Benedicto XVI (1927-2022), Jesús de Nazaret


La obra más importante del pontífice fallecido es Jesús de Nazaret, en tres tomos aparecidos entre 2007 y 2012.

El 31 de diciembre de 2022 se nos murió el Papa Benedicto XVI. Como es natural, se han acumulado los elogios y algunas críticas, pero mientras de otros papas casi se olvida el nombre anterior a su elección como pontífices, en este caso se habla con mayor frecuencia del Papa Ratzinger, es decir, se recuerda al maestro de teología y pensador universal de varias universidades alemanas en una época brillante de esas instituciones. 
  En la Universidad “civil o literaria” de Salamanca existe la “Cátedra Domingo de Soto” de teología. Durante varios años su titular fue el admirable teólogo y pensador D. Olegario González de Cardedal y a esa cátedra invitó, creo que varias veces, a su amigo, el profesor Joseph Ratzinger. El 2 de enero González de Cardedal ha publicado en ABC un precioso artículo sobre Benedicto XVI, pero sin mencionar la influencia que él, Olegario, tuvo en el interés de Ratzinger por España y en su amor a España, que tanto se ha mencionado. 
   La obra más importante del pontífice fallecido es Jesús de Nazaret, en tres tomos aparecidos entre 2007 y 2012. En ellos despliega el problema metodológico que ha ocupado a los biblistas desde la famosa Vida de Jesús, publicada por David Strauss en 1838. El problema era y es cómo fundir la investigación filológica, estrictamente científica, sobre Jesús y los escritos neotestamentarios, con la fe en Jesucristo como Hijo de Dios Padre, sus milagros y resurrección, y el humanismo proclamado en el Nuevo Testamento. Con ocasión de la Navidad y el nuevo año—que os deseo muy feliz y próspero a todos los generosos lectores—voy a centrarme en el tercer tomo, titulado La infancia de Jesús, la época en que más se compenetran la historia y la leyenda. El capítulo dedicado al nacimiento de Cristo (pp. 65-94) comprende tres secciones: “Marco histórico y teológico de la narración del nacimiento en el Evangelio de Lucas”, “Nacimiento de Jesús” y “Presentación de Jesús en el templo”. En la narración de San Lucas sobre el nacimiento Ratzinger destaca la frase: “porque no tenían sitio en la posada” (“en el caravanserrallo” traducía el P. Remigio Vilariño en su libro-tesoro Los caminos de Jesucristo). La falta de posada es paralela a la frase de San Juan: “Vino a los suyos y los suyos no le recibieron” y a otras del Nuevo Testamento sobre la pobreza del Dios hecho hombre. Ratzinger comenta: “Esto debe hacernos pensar y remitirnos al cambio de valores que hay en la figura de Jesucristo, en su mensaje. Ya desde su nacimiento, él no pertenece a ese ambiente que según el mundo es importante y poderoso. Y, sin embargo, precisamente este hombre irrelevante y sin poder se revela como el realmente Poderoso, como aquel de quien, a fin de cuentas, todo depende. Así, pues, el ser cristiano implica salir del ámbito de lo que todos piensan y quieren, de los criterios dominantes, para entrar en la luz de la verdad sobre nuestro ser y, con esta luz, llegar a la vía justa. “La luz de la verdad sobre nuestro ser”: el sabio maestro fue muy citado cuando condenó la tiranía del relativismo. El relativismo es generalmente distracción; pero cuando se tocan nuestros intereses todos tendemos a ser absolutistas. Frente a la ideología interesada o la desidia, hay dos valores que no pueden cambiar con el tiempo: la veracidad y la solidaridad-caridad. Profesor, recuerdo mi lectura, hacia 1960, de tu libro La teología de la historia según San Buenaventura, y desde entonces he sido sincero admirador.