Día del Seminario


En estos momentos de importante sequía vocacional hemos de elevar nuestra oración por los adolescentes y jóvenes que se plantean su vocación.

El cuarto domingo de Cuaresma, domingo “laetare” (de la alegría), la Iglesia en España celebra el Día del Seminario. Además de dar gracias a Dios por el testimonio creyente y por la entrega servicial de los sacerdotes a todos los miembros del Pueblo de Dios, elevamos también nuestra súplica al Padre celestial por nuestros seminaristas y por los seminaristas de todo el mundo para que respondan generosamente a la llamada de Dios. 

El lema elegido este año para la celebración del día del Seminario, “Levántate y ponte en camino”, coincide con el lema propuesto por el Santo Padre para la celebración de la JMJ 2023 que, Dios mediante, tendrá lugar en Lisboa. Este lema hace referencia a la visitación de la Santísima Virgen a su prima Isabel. Ante el anuncio del ángel, María no queda encerrada en sí misma y en sus preocupaciones, sino que sale y se pone en camino para servir a su prima, necesitada de escucha y acompañamiento. 

A imitación de María, miles de sacerdotes y de bautizados dan cada día incesantes gracias al Padre celestial por haber sido elegidos para ofrecer la Buena Noticia de la salvación de Dios a sus semejantes. Después de escuchar la llamada de Jesús y de responder con prontitud a la misma, estos hermanos están recorriendo los caminos del mundo, dejándose conducir por el Espíritu Santo y gastando su vida en el anuncio del Evangelio. Conscientes de que han recibido un gran don, quieren ponerlo a fructificar.

Al mismo tiempo, hemos de dar gracias a Dios por la respuesta generosa a la llamada del Señor de nuestros seminaristas, por la disponibilidad y servicio incondicional de los formadores y por la preocupación educativa de los profesores. Durante el tiempo de formación en el Seminario, los seminaristas aprenden a abrirse a Dios y a los hermanos para servir a todos los hombres, especialmente a los más necesitados. Toda vocación cristiana es para los demás y se desarrolla poniéndose en marcha, en camino. 

En estos momentos, en los que percibimos una importante sequía vocacional como consecuencia de la secularización, del descenso de la natalidad y de las dificultades para escuchar la llamada de Dios, hemos de elevar nuestra oración por los adolescentes y jóvenes que se están planteando su vocación para que no tengan miedo a responder con generosidad a la llamada Dios, teniendo en cuenta que Él no nos quita nada, sino que nos lo da todo para que seamos felices y encontremos verdadero sentido a la vida.

Cada uno de los días del año, pero especialmente en este día, no dejemos de pedir al dueño de la mies, por intercesión de san José, patrono del Seminario, que envíe obreros a su mies para que no falten nunca en la Iglesia sacerdotes santos que hagan presente a Jesucristo en el mundo con el testimonio de sus obras y enseñanzas. No olvidemos que el hombre de hoy, como el hombre de otros tiempos, sigue teniendo necesidad de Dios para salvarse y para encontrar plenitud de sentido a su existencia.