Cinco siglos después, la Princesa de Eboli sigue favoreciendo a Pastrana

17/07/2017 - 15:44 Redacción

La Villa Ducal de Pastrana concluyó anoche su viaje en el tiempo hasta el Siglo de Oro, que este año, y como correspondía al 350 aniversario de la llegada de los tapices a la Colegiata de Pastrana, se ha detenido también en el XVII, haciéndoles un guiño a la efeméride.  Fue el IV Duque de Pastrana, Don Rodrigo Díaz de Vivar de Silva y Mendoza (1614-1675), quien dio el pregón, en clara alusión a las famosas telas góticas, puesto que fue él quien propició su llegada a la Colegiata.

 

Sin embargo, su protagonista principal ha sido Ana de Mendoza, Princesa de Eboli. El Festival comenzaba el pasado jueves, con la entrega del Premio dedicado a su memoria que reconoce la implicación de sus distinguidos en la defensa del patrimonio local y en la divulgación, en cualquier ámbito, del nombre de la Villa Ducal.  En 2017, llegando a su V Edición, le fue entregado a la escritora Almudena de Arteaga, con motivo del vigésimo aniversario de la publicación de la novela homónima que “supuso un antes y un después en la imagen que se tenía de Ana de Mendoza y de la Cerda, hoy, junto a Santa Teresa, nuestros iconos turísticos”, valora Ignacio Ranera, alcalde de Pastrana. Ataviada especialmente para la ocasión como su antepasada, la escritora recogió el premio tan emocionada como la primera vez que entró al Palacio de Covarrubias para comprobar como su imaginación había sido misteriosamente fiel a la realidad del lugar donde la Princesa vivió sus gozos y sus sombras.

 

En un Festival plagado de guiños culturales, el viernes, el grupo The Labyrinth of Voices, dirigido por Miguel Angel García Cañamero, recuperó la figura histórica y la música  de un  compositor talentoso, hasta ahora muy poco conocido, el polifonista Pedro Fernández Buch, maestro de la Capilla Musical de la Catedral de Sigüenza entre los años 1608 y 1648, donde coincidió con Fray Pedro González de Mendoza en el periodo en el que el tercer hijo de los príncipes de Éboli fue obispo y señor de la Ciudad Mitrada.  El obispo falleció en 1639, y, con la inestimable colaboración de la Asociación de Damas y Caballeros que reprodujo fielmente el cortejo fúnebre del obispo pastranero, la agrupación interpretó la Misa de Requiem de Pedro Fernández Buch, rescatada del archivo de música de las Catedrales de Zaragoza, vinculando la figura del músico con la de su obispo. Así, el viernes, Pastrana retrocedió al día 25 de junio de aquel año, cuando se celebraron las honras fúnebres de Don Pedro González de Mendoza.  Ese momento, en el que con mucha probabilidad sonaría en la Colegiata la Misa de Requiem de Buch, dio pie a la reconstrucción musical de los oficios fúnebres, aunando la Misa con otras obras del Cantoral de Buch que se conserva en Pastrana, reproduciendo lo que pudo ser 'Un funeral para la casa de Éboli' ante una Colegiata repleta de público. Fue una actuación soberbia. VER EL INICIO DEL CONCIERTO.

 

Después de un día intenso de diversión, conferencias, títeres y mercado del Siglo de Oro, la noche del sábado empezaba con la actuación del Grupo de Teatro Moratín, que interpretó un entremés obra del mismísimo Miguel de Cervantes titulado 'El viejo celoso'. VER ENTREVISTA CON LOS ACTORES DEL GRUPO MORATIN. Cumpliendo exactamente con el propósito originario de este tipo de representaciones, el sainete sirvió como transición hasta llegar a la que iba a ser la obra central del Festival Ducal, que, dirigida por el pastranero Javier Gumiel, también autor de los textos. Llevó por título 'Ana de Mendoza, de dama a cautiva'.  Gumiel, director de teatro de la Asociación de Damas y Caballeros, se estrenaba este año como director artístico del Festival Ducal, siéndolo además por aclamación popular. El repaso biográfico de la trayectoria vital de la Princesa de Eboli estuvo pleno de sensibilidad y buen gusto, y jalonado de detalles que le aportaban vistosidad al espectáculo. La representación implicó a todas las asociaciones de Pastrana. La Banda de Música, Asociación de Damas y Caballeros y la Coral de La Paz, dieron los mejor de sí mismas para reivindicar la figura, tantas veces vilipendiada por la historia, de Ana de Mendoza.

 

El espectáculo se desarrolló sobre tres escenarios, todos ubicados frente a la gran fachada del Palacio de Covarrubias.. Arrancó donde quedara el año pasado, en los últimos años de felicidad de Ruy Gómez de Silva  y de Ana de Mendoza, truncados por la súbita muerte del I Duque de Pastrana en Madrid que provocó un inmenso dolor a la Princesa. VER MOMENTO. Su vida cambiaría para siempre, atravesando diferentes etapas hasta llegar a ser, como dijo Almudena de Arteaga  el jueves, las cinco mujeres que pudo ser en el Renacimiento. VER MOMENTO Todas tuvieron un denominador común, el invariable amor que siempre sintió por la Villa Ducal de Pastrana y sus gentes, a las que siempre quiso favorecer, un gesto que Pastrana le devuelve, ya para siempre. Alternativamente, en un espectáculo pleno de ritmo, los pastraneros representaron la obsesión de la Princesa por ser monja, la huida secreta de las religiosas de Pastrana VER MOMENTO que no se doblegaron a sus caprichos, las intrigas palaciegas y amoríos con Antonio Pérez, VER MOMENTO, secretario de cámara de Felipe II después de Ruy Gómez de Silva, el misterioso asesinato de Juan de Escobedo, mano derecha de Juan de Austria, y la posterior venganza del rey, Felipe II, que la recluyó primero en Pastrana, y luego en su Palacio, “quien sabe si como chivo expiatorio o por celos”, contaba ayer Gumiel.

 

Momento especial fue cuando Doña Ana se asomó a la ventana de la hora, como hiciera poco antes de su muerte. VER A LA PRINCESA ANTE LA PLAZA DE LA HORA. La  música, tanto de la Banda de Pastrana, como de la Coral, del tenor pastranero Juan Carlos Pajares y del violinista Jos Ronda, subrayaron los momentos más dramáticos de una representación que implicó a más de un centenar de personas. VER INTERPRETACION JUAN CARLOS PAJARES. Además del buen hacer de estos actores entregados, sus trajes, bellamente resaltados por las luces sobre la fachada del Palacio, los caballos que subrayaron las idas y venidas, queridas unas, forzadas otras, de la Princesa entre Pastrana, Madrid, Pinto y Santorcaz, y los magníficos bailes renacentistas de niños y mayores subrayaron el cariño la Villa Ducal siente por su Princesa con un apoteósico final. VER FINAL. A su término, Pastrana aplaudió a sus actores, pero también la labor, esfuerzo y dedicación de Javier Gumiel. “Sentir que la gente te aprecia y respeta el trabajo, es algo muy grato y aún más lo es para alguien que es nacido en Pastrana, y que cada día se interesa más y más por la historia de su pueblo”. ENTREVISTA JAVIER GUMIEL. Gumiel ya anticipa que, para el año que viene, una gran boda será el acontecimiento estrella de la XVII edición del Festival Ducal.

 

El domingo cultural lo abrió una charla de Aurelio García López sobre la industria papelera en Pastrana, conferencia homónima al libro publicado por el autor a comienzos de este año en el que describe la trayectoria de esta actividad durante tres siglos en la comarca de La Alcarria gracias a la iniciativa de la familia Mendoza y lo cerró un concierto de música renacentista a cargo del trío Luchetti/Beceiro/Bosh, en la Plaza del Deán.  A lo largo de estos días, la Villa Ducal de Pastrana ha registrado un lleno total de su hostelería y restauración, logrando así, “el objetivo que nos hemos marcado desde hace años, de generar riqueza y a partir de nuestra historia y patrimonio cultural y arquitectónico”, termina Ignacio Ranera. El regidor agradece la implicación de los pastraneros en la concepción y desarrollo del Festival Ducal. “Un año más, y van dieciséis, al término de nuestro Festival Ducal, estoy más orgulloso que nunca de nuestra historia y de nuestra gente”, termina el regidor.