El sacerdocio en tiempos de distanciamiento social

24/03/2020 - 09:23 D.Pizarro

Los párrocos de la provincia tratan de salvar la ausencia de contacto directo con otras medidas.

El teletrabajo se impone en nuestro país obligados por las circunstancias de una crisis sanitaria sin precedentes. Muchos son los que, lamentablemente, no tienen esa opción y han de seguir enfrentándose al transporte público, a caminar por las calles y, en ocasiones, a un contacto con el prójimo que puede significar un posible contagio. Por suerte, las nuevas tecnologías han hecho que lo que antes requería un cara a cara, ahora se pueda solucionar con una llamada de teléfono, una videoconferencia o un correo electrónico. En ese punto están, por ejemplo, los párrocos, que han visto cómo las misas a distancia ganan puntos. ¿Pero qué pasa con el consuelo que suelen dar a sus fieles? Rafael Benito García es el cura de Yunquera de Henares, y uno de los muchos que desde el Estado de Alarma decretado por el Gobierno el pasado sábado han tenido que cambiar sus rutinas. “A las 12.00 hacemos un toque de campanas para que todos, desde casa, nos unamos en oración y recemos el Ángelus”. 

Ese distanciamiento social del que tanto se habla estos días también se ha trasladado a la relación entre don Rafael, como le llaman muchos, y sus fieles. “No existe el contacto directo, eso es lo primero que dijeron las autoridades, pero la gente lo entiende”. ¿Y cómo transmiten esa necesidad de calma y confianza en que todo va a ir bien? Pues con todos los medios a su alcance. “Estamos animando a que los ciudadanos se pongan en la mano de Dios, que cuidemos nuestra salud y, de esta forma, la de los que tenemos alrededor”. Rafael, por desgracia, ya tiene un caso positivo en una familia amiga. “Aunque no puedo visitarles, tengo sus teléfonos y les llamo, intento darles confianza, apoyarles con la oración y ofrecerme por si necesitan algo”. Para el párroco yunquerano es “importante” acudir al apoyo espiritual.

Estos días, y los muchos que están por venir, tampoco realiza sus habituales visitas a vecinos enfermos o ancianos. Eso no quiere decir que no sepa de ellos. “Les llamo por teléfono para ver cómo están. Agradecen esa cercanía”.  

Lo que no ha dejado son las misas que oficia en la residencia de clausura de las hermanas Jerónimas. “Lo hacemos con todas las precauciones posibles para que no pase nada, cumpliendo distancias y demás requisitos”. Y no se olvida Rafael García de los que peor lo están pasando por el cierre de comercios, autónomos que han tenido que parar su actividad y trabajadores que han sido despedidos. “En Cáritas les daremos la ayuda urgente que necesiten. Tenemos un stock de alimentos como leche, legumbres, arroz o pasta. De momento no hay carne o pescado, eso no. Pero podemos atender a la población y colaborar para salir adelante durante estas semanas”.

Y así, con una labor que no se para en tiempos del coronavirus, Rafael ofició una misa el domingo –la última antes del decreto del obispo– sin el habitual toque de campanas, “para no hacer un efecto llamada”. Los vecinos estaban “bastante” informados de la situación y no acudieron tantos como suelen ir a misa. “Vinieron 10 personas y todos guardamos la distancia prudencial”. Lo que tampoco se celebrarán ya son ceremonias,  ni siquiera misas de difuntos. Tampoco se lleva el cuerpo a la iglesia. “Realizamos todo el rito en el cementerio y se conduce a la sepultura. La misa la dejaremos para más adelante, cuando todo esto pase”. Y pasará. 

 

Misas en ‘streaming’ desde el salón parroquial de Fontanar

El pasado domingo, el obispo Atilano Rodriguez decretó la suspensión de la celebración pública de la misa en todos los templos de la Diócesis. Pedía así a los sacerdotes celebrarla en privado para orar por los fallecidos y los enfermos y por la pronta superación de esta crisis sanitaria. También recomendó la oración en familia siguiendo las celebraciones por los medios de comunicación. Pues bien, al margen de las opciones de misas que ofrecen cadenas de televisión como La 2 o Trece TV, hay párrocos que han decidido mantener el contacto directo con sus fieles a través de las redes sociales. Un ejemplo es el cura de Fontanar, Santiago Moranchel, quien está oficiando misas en streaming en su cuenta de Facebook. Desde el pasado domingo, todos los días se conecta a las 18.00 horas desde el salón parroquial. Lo hace pese a que hasta hace unos días no disponía de cuenta en esta red social. “No tenía ni idea, y no creo que la tenga aún. Pero pensé cómo podía llegar a la gente en estos tiempos recios y duros”. Moranchel tiene claro que quiere llevar a los vecinos “el consuelo de Jesús de Nazaret”. Y se puso manos a la obra con ayuda de los catequistas y de su sobrina Paula Delgado, “una especialista en redes”. Porque, asegura, hay que dar consuelo a los que lo necesitan. “Muchos vecinos han seguido las misas, incluso una persona desde Argentina. Esto es incontrolable”. Y por supuesto, si alguien necesita conversar directamente con él, Moranchel está abierto a ello. “En mí encontrarán toda la atención y disponibilidad del mundo”. Todo ello para transmitir confianza, “que es lo contrario al miedo”, ya sea a los creyentes o no creyentes. “Gracias a todos los que están trabajando y lo están dando todo, hasta su propia vida”, concluye.