El cisne negro



Describe la teoría del “cisne negro” procesos impredecibles que, sin embargo, cuando son contemplados de manera retrospectiva, pudieron ser de algún modo anticipados. Ante estos fenómenos toca la reacción de urgencia. La metáfora viene de Juvenal, el romano que, en el siglo II de nuestra era, afirmó que rara avis sería un cisne negro.  La sentencia se hizo habitual en Londres en la época de Elizabeth I, en el Renacimiento. Sin embargo, el panorama cambiaría en breve cuando una expedición holandesa localizara en 1697 cisnes negros en Australia Occidental. De esta forma, el término se transformó para hacer constar que una imposibilidad percibida puede ser refutada luego. 

Los sucesos tipo Cisne Negro fueron descritos por el investigador libanés Nassim Nicholas Taleb en su libro El Cisne Negro (de 2007, revisado en 2010). Hechos “cisne negro” son el inicio de la Primera Guerra Mundial y la pandemia de coronavirus que estamos sufriendo en 2020. Desde hace años, las Hermanas Lara llevamos investigando el impacto de la mal llamada gripe española, la acontecida en 1918, la cual fue apodada sin culpa alguna “the Spanish Lady”. A nivel planetario, la gripe mató al menos a 50 millones de personas, una cantidad que triplicaba el número de quienes fenecieron en la Primera Guerra Mundial. La esperanza de vida se reduciría 12 años en Estados Unidos. En España morirían 250.000 personas.

Pero la gripe no era, ni mucho menos, castiza en origen; apareció por primera vez en el campamento de Funston (en Kansas) el 5 marzo de 1918. El cocinero acudió temprano a la enfermería y, al mediodía, el espacio se quedó minúsculo ante el número de pacientes. Se especula si su inicio estuvo en Shanxi (China) en 1917, o en el puerto francés de Brest. Lo que se sabe con toda seguridad es que no surgió en la Península Ibérica. 

La transparencia informativa de nuestro país (neutral en el conflicto) hizo que España se cargara con el sambenito de la gripe. En mayo de 1918 en las portadas de los periódicos españoles se decía que venía una gripe, pero que sería leve, error de calibre que lamentablemente se ha repetido en la pandemia de 2020. 

No es porque Juvenal fuera poeta, pero ni que decir tiene que la poesía es refugio ante un planeta que hasta “anteayer” estaba acelerado y que hoy tiembla. A propósito de ello, comentamos que el cisne es el animal que más se ha asociado con los juglares. Aún se debate si es cierto que el cisne entone una canción en el instante previo a fenecer, después de haber guardado silencio durante la mayor parte de su existencia. Proverbio presente en la antigua Grecia hacia el siglo III a.C., y retomado en el arte occidental. 

Quizás en aquellas jornadas, en las que solo un miembro de la familia podía salir a comprar los víveres y en los hogares cada uno estaba pendiente del otro o de los allegados por vía telefónica, bastantes de nosotros nos percatamos del equipaje invisible. Como decía san Juan de la Cruz, “quien supiere morir a todo, tendrá vida en todo”. En Inglaterra, al místico de Fontiveros lo conocieron más tarde pues, en plena contienda con la armada hispánica, se le dio poca difusión a su obra aunque después, en el siglo XIX, fueron los mismos autores anglicanos quienes enfatizaron “la noche oscura” del carmelita como cauce de reflexión.

Ojalá que esta crisis pase pronto. Que venzamos al COVID-19. Con vistas de morar por muchos años sobre la Tierra vienen al caso otros versos del Doctor de la Iglesia, ahora como invitación a la esperanza: “El llanto del hombre en Dios, y en el hombre la alegría, lo cual del uno y del otro tan ajeno ser solía”. 

Dras. Laura Lara y María Lara, Profesoras de la UDIMA, Escritoras Premio Algaba, Historiadoras de Cuatro y Académicas de la Academia de la Televisión.