Aterrador robo a martillazos en el Hotel SCH

17/04/2020 - 12:32 J. Pastrana

Un ladrón entró a martillazos por la puerta para robar la recaudación de las máquinas mientras una mujer era testigo del asalto desde el interior, 

El estado de alarma está siendo testigo de actos delictivios y dos de ellos han ocurrido en el Pachús Bar y en el Hotel SCH. Precisamente, en este último tuvo lugar ayer un aterrador asalto, ya que la mujer del propietario, Florencio Miguel Orduña, fue testigo directo de los hechos. “Ella estaba aquí cuando vio que un hombre empezaba a destrozar la puerta de cristal con un martillo”. Paralizada por el miedo, apenas pudo reaccionar. “Le dijo que si no hacía nada, él tampoco la haría daño”. Y dicho esto, abrió las máquinas tragaperras para hacerse con la recaudación. “Era un profesional, no tardó más de dos minutos en romper las máquinas. Sabía dónde golpear”.

Si malo fue que el ladrón se hiciera con los 1.800 euros de recaudación, peor fueron los más de 6.000 euros de destrozos y sobre el susto que se llevaron las personas que se encontraban en el edificio, en el que también vive una mujer de más de 80 años y que, por fortuna, no fue testigo directo de los hechos. “Creo que él quería aprovechar la oscuridad para cometer el robo, que no pensaba que había gente dentro del bar”.

De inmediato llamaron a la policía y comenzaron a buscar al sospechoso, que fue grabado por las cámaras de seguridad. “Este hombre vino andando”, señala Florencio Miguel. Aunque el robo ocurrió en torno a las 21.50 horas, sostiene que el individuo llevaba desde las 19.00 merodeando por los alrededores. Tras tener conocimiento de los hechos, él mismo recorrió los alrededores y cree que pudo ver un hombre que encaja con la descripción en el entorno del barrio de la estación. 

Este no es el primer robo que sufre Florencio Miguel en uno de sus establecimientos. El pasado día 20, también durante el estado de alarma, ya entraron en el Pachús Bar para robar tanto la recaudación de las máquinas como el fono de caja, llevándose en esa ocasión 950 euros.  Ahora, teme que estos hechos puedan seguir repitiéndose en el tiempo. “La gente que trabajaba de manera ilegal no está teniendo dinero y esto puede empezar a ser el pan de cada día”, advierte.