El Gordo de la Navidad

Las probabilidades son mínimas pero el sorteo más esperado y el mayor del mundo en su formato genera ilusión, expectativas y alegría, porque incluso sin ganar las imágenes de felicidad de los afortunados suscitan empatía, más que envidia o pesar. La lotería de Navidad es compartir con amigos, compañeros de trabajo, peña, bar...,  soñar con el destino del premio, imaginar una vida sin problemas económicos.El país entero, por unas horas, pone la mirada en el mismo bombo y en los niños de San Ildefonso. 

  Difícil, pero no imposible es que la fortuna nos sonría en la provincia.Precisamente este año se cumplen cincuenta, desde 1970, de la ocasión en la que el 19381 dejó más de 75 millones de pesetas en la capital y distintos pueblos, un número vendido en participaciones de 10 pts por muchos establecimientos de la ciudad, repartiendo un viajante de Almacenes Tajuña nada menos que 37,5 millones.Fue el número que compró la parroquia de Santa María, que se quedó con tan solo 375.000 pts. La suerte la distribuyó la administración de la calle Miguel Fluiters número 21 que adquirió la serie completa de aquel número. En 1934, cuenta Nueva Alcarria en su hemeroteca, también se repartieron millones de ‘El Gordo’ en el kiosco del ‘Chascalá’, en la plaza del Jardinillo, frente al Banco de España. Remontándonos más en el tiempo, esta vez de manos de nuestro colaborador, Antonio Yagüe, nos enteramos de que el ‘El Gordo’ llegó a Molina de Aragón en 1852 cuando reinaba en España Isabel II sin que las crónicas cifrasen ni la cuantía ni los beneficiarios. Claro  queda que siempre le toca alguien y que participamos en igualdad con los demás, solo rota por la inversión destinada por cada cual a un sorteo que al menos permite disfrutar del preámbulo de su celebración durante meses.  

  El día 23 publicaremos las listas con la edición adelantada de Nueva Alcarria y deseamos contar, aunque sea sin abrazos ni excesivas algarabías por el dichoso virus, que en Guadalajara ha caído ‘El Gordo’.