
Finanzas Vaticanas
Los cristianos (los de bautismo, los de domingo y los de toda la semana) se encuentran de luto por el fallecimiento de Francisco I. El jesuita se ha reencontrado con el creador a la edad de 88 años tras una incipiente enfermedad respiratoria que ha dejado huérfanos a una pléyade de católicos que buscaban una renovación, al menos de imagen y de gestos, en la Iglesia. Mi cosmovisión y epistemología me invitan a ser crítico con cualquier explicación ajena a la gnosis, pero eso de haber pasado 13 años de mi vida entre las aulas de Francesas, Maristas y Salesianos, no quita que sienta un profundo respeto por la figura de Jorge Bergoglio, sus actos, su figura y su legado.
El primer Papa sudamericano o el primer Papá del hemisferio sur desde el año 741 (Gregorio III nació en Siria) ha dejado una ristra de gestos para la galería más allá de su sentido del humor, como por ejemplo cuando en 2019 besó, como signo de humildad, los pies de los gobernantes de Sudán del Sur (Salva Kiir y Rieck Machar) pidiendo la paz entre hermanos tras muchos lustros de guerra civil fratricida. Al final, el sentido de la vida, independientemente de la visión cristiana (ecumenismo) o los distintos credos (diálogo interreligioso) va sobre tratar de hacer la vida más sencilla al lado sin dejar de vivir la propia. Parafraseando a Sabina: “Porque es de cajón que algo tiene que haber. Llámalo equis. Me parece bien. Llámalo energía. Mejor todavía”. Al final, y como siempre me repite el clero, dejad a Dios y a su siervos para las cosas de Dios y dejad al hombre para las cosas del hombre. Corintios 2 1:11. Está todo inventado.
No hay que olvidar que el Obispo de Roma, aparte de ser la cabeza visible de una fe con más de 2.400.000.000 almas repartidas por todo el planeta (el 31%), es el jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano, el país más pequeño del mundo (solo la Basílica y la Plaza de San Pedro ocupan el 20% de todo el territorio estatal) tras los acuerdos de Letran de 1929 celebrados entre la Santa Sede y el Reino de Italia, que en 1870 había conquistado los Estados Pontificios. Más allá de la organización política (teocracia organizada como monarquía electiva) y el valor inmenso del patrimonio de la Iglesia (en mayúscula) acumulado a lo largo del tiempo, detrás de la imagen de la Capilla Sixtina o el Baldaquino de Bernini, hay una organización estructurada a lo largo de todo el globo que da servicio, no solo a los cristianos sino también a cualquier persona necesitada.
No se olviden que pueden ser críticos con la institución, pero si ponen la equis de la casilla de la renta para la Iglesia, no va al cáliz de la parroquia del pueblo, sino también a Cáritas, que da de comer al hambriento y no pregunta por su credo. La necesidad, por desgracia, no entiende de confesiones. Actualmente, según el Anuario Pontificio 2023 y el Annuarium Statisticum Ecclesiae de 2021 (los últimos publicados) hay 3.030 circunscripciones eclesiásticas en el mundo, siendo el número de clérigos “censado” de 462.388 con 5.340 obispos, 407.872 sacerdotes y 49.176 diáconos permanentes. Si lo llevamos a cifras del mercado de trabajo, sería una de las 10 mayores empresas del mundo en términos de fuerza obrera.
Y todo ello, lo gestiona el Instituto para las Obras de Religión (IOR) o conocido popularmente como la Banca Vaticana, con unos activos de más de 2 billones de euros solo en patrimonio inmobiliario y una gestión de fondos de más de 7.000 millones de euros. Y aunque toda la vida se ha contado el dinero, no fue hasta 2013, con la entrada de Papa argentino, cuando se publicaron las cifras oficiales por primera vez de esta institución, que se ha visto salpicada de escándalos (lavado de dinero, etc..) en un momento histórico donde la transparencia debe ser más inmaculada que la sotana del finado. Bergoglio tuvo grandes éxitos pero este ha sido su gran lunar.
Las apuestas dicen que el siguiente será filipino, negro o italiano, pero cualquiera de ellos está ante el mayor reto del cristianismo de los últimos siglos, sobre todo en una Europa que está siendo invadida por el Islam gracias a la emigración. Francisco murió currando hasta el último día de la Semana Santa, pero el siguiente tiene jaleo por delante. Fumata gris hasta el próximo Habemus Papam. Descanse en Paz Jorge Mario.