El ‘alma’ de Mari Carmen y sus muñecos, en Guadalajara
La muerte, a los 80 años de edad, de la ventrílocua y humorista, Mari Carmen, a consecuencia de un infarto, ha impactado en toda España. En Guadalajara todos la tenían mucho cariño y en la capital dejó una pequeña, anecdótica, pero significativa huella.
Como todos sabemos, la artista se hizo muy popular con sus números humorísticos en programas de televisión con sus cuatro muñecos: el pato Nícol, la adolescente contestona Daisy, el león Rodolfo y la más popular, Doña Rogelia, una abuela cascarrabias y gruñona. Su espíritu estuvo en Guadalajara no hace tanto.
El cuerpo de Mari Carmen llegó a Madrid este sábado, donde fue velado durante 24 horas en el tanatorio de Majadahonda. Hoy domingo, sus restos mortales han recibido sepultura en Cuenca.
El último contacto de la artista con Guadalajara fue durante el mes de marzo. Los vecinos de la capital tuvieron el privilegio de ver en la exposición “El juego y los títeres”, en el vestíbulo del teatro Auditorio Buero Vallejo, la máscara del Pato Lucas, en una exposición organizada por la Casa de los Títeres en Abizanda (Huesca), en colaboración con el Ayuntamiento de la capital.
Los titiriteros de Binéfar escogieron al Pato Lucas entre el grupo selecto de piezas que se expusieron dada su importancia para salvaguardar el patrimonio popular de tradiciones titiriteras en una exposición de juguetes que han servido para contar historias, estimulando la imaginación del espectador hasta llegar a hacernos creer que están vivos.