El retablo de san Juan y santa Catalina de Sigüenza destaca en las nuevas salas góticas del Museo del Prado
El Museo del Prado ha reubicado las cinco tablas que conserva del retablo de san Juan y santa Catalina, originariamente pintadas para la capilla del mismo nombre de la catedral de Sigüenza, en una de sus nuevas salas de pintura gótica.
Esta nueva propuesta de exhibición de la pintura gótica en las salas 51 A y 51 B del edificio Villanueva recién abiertas al público, son el resultado de una intensa actividad de investigación y recuperación de esta colección presentada con la amenidad necesaria para despertar la curiosidad del mayor número de visitantes.
El luminoso azul que decora los muros de estas salas renovadas, pretende potenciar el fuerte cromatismo inherente a la mayoría de las pinturas góticas y reforzar la idea de que las obras no fueron concebidas sólo como objetos en sí mismos, sino también como sujetos dependientes de entornos dotados de una fuerte dimensión sensorial, como es el caso de las piezas que se muestran del retablo de san juan y santa Catalina.
Dos son los momentos que marcaron la historia de este retablo, emplazado originalmente en una de las capillas de la cabecera de la catedral de Sigüenza. El primero fue su ejecución por Juan de Sevilla en torno a 1410-12 para corresponder al encargo de algún relevante miembro de la casa de la Cerda. El segundo tuvo lugar tras el traspaso de la titularidad de la capilla a los Arce en 1487. A comienzos del siglo XVI, en un acto de reactualización estética y reapropiación del conjunto pictórico, Fernando Vázquez de Arce, obispo de Canarias, hermano de Martín Vázquez de Arce, el famoso Doncel de Sigüenza, ordenó a Juan Soreda la renovación de algunos rostros, en especial los santos titulares de la tabla central, así como la substitución de los escudos de los de la Cerda por los de los Arce-Sosa.
En las cinco tablas que se conservan en el Museo del Prado, además de la representación de San Juan y Santa Catalina, podemos admirar las siguientes escenas de la historia de estos dos santos: El baile de Salomé ante Herodes, La decapitación de san Juan Bautista, El martirio de santa Catalina y la decapitación de santa Catalina. El resto de las tablas se pueden seguir admirando en la actualidad en la Fortis seguntina, y concretamente en el muro sur de su crucero, junto a la entrada de la capilla de San Juan y santa Catalina, conocida también como la capilla del Doncel, donde estuvieron ubicadas originalmente.
Este retablo se va a poner en valor con motivo de la nueva edición de la exposición Atempora, que se inaugurará el próximo verano en la Catedral de Sigüenza, como parte de las actividades que se están celebrando en torno al IX Centenario de la Reconquista de Sigüenza, y como forma de impulsar la candidatura seguntina a Patrimonio Mundial.