Curso de Cerámica Histórica en Molina de Aragón

20/02/2018 - 13:14 Oscar Gil

Luis Larriba profesor de la Escuela de Folklore de la Diputación Provincial de Guadalajara imparte estas clases sobre Cerámica histórica del Geoparque Molina-Alto Tajo

La cerámica ha sufrido un proceso evolutivo muy importante a lo largo de la historia. Desde su aparición en el Neolítico ha pasado por importante cambios en el estilo y la tecnología de fabricación hasta la actualidad. 

Esta evolución permitió transformaciones en la producción cerámica conforme a las necesidades de los seres humanos que las fabricaron. 

La introducción del torno no supuso la desaparición de la cerámica a mano, aunque su uso se redujo principalmente a cerámica de cocina. 

Las historias de la vida de una pieza cerámica están normalmente divididas en una serie de actividades intensamente conectadas llamadas procesos que, en nuestro caso, incluyen la recogida de la arcilla y otras materias primas, la preparación de las pastas, modelado, espatulado y decoración de su superficie, secado y cocción, transporte, uso, almacenaje, mantenimiento, reutilización y descarte.

Todo ello se intenta reproducir en el Curso de Cerámica Histórica cuyo trabajo casi siempre comienza rodeado de textos, tesis y dibujos. 

Aunque durante el curso, los materiales están preparados para el alumnado, en la realidad, el trabajo del alfarero comienza con la prospección y transporte de la arcilla, desde donde se encuentra hasta el taller o alfar.

La forma más frecuente es la obtención de las arcillas próximas a los lechos de los ríos, aunque lo más normal es buscarlas en vetas, bien a cielo abierto, o excavadas. Una vez localizado el yacimiento, se realizan diversos sondeos con el objetivo de buscar las arcillas de mayor calidad. Una vez localizada la materia prima ideal, el primer paso consiste en eliminar la capa más superficial o “cascajo”, limpiar y allanar una superficie de terreno dejando la arcilla al aire libre para que se oree durante varios días. 

Las arcillas se almacenan según diferentes calidades y color, e incluso para diferentes producciones. Una vez extraída la materia prima se transporta a la zona de trabajo o alfar que se encuentran próximos a las zonas de explotación de las arcillas o de combustibles necesarios para la cocción de las piezas. 

Preparar las pastas

La fabricación de cerámicas se realiza sobre todo durante la estación seca, ya que en la época de lluvias, aunque se puede fabricar recipientes, las condiciones climatológicas dificultan los procesos de secado y cocción. Hoy en día, este problema queda completamente resuelto debido a las condiciones de habitat en el que nos encontramos, pero no hace tantos años que l@s alfarer@s, debían dejar de trabajar durante meses por las condiciones atmosféricas reinantes.

Una vez que se ha transportado la arcilla al alfar, lo primero es la preparación de la arcilla pues ésta no se trabaja directamente desde su extracción, sino que se somete a una cuidadosa preparación para que adquiera más plasticidad: tras su extracción, se procede a su fracturación en pequeños trozos y se deja a secar. La arcilla puede contener elementos que contaminen la pasta y dificulten su amasado, pues reduce la plasticidad de la arcilla. En segundo lugar, la materia prima se deposita en un recipiente con agua para que la absorba. Después, se mezcla bien la arcilla y la barbotina se para por un tamiz a otro recipiente, dónde se deja reposar nuevamente. Después de un tiempo la arcilla se deposita en el fondo y podrá eliminarse el agua. 

Una vez limpia la arcilla cuando adquiere la consistencia adecuada, se corta en bloques para su mejor manejo y se conserva en un lugar húmedo. En último lugar, el amasado permite que la arcilla adquiera buena homogeneidad y elimine el aire. La mezcla de agua con la arcilla en proporción adecuada facilita su plasticidad, modelado y cocción. 

Es en este punto donde comienza realmente el Curso de Cerámica Histórica, pues, como ya hemos adelantado, l@s alumn@s del mismo se encuentran los materiales preparados para su uso.

Técnicas de elaboración de piezas.

Este primer trimestre, dedicado a la cerámica prehistórica en general y a la cultura del Vaso Campaniforme en particular, la técnica utilizada para la elaboración de las piezas es el modelado para la fabricación de cuencos y una técnica mixta mediante moldeado y urdido para la fabricación de piezas más grandes como el Vaso o la Cazuela campaniforme.
El modelado de la arcilla consiste en ejercer diversas presiones sobre la masa con el objetivo de obtener la forma del recipiente deseado, la pasta tiene que estar muy bien amasada y ser muy plástica para que pueda desarrollarse la habilidad manual. Para modelar con efectividad hay que ir girando la pieza lentamente con una mano mientras se aplica presión sobre la arcilla con la otra.Esta técnica de fabricación cerámica es la primera forma de producción y fue la técnica (junto con el moldeado) más frecuente de fabricación hasta la aparición del torno alfarero del que hablaremos cuando lleguemos al final del segundo trimestre y sobretodo durante el tercer y último tramo del curso.

Fase de tratamiento de superficies y técnicas decorativas.

Una vez finalizada la pieza, necesita una serie de técnicas de acabado que mejorarán las características del recipiente, no solo desde un punto de vista estético, sino también funcional.

Para ello la arcilla tiene que estar en «dureza del cuero», entendiéndose por aquel estado en el que puede manipularse la pieza sin que esta se deforme, pero en el que puede trabajarse con instrumentos de varios tipos, debido a la humedad que todavía contiene. El acabado por excelencia es el bruñido. Practicado sobre la pieza cerámica directamente con los dedos o empleando algún instrumento como un trozo de cuero u otras herramientas como maderas, piedras o huesos. El bruñido se realiza por medio de una frotación directamente sobre la pasta cerámica.Las técnicas decorativas, son de muchos y variados tipos y dependen de la técnica de ejecución. Una de las decoraciones que haremos en algunas de las piezas, por ejemplo para las reproducciones neolíticas o del Bronce, serán las digitaciones y ungulaciones. Éstas últimas consisten en la impresión en la superficie de la cerámica de la uña del alfarero (en el caso de las ungulaciones) o la huella del dedo en el caso de las digitaciones. Pero el tipo de decoración que más vamos a utilizar es la incisión. Esta técnica decorativa se presenta muy tempranamente en la historia de la cerámica. Como su nombre indica, esta técnica consiste en incidir sobre la pasta fresca al punto de oreo con un instrumento cortante o punzante con el objetivo de plasmar una sucesión de motivos. 
Existe un tipo de decoración incisa denominadas cerámicas a peine que consiste en la incisión sobre la superficie de la pasta con un instrumento dentado que deja un haz de marcas consecutivas en función del instrumento empleado, con el objeto de crear una serie de motivos geométricos. 

Decoraciones incisas y herramientas para aplicarlas

Además, este tipo de decoración puede aparecer asociada a la impresión puntillada o puntiforme a través de útiles punzantes, tales como punzones o similares, de tal manera que deja en la pasta un pequeño agujero, pudiendo incluso formar motivos geométricos a base de puntos: triángulos, cuadrados, etc.
 

Secado y cocción de las piezas


Una vez finalizada la decoración de las piezas se ponen a secar. Si el factor atmosférico lo permite, se puede secar diractamente al sol, girando la pieza para que reciba el calor de forma uniforme. En los lugares donde la humedad o cualquier otro factor lo impida, se pueden colocar en un lugar a cubierto, con la boca hacía abajo o incluso cerca del hogar.
Las piezas secas son frágiles y casi no tienen utilidad. Para reforzar fuerza y convertir el barro en cerámica debemos aplicarle una fuente de calor intenso. Durante la etapa que estudiamos en este trimestre, no existen hornos de cocción propiamente dichos. Se emplean pequeñas hornallas o se cuecen en hogueras. 

En la cocción de las cerámicas, los combustibles son muy necesarios para una correcta cocción, pues pueden repercutir en el resultado final del recipiente. Según los estudios dedicados a ello, en la Península Ibérica se ha empleado como combustible, aparte de la vegetación de ribera, la madera de olivo y de vid, así como especies silvestres propias de bosque mediterráneo: acebuche, arbustos, etc. 

En los primeros momentos de fabricación cerámica, lo más frecuente era la colocación de las piezas a cielo abierto, directamente al sol y que constituía en un secado tal y como se realizaba en la fabricación de ladrillos de adobe. Pronto se descubrió una nueva forma de secado al fuego. La mayor potencia calorífica del fuego ofrecía mayor resistencia y dureza a la pieza, así como un proceso de secado mucho más rápido y eficaz que su homónimo al sol.
La cocción de cerámicas en focos de calor a cielo abierto se caracteriza por el rápido aumento de la temperatura, su corta duración y porque solo permite cocer un número limitado de piezas. Estas circunstancias dejan sus huellas los recipientes cocidos con esta modalidad, puesto que son vasijas con almas o núcleos oscuros (de color gris o negro), manchas superficiales en el cuerpo (que se denominan nubes de cocción) y oxidación incompleta, debido a lo poco elevado de sus temperaturas y la corta duración del proceso.”

El problema de este tipo de cocción es que al tratarse de un modelo al aire libre, la cocción es irregular y la pieza puede mostrar quemazones provocadas por la colocación directamente al fuego.