Black Hawk Derribado: El despiadado espectáculo de la guerra

24/08/2020 - 12:42 David Web / El Cinéfago

Los chicos de Webbtertaiment se acercan en esta ocasión a todo un clásico del cine bélico: Black Hawk Derribado, una trepidante producción para la que también hemos contado con el punto de vista de nuestro Cinéfago. 

Octubre de 1993. "Black Hawk Down" relata una operación de las fuerzas de élite del ejército americano en la ciudad de Mogadiscio que se complica cuando un helicóptero es derribado en pleno centro de la ciudad. Magníficamente rodada, intensa desde el comienzo hasta el final, se trata de un trepidante film carente de un hilo dramático al uso y de cualquier lectura antibélica que acaba por desconcertar al espectador que busque algún mensaje. Dicho de otro modo: parece un documental de ficción en el que, por lo demás, asombra la perfección y realismo de lo que se narra.


Adéntrate con nosotros en esta experiencia bélica portentosamente lograda por Ridley Scott.

Esperamos disfrutéis del programa, y no lo olvidéis.. no dejamos a nadie atrás !Hooah!

En esta ocasión contamos con la colaboración del gran Julio Caronte (Casus Belli - La Constante) y dos grandes audio comentarios a cargo de Gemma Ayats (La Constante) y Dani CarAn (Casus Belli)

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EL CINÉFAGO: EL TERRIBLE ESPECTÁCULO DE LA GUERRA

 

¿Cuánto puede molar la guerra? ¿Hasta dónde es ético mostrar un conflicto bélico como espectáculo? ¿Y hasta qué punto es justo retratar a un soldado como un juguete roto en medio de los disparos? ¿La guerra engrandece a los luchadores o los envilece de forma irremediable?

En 2001, hace ya casi 20 años, Ridley Scott revolucionó el cine bélico con Black Hawk Derribado. Hasta entonces, el espectador estaba acostumbrado a orbitar entre las azañas bélicas de la Segunda Guerra Mundial o el duro y desesperanzador realismo de Vietnam. Sin embargo, con Black Hawk, Ridley acercaba al espectador la figura del soldado de élite. Ya no hablábamos de un simple soldado de a pie lanzado a una trituradora de carne que le superaba emocional y físicamente. Hablábamos de tipos duros que sabían perfectamente qué estaban haciendo, aunque las razones para ello estuvieran completamente diluidas.

Año 1993, unidades de Rangers y Delta del ejército de EEUU son desplegadas en Mogadiscio, capital de Somalia. Su objetivo es capturar a uno de los señores de la guerra local. Sin embargo, cuando ponen en marcha un operación para hacerse con él, algo sale mal y dos de los helicópteros Black Hawk con los que contaban son derribados. La operación se complica y dejara una veintena de bajas entre los soldados americanos… y un millar entre los somalíes.

En Black Hawk Derribado nadie habla de lo grande que es América. Se toca de pasada la intención de ayudar a un país en vías de desarrollo y se obvian los motivos ocultos que, desde hace tiempo, intuimos que hay en cualquier operación que se desarrolla en el extranjero. Sin embargo, se agradece la ausencia de grandes dogmatismos. El énfasis se pone en el compañerismo, en no dejar a nadie atrás y en los sacrificios que una persona puede llegar a hacer por el hombre que está a su lado, en el sentido de pertenencia a un colectivo. Puede que haya quien no comparta o entienda esos sentimientos, pero no quiere decir ni mucho menos que sean falsos.

Con todo, el gran éxito de Black Hawk Derribado no está en su mensaje, si no en sus imágenes. Ridley Scott revolucionó el cine bélico, y no es redundante repetirlo. Las técnicas empleadas para acercarnos a la guerra funcionan hasta el punto moralmente discutible de hacernos disfrutar de un sangriento hecho real. La adrenalina que destila su relato es la de una crónica periodística perfectamente narrada que cuenta, además, con un increíble punto a su favor: un reparto infinito en el que destacan, tanto rostros que ya eran conocidos en la época, como otros que acabarían saltando a la fama años más tarde.

Black Hawk Derribado es un macabro entretenimiento que te hace vibrar mientras sufres viendo caer a gente que realmente llega a importante, personajes que con breves y concisas pinceladas consiguen tocarte antes de decir adiós. Es caos también y probablemente necesite más de un visionado para abarcarla completamente. Es un homenaje a los caídos de uno de los bandos y un retrato feroz, impersonal incluso, de la terrible situación en la que viven sus rivales, convertidos en masas enfurecidas y temerarias armadas hasta los dientes para quienes la muerte es algo tan cotidiano como un amanecer. Ni siquiera la muerte les iguala, parece decirnos Scott, que abre la película con una mortaja funeraria y la cierra con otras bien distintas, sutil en su mensaje, rotundo tras las cámara.