, explicó. Detrás de 'Misión olvido' está un viaje a California y la visita de las distintas misiones del Camino Real que fundaron allí los franciscanos españoles entre los siglos XVII y XIX: Me parecieron tan vinculadas a nuestra historia, tan cercanas a nuestra identidad, que quise escribir sobre ellas, y en general, sobre las historias de ida y vuelta entre España y Estados Unidos”.
El de 'La Templanza', “el chispazo es el más ridículo de todos, contó Dueñas. La idea de la novela surgió en un vuelo de Alicante a Londres, al objeto de presentar la traducción al inglés de 'El tiempo entre costuras' en la ciudad británica. Yo era la única española. Los ingleses, rojos de sol Mediterráneo, a las nueve de la mañana, empezaron a pedir botellas de vino. Recordé el Jerez, la importación Ese fue el origen, dijo. Su última novela, 'Las hijas del Capitán' enlaza con 'La Templanza'. El protagonista es un villano que dejó España en el siglo XIX, y luego volvió. Para construir este personaje leí muchas historias de emigrantes, que casi siempre contaban la versión de los hombres, pero nunca de mujeres, porque es cierto que era el hombre quien salía primero, pero la mujer le seguía. Nadie había contado cómo afrontaban ellas el desarraigo, cómo sufrían la incertidumbre sobre si volverían o no a su país, y cómo criaban a sus hijos, intentando que no perdieran sus raíces españolas.