Brujas, diablos y muertos vivientes comen un bocadillo de chorizo en Almonacid
El miedo tiene sabor a pueblo en Almonacid de Zorita. La noche del 31 de octubre, entre brujas, diablos y fantasmas, la plaza del Ayuntamiento se convirtió en un hervidero de vida y color para celebrar una de las citas más esperadas del año: la fiesta de Halloween, que cumple ya diez ediciones reuniendo a vecinos de todas las edades en torno a la música, la risa y el olor a chorizo asado.
Desde las seis y media de la tarde, los disfraces compartieron protagonismo con las calabazas decoradas que lucían en exposición, mientras niños y mayores participaban en talleres de manualidades y maquillaje terrorífico. A esa misma hora, las asociaciones locales comenzaban a repartir chocolate caliente, patatas asadas, tortas y chorizos a la sidra, convertidos en emblemas culinarios de esta celebración con acento almonacileño.
“Lleva ya diez años realizándose y se ha convertido en una tradición muy bonita en la que se junta todo el pueblo”, explicaba Lydia López, concejal del Ayuntamiento, satisfecha por la respuesta vecinal. “Cada año hay más participación y nivel en las calabazas, y es precioso ver cómo todo el mundo se involucra”. La edil quiso agradecer también el esfuerzo de las asociaciones colaboradoras: “Son ellas las que preparan la comida, organizan y dan ese ambiente tan cercano que caracteriza a nuestro pueblo”.
El espíritu de comunidad fue, de hecho, el auténtico protagonista. La Asociación de Mujeres de Almonacid y la Tercera Joven, junto al Ayuntamiento y varios voluntarios, se encargaron de que nada faltara. Daniel Romero, presidente de la Tercera Joven, relataba entre risas cómo prepararon “unas 250 o 300 raciones de chocolate con tortas”, algo que repiten también en Reyes y Carnaval. “Lo hacemos de manera altruista, para que la gente viva una fiesta de costumbre. Es lo que hay que mantener en los pueblos”, señalaba.
Mientras tanto, Charo Toledano, portavoz de la Asociación de Mujeres, vigilaba los fogones. “Hemos hecho chorizos a la sidra, limonada y ahora estamos asando las patatas. Llevamos colaborando desde los inicios y siempre hay muchas mujeres dispuestas a participar”, comentaba orgullosa. Este año repartieron alrededor de 400 raciones, prueba de que la cita gana adeptos.
El punto culminante llegó con el Pasaje del Terror, que reunió a cerca de 200 visitantes dispuestos a gritar y reír a partes iguales en un recorrido que ya es leyenda local. “Se ha consolidado como una de las actividades más esperadas del año”, aseguraba Lydia López, feliz por ver cómo el miedo y la tradición se dan la mano.

Entre calabazas iluminadas, risas y aromas de sidra y chorizo, Almonacid de Zorita volvió a demostrar que las mejores fiestas son las que se hacen entre todos. Y que, incluso en la noche más oscura, siempre hay un buen motivo para reunirse, compartir mesa y celebrar el espíritu de comunidad.