
Chinas: Un puzzle incompleto
Arantxa Echevarria conquistó el mundo del cine con Carmen y Lola, una película que contaba un romance entre mujeres de etnia gitana, una película valiente que se exponía a ser tachada de muchas cosas al retratar una comunidad tan cercana y lejana a la vez.
Ahora vuelve a fijar la mirada en otro colectivo con el que convivimos a diario y del que muy poco sabemos: la comunidad china. Lo hace através de tres historias, aunque bien podrían ser cinco o seis. La primera y central es la de una niña de 10 años nacida en España e hija de los dueños de un bazar que vive marcada por la incapacidad de sus padres para adaptarse a la sociedad española. La segunda es la de su hermana mayor, una adolescente de 17 años que se siente frustrada por las imposiciones de sus padres, que le imposibilitan disfrutar de la vida como lo haría cualquier adolescente española, siempre agobiada por estrictos horarios y obligaciones. Y la tercera, la de una niña adoptada por padres españoles cuando era casi un bebé y a la que no dejan de recordarle, incluso sus propios padres, que es diferente. A ellas les rodean esos padres adoptivos, los naturales de las dos chicas a las que incorrectamente llamaremos chinas, puesto que son españolas de nacimiento, y otro chico más de origen chino que también vive marcado por las obligaciones culturales y hasta laborales de su lejano mundo natal.
El puzzle que maneja Echevarría es impresionante y durante gran parte del metraje lo compone con maestría, con diálogos certeros, interpretaciones asombrosamente naturales y momentos capaces de llevarnos de la risa a la tensión.
Sin embargo, la directora y guionista no remata la faena. Su posicionamiento es evidente en varias historias, tanto en la de los padres adoptivos como en la de esa chica adolescente que desea vivir las emociones propias de su edad. En ambas nos lleva de la mano hasta un clímax potente, pero por el motivo que sea no termina de rematar la historia, dejando al espectador un arco incompleto, una elección artística legítima, pero que resulta fallida para un servidor. No ocurre lo mismo con la historia central, la de esa niña china hija de un bazar, mucho más equilibrada. Eso sí, cuando decimos que una película debería haber contado más cosas, quizás sea una forma de halagarla también, ¿no?