El fiscal pide 121 años para Kantauri por ataque frustrado contra el cuartel de Llodio en 1985

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

 (Foto: efe)
Kantauri, por un ataque frustrado contra el cuartel de la Guardia Civil de Llodio (Álava) en 1985, para cuya preparación el comando retuvo a una familia.
En el juicio que se ha celebrado hoy en la Audiencia Nacional ante un tribunal presidido por el juez Fernando Bermúdez de la Fuente, el acusado se ha negado a responder a las preguntas del fiscal de la causa, Carlos Bautista, y ha rechazado la defensa de su abogadaLa Fiscalía de la Audiencia Nacional ha pedido 121 años de prisión -ocho más que en sus conclusiones provisionales- para el etarra José Javier Arizcuren,
Ha vuelto a decir, como en los juicios anteriores a los que se ha enfrentado, que es militante de ETA y que no iba a formar parte "en este teatro".

El Ministerio Público ha elevado su petición inicial de pena porque le ha imputado un sexto delito de detención ilegal (inicialmente eran cinco) por lo que suman otros ocho años más.

A estos hay que añadir los 23 años solicitados por un delito de atentado, más 25 años por dos delitos de asesinato terrorista en grado de tentativa y una solicitud de indemnización de más de 60.000 euros.

De acuerdo con el fiscal, Kantauri, como miembro del comando "Araba" y junto a los ya condenados por estos hechos Juan Carlos Arruti, Eusebio Arzallus y María Soledad Iparragirre (presa en Francia) planearon un ataque contra el cuartel de la Guardia Civil en Llodio el 1 de mayo de 1985.

Para ello, prepararon en el caserío de la familia del también etarra y ya condenado José Ángel Viguri tres cajas con 150 kilos de dinamita "goma 2" en total y permanecieron allí escondidos hasta el día previsto para el atentado.

Mientras tanto, Arzallus y Arruti robaron a punta de pistola un vehículo en Miralles (Vizcaya) y obligaron a su propietario a acompañarles hasta Llodio, viaje al que se unió también Kantauri e Iparragirre.

Una vez en la localidad vizcaína, dejaron el artefacto explosivo para que estallara activado por control remoto en el momento en el que saliera una patrulla de la Guardia Civil.

Para hacer el seguimiento de la patrulla de la Guardia Civil, el comando irrumpió, "pistola en mano", en una vivienda de las cercanías y retuvo a una familia entera -los padres y tres hijos-, además del propietario del vehículo robado anteriormente.

No se produjo la salida de la patrulla como habían previsto y al observar que un "Land Rover" de la Guardia Civil, con dos agentes en el interior, hacia maniobras a las puertas del cuartel -ya eran pasadas las 3.00 horas del día 2 de mayo- los terroristas activaron el mando a distancia "sin conseguir su objetivo".

Ninguno de los dos agentes resultó herido, aunque la explosión causó cuantiosos daños materiales en el cuartel y en vehículos colindantes.

Kantauri y el resto de los miembros del comando abandonaron el domicilio y en su huida olvidaron una pistola "Browning" del calibre 9 milímetros Parabellum.

En la prueba testifical comparecieron Arruti y Viguri que se acogieron a su derecho a no declarar al estar condenados por este atentado.