Entrañable abrazo de Sigüenza a su catedral
Cerca de 1.500 personas le dieron ayer un abrazo fraterno al que es el emblema de la ciudad, y también de la provincia de Guadalajara, la Catedral de Sigüenza, en el año en el que se cumple el 850 Aniversario de su consagración.
La catedral desprende una energía, una belleza cambiante que a nadie deja indiferente. Todos los seguntinos la llevan en el corazón. Y los visitantes, cuando la ven, ya nunca la olvidan. La luz tan especial que la ilumina -muchas veces es imposible distinguir si le llega de fuera o emana de su interior- los cambios de color repentinos que reflejan sus piedras viejas, las sombras caprichosas de sus cornisas, el sonido de sus campanas, sus gárgolas, como refugio de las cigüeñas en las tardes de tormenta de septiembre, o sus tejas como cobijo de las aves… Estas y muchas otras razones, una por seguntino, una por visitante, han puesto de acuerdo a la ciudad en un abrazo fraterno a su emblema.
Y ayer, y en general a lo largo del fin de semana, la ciudad ha convocado un evento, 'Sigüenza Abraza Su Catedral' para poner de relieve este sentimiento, que se intuía, que todos llevan dentro, y que ayer palpó, de forma colectiva, emocionando a muchos de los que vivieron el momento. El atrio de la catedral, bello espacio empedrado, escenario de las citas de los novios, de los juegos de los niños, de representaciones teatrales, de la magia de la Semana Santa, cuando la lluvia refleja las fajas rojas de los 'armaos', se convertía en el escenario principal de la jornada. Por él, fueron desfilando las agrupaciones musicales de la ciudad.
En primer lugar, La Rondalla Seguntina. Seguro que si Pepe Cerezo hubiera estado ahí, le habría dedicado unas coplas a este día tan bonito. Antes, el obispo de la diócesis, Atilano Rodríguez, había saludado la jornada, y los niños habían jugado en el interior y exterior de la catedral en una yincana conducida por los integrantes de la Asociación Abriendo Camino. En la Plaza Mayor, perfecto complemento, estético y emocional, de la catedral, y viceversa, se instalaba el mercado artesano. Permaneció abierto a lo largo del día.
A las cinco y cuarto, doblaban las campanas. Por la tarde, en el escenario del atrio, la compañía Entropía Teatro había preparado cuatro selecciones de momentos históricos de la Catedral, corroborados en su precisión histórica por la cronista oficial de la ciudad, Pilar Martinez Taboada. Para hacerlo, los actores invitaron a los niños a participar, constatando “lo bien informados que están sobre la cultura de su ciudad”, comentaba la actriz Alba Celma.
Al término de la función, con un sol que hacía que la temperatura se elevase por encima de los 25 grados, comenzaban los preparativos del gran abrazo de Sigüenza a su catedral. Después de que el obispo bendijera las pulseras que luego se iban a poner todos los participantes en el abrazo, rojas y azules, como los colores del escudo de Sigüenza, y que Jesús de las Heras leyera un poema de Francisco Vaquerizo, dedicado especialmente a la ocasión, los miembros del taller de Empleo 'El Doncel de Sigüenza', con la especialidad “Diseño, Gestión, Organización y producción de eventos turísticos y culturales”, fueron entregando esas pulseras en las dos salidas del atrio para que se iniciara el gran abrazo. Poco a poco, las manos se unían, como también lo hacía el sentimiento de los presentes, para abrazar la catedral. La multitud se fue extendiendo por la calle Medina, hasta llegar a San Roque, y también por el Paseo del Obispo Don Bernardo, el Paseo de los Arcos y el camino de Vadillo.
Mientras se extendía el abrazo, los alumnos de la Escuela de Dulzaina de la Diputación de Guadalajara en Sigüenza, dirigidos por Antonio Trijueque, y la Banda de Cornetas y Tambores de la Cofradía de la Vera Cruz y Santo Sepulcro, capitaneada por Gonzalo Vellaz, acompañaban musicalmente el momento. Cada agrupación en una dirección.
En total se repartieron más de 1.000 pulseras, todas las preparadas, llegándose a la cifra aproximada de 1.500 personas en el entorno de la Catedral. Después del abrazo, la ciudad se volvía a reunir en el atrio, en esta ocasión para escuchar un concierto de la Banda de Música de la ciudad, dirigida de nuevo por Elisa Gómez. Muchos músicos de otras bandas de la provincia quisieron acompañar a los seguntinos en esta ocasión tan especial. Inspirados por la presencia imponente de las piedras de la Fortis, ofrecieron un concierto excepcional.
El programa del evento 'Sigüenza abraza su catedral' comenzaba el viernes por la tarde tenía lugar la inauguración de una exposición fotográfica en la que han participado tres artistas seguntinos: Javier Munilla, naturalista y fotógrafo; Juan Antonio Olmeda, reportero gráfico de Televisión Castilla-La Mancha, y Antonio López Negredo, el fotógrafo volador de la ciudad del Doncel. Además, acompañando la exposición de treinta magníficas imágenes que lleva por título 'La catedral bien vale una foto', también se mostraron alfombras que realizan la Asociación de Amas de Casa y el Centro Católico de Cultura Popular para conservar la técnica de tejer alfombras hechas a mano tradicional en la ciudad. Presentó el acto Beatriz Guiral, profesora de Taller de Empleo, cuya actividad principal ha sido organizar el evento. José Manuel Latre calificó la catedral como “nuestra joya”, agradeció la generosidad de los tres artistas y alabó, además, la calidad de su trabajo y su talento. Por último, Latre destacó el legado patrimonial de la ciudad. “Debemos vender Sigüenza y creérnoslo, porque nuestro patrimonio, lo merece”.
El deán de la catedral, Jesus de las Heras, recordó que acogió con entusiasmo la idea del Ayuntamiento de abrazar la catedral en cuanto se la propusieron concejal de turismo, Oscar Hernando, y el alcalde. “La sociedad actual discurre por estos cauces de participación ciudadana”, afirmó. La iniciativa es una buena muestra de la colaboración entre las instituciones, con el fin de “poner en valor algo que nos une, algo tan grandioso como la Catedral”. Sobre la exposición, recordó que Sigüenza tiene magníficos fotógrafos que saben mirar las cosas, con una sensibilidad especial, traducirla en imágenes “que no se guardan, sino que las dan las comparten con todos. (..) Hay siete bellas artes, y la octava es la fotografía. Vamos a degustar y transmitir mejor Sigüenza gracias a vosotros”.
Javier Munilla, naturalista y fotógrafo, afirmó que si fuéramos a Ordesa, la catedral sería, a Sigüenza, como el Aneto a ese parque. “Desde cualquier lugar que mires, se ve. Tiene una energía especial, que te comunica. Serán los siglos, la gente que ha trabajado en ella, lo que sufrieron, lo que vivieron. Es, como los árboles milenarios, a cuyo alrededor crece el bosque”, dijo.
Juan Antonio Olmeda, por su parte, afirmó que la catedral es un referente, y que para él fue todo un desafío fotografiarla de noche, en los tiempos en los que aún se usaba el negativo, y el revelado añadía un extra de dificultad. “Es un símbolo de Siguenza, sin desmerecer otros monumentos”.
Antonio López Negredo, el fotógrafo volador, dijo que “la ciudad de Siguenza, los seguntinos han vivido en torno a la catedral, cuando no podíamos ir al colegio de San José, hace sesenta años, por las nevadas, a las doce, íbamos a jugar al patio de la Catedral. Es magnífica. Es impresionante verla desde arriba. Rodeémosla y vivamos cerca de ella”. Y mientras terminaba de decirlo, como agradeciendo el gesto de los artistas, el reloj de la 'Fortis Seguntina', dio las ocho de la tarde.
Oscar Hernando, concejal de Turismo, haciendo balance de la iniciativa felicitaba a todos los seguntinos y a quienes nos han acompañado, “por haber participado en un acontecimiento único. Le hemos devuelto a la catedral lo que se merece. Es sin duda la joya espiritual y la joya cultural y artística de Siguenza y de nuestra provincia, generando un sentimiento íntimo, particular, y otro colectivo. Estamos orgullosos de lo que hemos hecho y de lo que representa nuestra catedral”.