Cogolludo celebra su día grande en honor a la Virgen de los Remedios
Con todos los actos tradicionales, desdoblados en jornada de mañana y tarde. Momento de especial solemnidad y emotividad fue la procesión vespertina, de la que hay referencias en los archivos desde 1594
Cogolludo ha conmemorado su día grande, el día de la Virgen de los Remedios, con la doble celebración, matutina y vespertina, que caracteriza al 15 de agosto en la villa ducal.
Es la Cofradía de la Virgen de los Remedios, uno de los colectivos más antiguos de la villa serrana, la que organiza los actos en honor a la patrona del pueblo. La Junta Directiva de esta hermandad la forman un abad, el tesorero, el secretario, los hermanos mayores, y cuatro camareras que se encargan de vestir a la Virgen, este año con un elegantísimo manto azul, y de la custodia de joyas, coronas, mantos y vestidos.
Esta Cofradía fue fundada en el año 1583 con el nombre de Nuestra Señora del Remedio y del Rosario; más tarde, en el año 1600, pasó a llamarse Nuestra Señora del Remedio, posteriormente, en el año 1678, tomó el nombre de Nuestra Señora de los Remedios, que es el que actualmente ostenta.
El hermano mayor siempre es un hijo de Cogolludo. Este año, el hermano mayor saliente es Daniel Saboya, inscrito por sus padres siendo un niño, el hermano mayor es Andrés Saboya y el entrante, Jesús García.
El lunes, a partir de las ocho de la tarde, tenían lugar las solemnes vísperas en las que se llevaba a cabo la imposición de las medallas de la Cofradía a los nuevos hermanos. Más tarde después del pregón y concurso de disfraces, hubo limonada para todos, en la Plaza Mayor. El grupo Genuinos llevó la música hasta altas horas de la madrugada.
La tradición recoge que el hermano mayor debe portar el cetro durante la fiesta, asumir la presidencia, e invitar a los cofrades a un refresco y a las habituales caridades, además de la obligatoriedad de estar presente en la procesión del 15 de agosto, por la tarde, la más emotiva del año en la villa serrana, con más de dos horas de duración y un recorrido de prácticamente tres kilómetros.
Sin embargo, los actos religiosos comenzaban el pasado 7 de agosto, el primer día de la novena junto con la misa, oficiada por el párroco local, Mauricio Muela. Acudió, como es tradición, la corporación municipal en pleno.
La novena se ha venido celebrando, desde ese día, por las tardes, a partir de las ocho y media de la tarde. Así, todos los días se ha rezado el santo rosario media hora antes de la misa hasta ayer mismo, día 15 de agosto, fiesta de la patrona de Cogolludo, la Virgen de los Remedios.
Ayer, a las 9 horas, tenía lugar la santa misa, y, a las 13:15 horas tenía lugar la solemne eucaristía, con la Iglesia de Santa María llena de fieles. La ceremonia la engalanó musicalmente el coro parroquial de Cogolludo, con guitarras, laudes y piano acompañando a las voces. La concelebró junto al cura de Cogolludo, Jesús Mercado, párroco de la iglesia de El Salvador, en Guadalajara.
En el inicio de la ceremonia, y concretamente en el cántico del gloria, se producía uno de los momentos más conmovedores de las fiestas de Cogolludo. La imagen de la Virgen de los Remedios, oculta en el camarín bajo, con sacerdotes, monaguillos y hermanos mayores puestos en pie frente al altar y encabezando a los fieles locales, subía hasta ocupar su posición habitual, emulando, con ello, la asunción de María a los cielos. Se trata de una ceremonia antiquísima, una función medieval, incluida en la eucaristía de este día en Cogollludo desde tiempo inmemorial. Una vez finalizada la ceremonia religiosa, Andrés Saboya, cumpliendo la tradición, invitaba a los asistentes al tradicional ágape, en la explanada de la Iglesia de Santa María.
Ya por la tarde, a partir de las 19 horas, tenía lugar la novena y procesión, con la imagen de la Virgen a hombros e los fieles, por las calles de Cogolludo. La imagen de la Virgen de los Remedios de Cogollludo tiene tradicionalmente en sus manos, unos racimos de uvas. Estos racimos evocan el hecho de haberse aparecido la Virgen sobre una vid, que quedó reflejado en diferentes grabados de 1700, 1709 y 1806, y en el estandarte de 1741.
Según explica en uno de sus trabajos el historiador local, Juan Luis Pérez Arribas, hubo varias imágenes de la Virgen. La más documentada es la que se hizo en 1712. Fue destruida en la Guerra Civil. En 1939, se encargó una nueva imagen a un escultor imaginero de Madrid, del que no consta su nombre, y la trasladó desde Madrid a Cogolludo José Ranz Llorente en su camioneta. Esta imagen es de las de vestir como la que fue destruida. Se compone de un armazón en el que están colocadas la cabeza y los brazos. Su cara es de una belleza extraordinaria. La imagen de la Virgen ha sido restaurada en tres ocasiones, en 1949, en 1956 y en 1986.
La primera referencia escrita de la procesión de Nuestra Señora de los Remedios está en el año 1594, pero en otra fecha. Antiguamente la fiesta de la Virgen se celebraba el primer domingo de octubre, pasando en el siglo XVII a celebrarse el día 15 de agosto, festividad de la Asunción de Nuestra Señora.
Saliendo de la Iglesia de Santa María, hizo sus habituales seis paradas. La primera, en la Iglesia de San Pedro, la segunda en la calle Labradores, la tercera, en la Plaza de la Acacia, la cuarta en las Cuatro Esquinas, y la quinta, detrás del Palacio, en la calle Nueva Alta. En cada una de ellas había una mesa, sobre la que los fieles dejan descansar la imagen de la Virgen, y se rezaba el rosario. El coro de la iglesia, acompañaba la procesión subrayando las plegarias con sus canciones. En la sexta parada, en la Plaza Mayor, los padres que lo desearon ofrecieron a sus hijos más pequeños a la patrona de Cogolludo, pasándolos bajo el manto de la Virgen, para que les de salud y les proteja siempre. De esta manera, el pueblo salía al encuentro de su patrona, en cada barrio de Cogolludo. Los monaguillos, los estandartes de las diferentes cofradías de Cogolludo, y la charanga La Alternativa, interpretando una selección de marchas procesionales, precedían a la imagen de la Virgen, a hombros de los fieles.
A continuación la procesión continuaba por la calle Jesús y María, seguía por la antigua calle de La Estrella, hoy llamada Juan de Mingo, y finalizaba en el atrio de la iglesia Santa María, siempre a hombros de los fieles, con los leves descansos de las paradas.
Allí mismo, en el atrio, tenía lugar la subasta de los brazos de las andas, el estandarte y las ofrendas, como había sucedido también en el inicio de la procesión. El subastero fue Francisco José García. Una vez finalizada, los feligreses, en el interior del templo cantaron la Salve a la Virgen, y, a continuación, tenía lugar igualmente la veneración de la medalla de la Virgen de los Remedios, momento en el cual finalizaban los actos religiosos del día grande de las fiestas de Cogolludo.
El alcalde de Cogolludo, Juan Alfonso Fraguas, agradece, un año más, su colaboración a los voluntarios de Protección Civil, que han velado por la seguridad vial y regulación del tráfico durante la procesión, y a la Hermandad y Parroquia, por la impecable organización de los actos, según la tradición.
Acompañando la celebración de los cogolludenses estuvieron, en diferentes momentos del día, Sara Simón, consejera de Igualdad de la Junta de Comunidades, y los diputados provinciales Mariano Escribano y Elena Sebastián.
Para hoy queda la misa de difuntos, y el comienzo de los festejos taurinos de Cogolludo, que se celebran en la Plaza Mayor, también de hondo calado histórico en la villa ducal.