El Corredor del Henares clama justicia por la muerte de Miriam Vallejo
Villanueva de la Torre volvió a reunirse para recordar a Miriam Vallejo Pulido, asesinada a puñaladas en 2019. Fue esta mañana, en el Mirador del municipio, con un ambiente sereno pero cargado de emoción: abrazos prolongados, manos apretadas, pañuelos en los ojos y una voluntad común de que su nombre no caiga en el olvido.
FOTOS Y TEXTO: PACO CAMPOS
Asistieron familiares, amigos de toda la vida y vecinos de la comarca. También acudieron alcaldes y concejales del Corredor del Henares, entre otros, de Azuqueca de Henares, Alovera, y Meco, con la alcaldesa de Villanueva, Sonsoles Rico, respaldando a la familia en primera línea. Al llegar, muchos se acercaron directamente a los padres y a la tía de Miriam para saludarles con cuidado, como si cada palabra tuviera peso.

La tía, María Vallejo, ejerció como maestra de ceremonia. Tomó la palabra María Herrera, amiga de Miriam desde la infancia. Habló sin grandes discursos, desde la vida cotidiana: las películas que discutían en elegir, los veranos juntas, el telefonillo llamando a bajar a la calle. Al recordar lo cariñosa que era Miriam -y aquellos pellizcos de abuela que daban risa y a veces un poco de dolo-— se escaparon algunas sonrisas breves. Pero esas sonrisas terminaron, inevitablemente, en lágrimas cuando María explicó que siente su adolescencia incompleta desde el día en que la perdieron. Su intervención recibió un aplauso largo, sostenido, de apoyo más que de homenaje.

La tía, María Vallejo, subrayó la fortaleza de los padres y agradeció la presencia de todos. “Aquí seguimos”, dijo, y ese mensaje permaneció en el aire como un compromiso de resistencia civil: seguirán luchando hasta que se aclare quién y por qué le arrebató la vida a Miriam. Los presentes acompañaron esas palabras con otro largo aplauso; después, muchos se levantaron para acercarse y abrazar a los padres realmente fuerte, sin formalidades.
Para cerrar el acto, la familia invitó a colocar flores en el lugar donde Miriam fue encontrada sin vida. Amigas de la familia y floristerías locales habían preparado ramos para la ocasión. A medida que los asistentes se acercaban uno a uno, el ambiente se volvió más íntimo. Varias personas se quedaron unos segundos mirando al suelo, respirando hondo, sin decir nada. Había una sensación compartida de estar acompañando, no solo asistiendo.

Agradecimiento a los cuerpos y fuerzas de seguridad —Guardia Civil, Policía Nacional, policías locales— y a Protección Civil por la cercanía y el trabajo que han prestado en estos años difíciles; minuto de silencio. Fue un silencio incómodo en el mejor sentido: el que nace del dolor sincero y de la necesidad de respuestas. Al finalizar, algunos sollozos se oyeron entre el público, y nadie trató de ocultarlos.
La jornada no tuvo gritos ni pancartas llamativas. El mensaje fue claro precisamente en esa forma tranquila de expresarse: la justicia sigue pendiente y la memoria de Miriam permanece viva gracias al empeño colectivo. Al terminar, la mayoría se quedó un rato más, hablando en pequeños grupos, comentando que no quieren que el caso vuelva a paralizarse, y que seguirán apoyando a la familia en próximos pasos.
Muchos se fueron con los ojos aún enrojecidos. Y casi todos repitieron, de una manera u otra, la misma idea antes de marcharse:
“No la vamos a olvidar”.
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