El recuerdo del 11-M

15/03/2025 - 13:06 Pedro Villaverde Embid

Cada año, por esta fecha, debemos recordar a esas casi 200 personas que perdieron la vida en la explosión de los trenes que se dirigían a Atocha, muchos de nuestra provincia o vinculados a ellas, usuarios de la línea de Cercanías. 

Nunca debemos dejar de recordar el atentado terrorista más cruento y doloroso de la historia de España y del continente europeo, aquellas explosiones en los trenes que viajaban hacia Atocha, que dejaron 193 personas muertas y más de dos mil heridas, en una línea muy frecuentada a diario por cientos de guadalajareños. La cercanía de la tragedia, el hecho de conocer a muchas de las víctimas o tener referencias de ellas, lo hizo especialmente cruel, marcando aquella fecha, el 11 de marzo de 2004, a fuego en nuestras memorias y corazones. 

  Es de justicia histórica rememorar aquella barbarie para condenar, una vez más, de manera firme, todo acto de terrorismo, provenga del grupo o banda que sea; reafirmar nuestro compromiso con los valores que consagra la Carta Magna y las democracias occidentales; mirar al cielo para decirles a todos aquellos cuya vida quedó sesgada de forma tan cruel e injusta que nunca les olvidaremos y mostrar nuestra solidaridad con los que hoy sufren secuelas por aquella barbarie. Como sociedad debemos tener siempre presente el 11-M en nuestra memoria colectiva con emoción, respeto, repulsa y celebrando actos públicos, como hacemos. Aquel día podríamos haber sido cualquiera de nosotros los que hubiésemos perdido la vida porque todos hemos sido, con mayor o menor frecuencia, usuarios de este servicio de Cercanías. 

    Inés Novellón Martínez, enfermera de 30 años de edad, novia de un buen amigo- divertida y estupenda amiga- con la que compartimos momentos de alegría en los años de la Universidad; Eduardo Sanz, compañero en el instituto Brianda de Mendoza, padre de dos hijos con los que residía en Azuqueca, y Sergio de las Heras, ingeniero, novio de una amiga, eran tres de las personas que fallecieron aquel día. Dicen que de nada sirve lamentarse pero también que nadie muere mientras es recordado y nosotros, siempre, y en particular cada 11 de marzo , los tenemos muy presentes.