Elvira, primera mujer Policía Nacional de Guadalajara: "Al comienzo de mi carrera presencié un atentado"
Elvira Ruiz Elvira, nacida en Aranda de Duero (Burgos) el 2 de diciembre de 1961, es madre de dos hijos, Ángela y Raúl. Ella ha pasado gran parte de su vida en la Jefatura Provincial del Cuerpo Nacional de Policía. Si por algo destaca este agente es por su valía, vocación y entrega a un instituto armado del que, presume, fue la primera mujer de Guadalajara en incorporarse. “Me hice policía porque en su momento ví un reportaje sobre la primera promoción de mujeres”, recuerda. “Me resultó muy interesante, se lo comenté a mi familia y me apoyaron en todo; me fui a Valladolid, donde permanecí durante seis meses para prepararme las pruebas de ingreso en la Academia de Ávila”, comenta.
Fue una preparación dura que implicaba mucho sacrificio por tener que estudiar muchas horas todos los días. Recuerda esta etapa de su vida con gran cariño, “ya que era muy joven, salía de casa por vez primera”. Sin embargo, esta situación, lejos de ser una contrariedad, favoreció que Elvira hiciera muchas amistades de compañeros que aún hoy en día mantiene.
Cuando consiguió aprobar la oposición y dejar atrás el periodo de formación teórico-práctica, el trabajo que empezó a desarrollar ya como policía fue duro al principio. “Sentía constantemente que debía demostrar mi valía y que era una más”, destaca. Sin embargo considera que no sintió paternalismo, “pero sí más bien sobreprotección por ser la primera mujer policía nacional en llegar a la Comisaría Provincial de Guadalajara”. En ese ámbito de trabajo Elvira era la pionera y la novedad. Aun así quiso ser tratada como una persona más, “me sentí arropada desde el principio en la comisaría donde tuve a ocasión de compartir el trabajo con muy buenos compañeros”, alaba.
En 1993 llegó a Guadalajara, después de pasar por el País Vasco, donde estuvo casi seis años en San Sebastián. Allí, antes de incorporarse a la provincia, al comienzo de su carrera, experimentó de primera mano un atentado. “Me resultó bastante duro, pero no me quedó más remedio que olvidarlo y dedicarme a mi vida policial que ha sido muy satisfactoria, aunque, como es evidente, fue una dramática experiencia que siempre formará parte de mi conciencia y forma de ver la vida”, asegura.
Aquí, en la capital, ha estado hasta su jubilación, hace dos años, después de haber estado casi una década en seguridad del Grupo Especial de Operaciones del Cuerpo Nacional de Policía (GEO). Su amplia trayectoria la hizo tocar muchos cabos de la labor cotidiana del cuerpo armado policial. Estuvo en Seguridad Ciudadana y en la Brigada de Extranjería y Documentación de Guadalajara, que centró gran parte de su labor profesional.”También desempeñé labores de Policía Judicial y durante una temporada hice escoltas en Madrid”, matiza.
Elvira no se encontró con ningún obstáculo a su llegada a la Comisaría de Guadalajara, recuerda, ya que eran necesarias las mujeres para determinadas tareas como los cacheos a mujeres detenidas, pues no había nadie que pudiera hacerlos. Sus primeros pasos en la calle constituyeron una sorpresa para los vecinos, de quienes tuvo muy buena aceptación. “De hecho, las prácticas las había realizado prestando servicio en la patrulla peatonal junto con otra compañera, y recibíamos a menudo las felicitaciones y el ánimo de la gente, ya que nosotras mismas representábamos la parte femenina de la ciudadanía”, comenta.
A las mujeres que desean ser policías nacionales les traslada su deseo de que cumplan sus sueños, que trabajen por ello, que mantengan la visión siempre hacia adelante y que sean ellas mismas.“Desde siempre he animado a que se presenten a la oposición a personas de mi alrededor o gente conocida, que finalmente son en la actualidad policías nacionales,sin embargo, sus hijos han optado por no seguir sus pasos”, indica.
Considera que el futuro de la mujer en la Policía Nacional es cada vez mejor ya que progresivamente se observa mayor presencia femenina. “Se ha avanzado poco a poco y cada vez habrá más mujeres, solo es necesario que se deje a las mujeres trabajar facilitando que sean una más”. Ha observado muchos cambios en la sociedad: “Antes se tenía que demostrar que una mujer valía para la profesión mientras que ahora hay más igualdad”, concluye.